Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión
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Dominio publico |
Santos
Jacinta y Francisco Marto, quienes junto a su prima Lucía, vieron a la Virgen
en varias ocasiones entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917 en Cova
de Iría, cerca de Ajustrel y de Fátima, en Portugal.
Fecha de beatificación 13
de mayo de 2000 por el papa Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 13 de mayo de 2017 por el Papa Francisco
·
Francisco nació el día 11 de junio, de 1908.
·
Jacinta nació el día 11 de marzo, de 1910.
Desde muy temprana edad,
Jacinta y Francisco aprendieron a cuidarse de las malas relaciones, y por tanto
preferían la compañía de Lucía, prima de ellos, quien les hablaba de
Jesucristo. Los tres pasaban el día juntos, cuidando de las ovejas, rezando y
jugando.
Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, a Jacinta, Francisco y Lucía, les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría.
Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, a Jacinta, Francisco y Lucía, les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría.
A partir de esta
experiencia sobrenatural, los tres se vieron cada vez más inflamados por el amor
de Dios y de las almas, que llegaron a tener una sola aspiración: rezar y
sufrir de acuerdo con la petición de la Virgen María.
Si fue extraordinaria la
medida de la benevolencia divina para con ellos, extraordinario fue también la
manera como ellos quisieron corresponder a la gracia divina.
Los niños no se limitaron únicamente a ser mensajeros del anuncio de la penitencia y de la oración, sino que dedicaron todas sus fuerzas para ser de sus vidas un anuncio, mas con sus obras que con sus palabras. Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión.
Los niños no se limitaron únicamente a ser mensajeros del anuncio de la penitencia y de la oración, sino que dedicaron todas sus fuerzas para ser de sus vidas un anuncio, mas con sus obras que con sus palabras. Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión.
Durante aquel momento tan
angustioso en que fue amenazado de muerte por las autoridades de gobierno si no
declaraban falsas las apariciones, Francisco se mantuvo firme por no traicionar
a la Virgen, infundiendo este valor a su prima y a su hermana. Cuantas veces
les amenazaban con la muerte ellos respondían: "Si nos matan no importa;
vamos al cielo."
Por su parte, cuando a
Jacinta se la llevaban supuestamente para matarla, con espíritu de mártir, les
indicó a sus compañeros, "No se preocupen, no les diré nada; prefiero
morir antes que eso."
Fuente: Catholic.net