Servir
es amar
Hola,
buenos días, hoy sor Amada nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Uno
de los oficios del monasterio es la ropería. En ella se guarda nuestra ropa en
armarios individuales, también la ropa de invierno para las camas (mantas,
edredones...), y los hábitos limpios. Para cuidarlo todo suele haber una o dos
monjas que se encargan de todo lo referente a la ropa, o sea, la colada de la
semana, doblarla cuando está seca, planchar los hábitos cuando los hemos lavado,
etc.
Servir
es amar. Sí, porque para servir de corazón es necesario poner en acción todos
nuestros dones humanos y espirituales, y dejar que el amor lo envuelva todo.
Y
aquí está Cristo, Él ha venido a servir y, para que nos sea fácil, se pone a nuestro
lado, se arrodilla ante nosotros como hizo con sus apóstoles para lavarles los
pies.
Qué
sorprendidos se quedaron al ver a su Maestro arrodillado ante ellos como un
siervo, “¡pues haced vosotros lo mismo!”. Sí, Jesús, hoy me lo dices también a
mí: haz lo mismo con ese compañero de trabajo que ves pobre y necesitado; haz
tú lo mismo con esa persona que pasa junto a ti cuando vas por la calle y la
ves desorientada, sé amable con ella, una palabra de amor puede transformar una
tristeza en gozo; haz tú lo mismo que Cristo en tu casa, con esos pequeños
servicios que ni siquiera se notan, pero que hacen que la vida de familia sea
más amable y todos se sientan a gusto.
Cristo
está a tu lado, Él vive en ti, te acompaña en todo lo que haces, te enseña cómo
servir por amor y a ti te hace feliz.
Hoy
el reto del amor es que hagas tres pequeños servicios, en casa, en la calle, en
el trabajo... pero no los hagas solo: deja la primacía a Cristo, Él el primero,
tú le sigues.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma