Manos
manchadas pero felices
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días nos tocó descargar un camión de mudanzas lleno de cosas que un buen
amigo nos había regalado. Con la ilusión de todo lo que llegaba, no nos dimos
cuenta de cómo nos estábamos poniendo... Al acabar, todas nos miramos las
manos: las teníamos manchadas de negro, pero, la verdad, no nos importaba;
primero, porque estábamos felices de ayudar, y segundo, porque todas teníamos
en común las manos manchadas. Nos pusimos a reír.
Cuando
me subí al Noviciado, mientras me lavaba las manos, me daba cuenta de que es
imposible cuidar, servir, amar... y no mancharte. El servicio supone mancharte,
pero lo que te llevas es una alegría en el corazón.
Jesús
siempre se mancha las manos con nosotros. No nos salva superficialmente, da su
vida por ti, para que tú tengas vida. Se entrega totalmente para que, en esa
entrega, descubras tu entrega por los demás, porque solo cuando te dejes servir
por Jesús, podrás servir a los demás; solo cuando dejes que Jesús se manche por
ti, entenderás en el corazón que el mancharte por el hermano te devolverá la
vida.
Hoy
el reto del amor es hacer un servicio en el que sabes que te vas a manchar las
manos. Y, cuando acabes, da gracias al Señor por haber podido amar con Su amor.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma