"La medicina contra la dureza del corazón es la
memoria"
El Papa Francisco celebra la misa en la casa Santa Marta |
Francisco en la misa matutina en la Casa Santa Marta
nos invita a no olvidar la gracia de la salvación que vuelve al corazón sincero
y capaz de misericordia.
No tenían pan suficiente los discípulos que subieron a
la barca con Jesús y en ellos surgió la preocupación por la gestión de algo
material: "Ellos discutían entre sí, - dice hoy el Evangelio de
Marcos (Mc 8,14-21) - porque no habían traído pan". Jesús se dio cuenta y
les dijo: “¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no
comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no
ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras
recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?”
Donde falta la
compasión hay idolatría e ideología
El Papa Francisco se inspira en esta escena del
Evangelio para hacer comprender la diferencia que hay entre un "corazón
endurecido" como el de los discípulos y un "corazón compasivo"
como el del Señor, que expresa su voluntad:
Y la voluntad del Señor es la compasión: "Quiero
misericordia y no sacrificio". Y un corazón sin compasión es un corazón
idólatra, es un corazón autosuficiente, que va adelante sostenido por su propio
egoísmo, que se vuelve fuerte sólo con ideologías. Pensemos en los cuatro
grupos ideológicos de la época de Jesús: los fariseos, los saduceos, los
esenios, los zelotes. Cuatro grupos que habían endurecido el corazón para
llevar adelante un proyecto que no era el de Dios; no había lugar para el
proyecto de Dios, no había lugar para la compasión.
Jesús es la
bofetada a toda dureza de corazón
Pero hay una "medicina" contra la dureza del
corazón y es la memoria. Por eso en el Evangelio de hoy y en tantos pasajes de
la Biblia que el Papa recorre, la llamada al poder salvífico de la memoria
vuelve como una especie de "estribillo", una "gracia" que
hay que pedir - dice Francisco - porque "mantiene el corazón abierto y
fiel".
Cuando el corazón se endurece, cuando el corazón se
endurece, se olvida... Se olvida la gracia de la salvación, se olvida la
gratuidad. El corazón duro lleva a las peleas, lleva a las guerras, lleva al
egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no hay compasión. Y el mensaje
de salvación más grande es que Dios ha tenido compasión de nosotros. Esa frase
del Evangelio, cuando Jesús ve a una persona, una situación dolorosa:
"tuvo compasión de ellos". Jesús es la compasión del Padre; Jesús es
la bofetada de toda dureza de corazón.
Tener un
corazón abierto
Pedir pues la gracia de tener un corazón "no
ideologizado" y por lo tanto endurecido, sino "abierto y
compasivo" ante lo que sucede en el mundo - porque - recuerda el Papa -
por esto seremos juzgados el Día del Juicio, no por nuestras "ideas"
o nuestras "ideologías". "Porque tuve hambre, y ustedes me
dieron de comer; preso, y me vinieron a ver, estuve afligido y me consolaron”,
está escrito en el Evangelio y "esto -observa Francisco- es compasión, es
la no-dureza de corazón". Y la humildad, la memoria de nuestras raíces y
de nuestra salvación, nos ayudará a mantenerlo así. De aquí la última oración
del Papa:
Cada uno de nosotros tiene algo endurecido en el
corazón. Hagamos memoria y que sea el Señor quien nos dé un corazón recto y
sincero como hemos pedido en la oración colecta, donde habita el Señor. En los
corazones duros no puede entrar el Señor; en los corazones ideológicos no puede
entrar el Señor. El Señor sólo entra en los corazones que son como su corazón:
los corazones compasivos, los corazones que tienen compasión, los corazones
abiertos. Que el Señor nos conceda esta gracia.
Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano
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