HOY EL RETO DEL AMOR ES DETECTAR TU CASCARÓN Y DEJAR QUE CRISTO LO PUEDA ABRIR

Pura apariencia

Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Nunca había visto unas avellanas tan grandes... y es que, hace unos días, nos pusieron un plato de ellas a cada una.

Así que me puse a pelarlas y, para mi sorpresa, al romper la cáscara, salía un fruto chiquitito, chiquitito... o yo al menos esperaba encontrarme un “avellanón”, acorde al tamaño de la cáscara, y, claro, cualquier cosa me parecía muy pequeña. ¡Son pura apariencia estas avellanas!

Me hizo gracia la cosa, porque, en cierto sentido, he podido experimentar lo mismo en mi vida: cómo vivía en un cascarón, con apariencia de dura, fuerte y grande... y, sin embargo, el Señor me ha ido regalando poco a poco descubrir que el secreto para tener vida está en romper esa cáscara y dejar salir el fruto que realmente soy.

Sí, es cierto que, al romper la cáscara de las apariencias, uno descubre que es pequeño, y corre el riesgo de mostrarse frágil ante los demás; sin embargo, es un riesgo que merece la pena correr, porque, experimentar el Amor de Cristo en la pequeñez que nosotros mismos no logramos amar, es lo que te abre a la verdadera Vida, a la auténtica Felicidad.

Seguir encerrado en el cascarón supone perder vida, quedarse en la tristeza de vivir para uno mismo, sin ver a nadie a tu alrededor. En cambio, optar por romper la cáscara supone confiar en Él, sí, pero entonces la Vida se convierte en Alegría. Es igual que un ave: al nacer tiene que romper el cascarón para vivir, y su vida comienza cuando sale de él; pues nuestra Vida también comienza cuando dejamos que Cristo nos libere de nuestro cascarón.

Hoy el reto del amor es detectar tu cascarón y dejar que Cristo lo pueda abrir. Eso que siempre estás intentando ser y no alcanzas, aquello que siempre procuras cambiar de ti mismo y fracasas, esa dureza que te impide apostar por el amor... Son tantas las razones que nos llevan a escondernos... Hoy deja que sea Cristo el que te devuelva tu dignidad, que te descubra de nuevo que eres amado, así, como Dios te ha creado, y, con el escudo de Su Amor, no hay razón para vivir encerrado: ¡apuesta por el Amor!

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma