El acompañante
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
¡¡Feliz día de santo Tomás de Aquino, el gran
dominico, Doctor de la Iglesia!!
Hace unos meses, leímos un libro sobre su vida. Hubo una
historia que me llamó mucho la atención.
Al parecer, el convento de santo Tomás estaba muy bien
situado, en la ciudad, comunicado por vías y caminos... así que era muy
frecuente que hubiese frailes que estaban “de paso”: paraban a descansar unos
días, y continuaban su camino.
En uno de esos grupos de dominicos, había un novicio,
delgadito, nervioso... que, antes de continuar el viaje, debía realizar unas
gestiones en la ciudad (asuntos de familia, parece ser).
El muchacho no tenía paciencia para esperar a la
mañana siguiente, así que fue a hablar con el prior. Evidentemente, no era
momento, no había ningún fraile disponible para acompañarle... pero, como el
novicio no daba su brazo a torcer, finalmente el prior se desesperó y le dijo:
-¡Está bien, vete! Y, al primer fraile con quien te
encuentres, le dices que el prior le ordena que te acompañe.
El novicio salió resueltamente al claustro... y se dio
de bruces con santo Tomás, que había salido a tomar aire en medio de sus
estudios.
Y Tomás, obediente, se fue con el joven a trotar por
la ciudad... y digo “trotar” porque el muchacho iba a paso ligero, mientras que
el corpulento Tomás estaba al borde de la asfixia.
El novicio se quejaba, le metía prisa... y Tomás
callaba, sin responder nada, hasta que, finalmente, una mujer les vio, y empezó
a gritar escandalizada que cómo se atrevía a tratar así “al Maestro Tomás”,
famoso ya en toda la Orden...
Imagina la cara del novicio, que pensaba que estaba
siendo acompañado por el portero o poco más...
Tomás no le dijo nada, simplemente le animó a
continuar, pues era evidente que aquella gestión era muy urgente...
¡¡Y cuántas veces las prisas nos pueden jugar malas
pasadas!! Queremos ser eficaces, así que no nos entretenemos con nada ni con
nadie... pero es posible que entonces no nos demos cuenta de la oportunidad que
tenemos a nuestro lado.
Jesús nos invita a no tener miedo a “perder tiempo por
amor”: “Al que te pida que le acompañes una milla, acompáñale dos”. No quieras
ir a toda prisa, ¡descubre los regalos que tienes a tu alrededor!
Tal vez puede sucedernos como a los de Emaús, que
caminaban junto a Cristo resucitado... y no se dieron cuenta.
Hoy el reto del amor es dedicar unos minutos a la
persona que tienes a tu lado: tu compañera, tu pareja, tu hijo... Aprovecha este
día para conocerle un poco más, para interesarte por lo que lleva en su
corazón. ¡Descubre los regalos que Cristo ha puesto junto a ti! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma