Hoy comenzamos el 2020 y
este cambio de año es una buena oportunidad para hacerse nuevos propósitos o
resoluciones
Mons.
José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), es uno de los que
sugieren realizar esta práctica.
“Hacer
resoluciones de Año Nuevo es un hábito profundamente cristiano. Refleja un
hermoso deseo de crecer en amistad con Jesucristo y refleja nuestra conciencia
de que no somos todavía el pueblo que Dios quiere que seamos”, indicó en una de
sus columnas publicadas en ACI Prensa.
Por
ello, presentamos las tres resoluciones sugeridas por Mons. Gómez para el año
nuevo:
1.- Colocar a Jesús en el
centro de nuestras vidas
El
Prelado indicó que la mejor forma de acercarse a Jesús es leyendo el Evangelio
diariamente. Cada día durante unos minutos lea un pasaje, puede ser de la
lectura diaria de la Misa.
Después
“pídanle a Jesús que abra su Palabra para ustedes. No se pregunten lo que el
pasaje del Evangelio dice “en general”, o lo que podría significar para otras
personas. Pregúntenle personalmente a Jesús: “Señor, ¿qué me estás diciendo a
mí? ¿Qué quieres que yo haga? “¿Qué debo cambiar en mi vida si quiero seguirte
más de cerca?”.
Mons.
Gómez sugiere aplicar lo que el pasaje dijo a cada uno durante el día. “De este
modo, empezamos a ver nuestras vidas como él las ve desde su perspectiva”.
2.- Mejorar la vida de los
demás
La
segunda resolución es tener la disposición y la intención diario para servir,
“de mejorar la vida de alguien”. El Arzobispo de Los Ángeles indicó que el amor
“empieza con aquellos que nos exigen más cosas, con los que representan un reto
para nuestro egoísmo”. Con aquellos que están más cerca.
Por
ello, sugiere tener más paciencia, ser más comprensivos, no juzgar
inmediatamente sino dar el beneficio de la duda; aceptar a las personas tal
cómo son. También dejar de criticar y hacer que las conversaciones sean
positivas.
“Hemos
de tratarnos unos a otros con ternura y amor. Algunas veces podemos cambiar
todo el curso del día de las personas tan solo sonriéndoles, tan solo con
escuchar lo que ellas tienen qué decir”, manifestó.
3.- Perdonar a los demás
como Dios nos perdona a nosotros
Este
propósito consiste en pensar en silencio en alguna persona con la que uno esté
enfadado o que no nos agrade.
“En
silencio, pensemos… en alguna persona con la que estemos molestos, con los que
estemos enojados, en alguien que no nos guste. Pensemos en esa persona y…
oremos por esta persona y volvámonos misericordiosos con esta persona”.
“No
perdonamos lo suficiente. Esto daña a nuestras familias. Esto perjudica
nuestras relaciones. La gente nos va a hacer daño y nos va a ofender todos los
días. Pero permanecer enojados o resentidos no cura nada. Sólo hace que las
cosas nos lastimen por más tiempo”, indicó el Arzobispo de Los Ángeles.
Fuente:
ACI Prensa