¿TIENES SITIO EN TU MESA DE NAVIDAD PARA UN INVITADO ESPECIAL?

Invita a alguien que esté solo y vive con más intensidad el espíritu de la Navidad

By Yuganov Konstantin | SHUTTERSTOCK
La Navidad es una época del año que trae consigo la oportunidad de pasar un tiempo valioso, necesario y de calidad con las personas que amamos. Un motivo de alegría para unirse alrededor de una mesa y celebrar.

Sin embargo, esto puede ser algo que muchas personas estén echando en falta estas fiestas. La pérdida de seres queridos o circunstancias de la vida que las llevan a distanciarse de familiares y amigos, les hacen ver claramente que están más solos que años anteriores.

Hoy en día hay organizaciones, parroquias, residencias de ancianos y centros que abren sus puertas el día de Navidad para invitar con una comida caliente a aquellos que de otra manera estarían solos, pero cuando somos nosotros los que abrimos las puertas del propio hogar toda la familia se involucra en una experiencia de amor.

Es importante acordarse de aquellos que no son tan afortunados y poder ofrecerles el regalo de compartir. Puede ser alguien cercano que tenga su familia lejos o un vecino anciano que no recibe visitas. Es probable que las personas que están solas no pidan ayuda, por lo que tendrás que ser tú quien preste atención y haga un juicio si sientes que alguien está solo.

No te preocupes si hacer esto significa estar un poco más apretado alrededor de la mesa. Siempre hay lugar para un plato más. El amor es creativo y con buena voluntad supondrá una diferencia para alguien que no tiene a nadie con quien compartir la mesa navideña.

Tampoco tiene que ser elegante. No hace falta que la comida sea abundante o muy elaborada. Todo lo que se necesita es estar centrado en las personas y en el amor que se puede dar y recibir al compartir lo poco o mucho que tenemos con los demás.

Todos tenemos una necesidad de estar conectados con otros y ese pequeño gesto puede sostener a alguien en un momento clave para ayudarle a combatir una soledad que es capaz de impactar negativamente en su salud provocando angustia y depresión.

El compartir nos ayuda a apreciar nuestras diferencias sabiendo que podemos con respeto ponerlas en la misma mesa como un regalo para todos.

Podemos compartir los buenos sentimientos que trae el amor con un sentido de espiritualidad en una Nochebuena que nos invita a saber que somos parte de algo más grande y que está más allá de nosotros, que hemos dejado de pensar en lo superficial para abrir un espacio de nuestro corazón y acoger a un hermano.

Cuando nos abrimos a quien lo necesita, encontramos un sentido profundo, un sentimiento de propósito y somos parte de ese regalo más grande. Recibimos una gracia especial, la certeza de haber amado y una experiencia que nos hace valorar más a las personas que nos acompañan en la vida.

Cecilia Zinicola

Fuente: Aleteia