El P. Alberto Ares
recoge la noción de hospitalidad en la tradición cristiana
La
Biblia se reconoce como una realidad en movimiento, con experiencias
migratorias, de exilio, de acogida y hospitalidad, que se insertan en las
experiencias fundantes del pueblo elegido: «mi padre fue un arameo errante» (Dt
26,5).
El
Nuevo Testamento, en el que el propio Jesús se presenta como un migrante, “va
poniendo un acento especial en la acogida y la fraternidad, en el universalismo
y en una vida apostólica en movimiento, que desborda fronteras”.
El
Antiguo Testamento:
«Mi padre fue un arameo errante», Ares recoge cómo en el Antiguo Testamento se brinda abundante doctrina y praxis
sobre las migraciones y las personas en movimiento. Por un lado, junto con los
huérfanos y las viudas, los emigrantes constituyen la trilogía típica del mundo
de los marginados en Israel. Para ellos, Dios pide un trato digno y de especial
respeto y atención.
•
«Mi padre era un arameo errante» (Dt 26,5).
• «Conocéis la suerte del emigrante, porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto» (Ex 23,9).
• «No vejarás al emigrante» (Ex 23,9)
• «No lo oprimiréis» (Lev 19,34)
• «No lo explotaréis» (Dt 23,16)
• «No negarás el derecho del emigrante» (Dt 24,17)
• «Maldito quien viole los derechos al emigrante» (Dt 27)
• «Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto» (Dt 10,19)
• «Al forastero que reside junto a vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo» (Lev 19,34).
• «Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda» (Dt 24,17).
El Nuevo Testamento:
Jesús, el migrante
Uno
de los elementos centrales del Nuevo Testamento mirándolo desde la realidad
migratoria es el hecho de que el mismo Jesús se presenta como un migrante,
recuerda este jesuita. Mateo muestra la infancia de Jesús y a la Sagrada
Familia bajo una primera y cruenta experiencia de emigración forzosa (Mt
2,14-15). Por su parte, el Evangelio de Lucas narra el nacimiento de Jesús
fuera de la ciudad «porque no había sitio para ellos en la posada» (Lc 2,7).
•
Nacido fuera de su tierra y procedente de fuera de la patria (cfr. Lc 2,4-7),
«Habitó entre nosotros» (Jn 1,11.14)
• «Fui extranjero y me acogiste» (Mt 25,35).
• El buen samaritano (Lc 10, 25-37)
• La mujer sirofenicia (Mc 7,24- 30),
• El centurión (Mt 8,5-10)
• La mujer samaritana (Jn 4,5-42)
• «Ya no hay judío ni griego, ni hombre ni mujer, ni esclavo ni libre porque
todos sois
uno en Cristo» (Gal 3,28).
Miriam Díez Bosch
Fuente:
Aleteia