¿Continente
o contenido?
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hoy
estaba decorando una bombonera: que si este color le hace bonito, que si a esta
persona le gusta muy recargado, esta hermana prefiere muy sencillo...
Al
tener el cacharro en las manos, me daba cuenta de que yo decoro lo exterior, lo
que se ve, pero, en realidad, lo que da nombre y sentido a cada una de las
vasijas de porcelana es el contenido para el que están pensadas. Una bombonera,
para contener bombones y endulzar a los invitados; un salero, para la sal y dar
sabor a cada guiso; un plato, para sostener el alimento... Así iba mirando uno
a uno, y cada cual diferente, pero la realidad es que lo importante no era el
decorado, sino para qué estaban hechos.
Muchas
veces me doy cuenta de que también quiero “decorar” mi exterior, dar una
imagen, que en realidad es la que me gustaría tener de mí misma, pero la
realidad es que lo importante no está en el exterior. Cuando me sucede eso es
porque no amo mi realidad; pero, cuando amo mi realidad, tal y como me ha
pensado el Señor, entonces Él me hace descubrir que lo que me da nombre y
sentido a la vida es aquello para lo que he sido creada: para ser amada y para
amar. ¡El Amor de Cristo es el contenido de mi recipiente!
Y,
sí, es cierto cada uno somos diferentes: algunos, como el salero, saben dar ese
toque de chispa a la vida de los demás; otros, como la bandeja, sostienen a
muchos con su vigor... Tú y yo también somos como uno de estos recipientes, y
solo podemos cumplir nuestra misión, para lo que hemos sido creados, cuando
amamos nuestra vasija así, tal y como es y como está.
Hoy
el reto del amor es entregar un poco de eso que llevas dentro. Alegría, paz,
maternidad, apoyo... Hay mucho del Señor, de su Amor, dentro de ti, que los
demás necesitan. Hoy comparte lo que te llena.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma