La profesora universitaria María Calvo muestra con cifras y
análisis que el peor problema social no es la pobreza sino la ausencia paterna
¿Es necesario para un niño
crecer con la figura del padre? ¿Es prescindible? ¿Le afectará haber crecido en
ausencia del padre? Las cifras hablan del aumento que en algunos
países se está experimentando en cuanto a familias en las que falta
la figura paterna.
En Estados
Unidos, actualmente 1 de cada 3 hijos crece
sin su padre. Esto significa que hay 25 millones de niños que
se encuentran en esa situación.
En
cuanto a Europa, en Suecia, Islandia y Francia las madres solas son superiores en número a
las madres en pareja. En cuanto a España, el retrato del
delincuente joven es: menor, varón y sin padre, según datos de la Fiscalía
General del Estado.
¿Son
situaciones positivas cuando hablamos del hijo varón? La profesora de Derecho María
Calvo, de la Universidad Carlos III (Madrid,
España), afirma que la presencia del padre es necesaria y
que, en su ausencia, el niño sufre carencias importantes
que derivan en consecuencias para nuestra sociedad.
Datos que hacen pensar
Hay datos,
afirma Calvo, que nos deben hacer reflexionar:
El 90% de los jóvenes en prisión en Estados
Unidos han crecido sin padre.
Después de los altercados de Tottenham de 2011, en
el Reino Unido, se hizo un seguimiento sociológico a los más de 1.000
procesados y se observó que el 85% de ellos había crecido sin padre.
“En aquel
momento, el presidente del Gobierno, David Cameron, se preguntó:
¿Alguien puede dudar de que existe una relación causa-efecto entre la ausencia de
padre y el comportamiento asocial y violento de estos jóvenes?”.
Crecer sin padre es peor que crecer en la pobreza
“La ausencia
de paternidad -afirma Calvo- está en la base de la mayoría de los problemas
sociales: violencia, drogadicción, embarazo
preadolescente, fracaso escolar, abandono del hogar… Antes se
pensaba que era la pobreza pero no: es la
ausencia de padre.”
Entre
los 3 y los 5 años, sobre todo
María Calvo
lamenta que se produzca una culpabilización de la figura del padre y que
se extienda la mentalidad de que los niños pueden crecer de igual forma sin él.
“Entre
los 3 y los 5 años, sobre todo, el hijo varón necesita la presencia del padre
como modelo de masculinidad”, aseguró recientemente en una mesa redonda organizada por la Fundación
Villacisneros en Madrid.
A
falta de la referencia masculina, el niño podría encontrarse con que crece
guiado por estereotipos que le orientan a comportamientos machistas y violentos.
La visión
negativa de la vida acecha: “Los pensadores nihilistas -Nietzsche, Bertrand
Russell, Albert Camus- no tuvieron padre”.
Precisamente
de Camus,
recordó la profesora que este pensador había dejado escritas unas líneas al
margen en el manuscrito que se le encontró cuando murió atropellado a los 52
años y que se publicaría después como El primer hombre:
“Necesito alguien que me guíe, necesito
alguien que me elogie, que me repruebe no por su poder sino por su autoridad.
Necesito a mi padre”.
Calvo recordó
que el padre, en la educación del niño, compensa el deseo
materno de darles todo a los hijos. También es quien establece
el orden de la filiación, que hace que los muchachos luego acepten
la jerarquía: la del profesor, la de un policía y de las
autoridades en general.
El padre, al
mismo tiempo, es libertad -explicó
Calvo- porque saca al niño de una excesiva protección
materna.
Padre
y madre son necesarios
De este modo, la
mejor educación que se le puede dar a un niño es la que le llega con su madre y
su padre, teniendo en cuenta que los dos son necesarios para su pleno
desarrollo. Y cuando esto no sea posible, habrá que
tenerlo en cuenta y establecer mecanismos y personas que ayuden a completar la
ausencia del padre.
Dolors
Massot
Fuente:
Aleteia
