COLABORACIÓN DE JUAN CARLOS CARVAJAL PARA ESTE DOMINGO

Domingo XXXII (Ciclo C)

MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días, hermanos, sed bienvenidos a la esta Celebración.

Un domingo más, nos reunimos como comunidad para participar de la Acción de gracias que Cristo eleva al Padre. De la mesa del altar tomaremos el Pan de la vida, el cual no solo es alimento para nuestra peregrinación por este mundo; sino que además es anticipo del Banquete del Reino al cual estamos llamados a participar en la vida eterna. 

Hoy, también celebramos el Día de la Iglesia diocesana bajo el lema: “Sin ti no hay presente, contigo hay futuro!” Este año se nos invita a sentirnos miembros activos de la Iglesia, continuadores de la misión de Jesucristo allí donde nos encontremos. Una misión que nace de la Eucaristía dominical y encuentra su plenitud en ella.

MONICIÓN A LAS LECTURAS

La muerte se presenta ante nosotros como un muro infranqueable: nos asusta, nos paraliza, nos parece que es un destino trágico. Muchas personas viven con angustias y sin sentido la muerte propia o de sus familiares y amigos.

Las lecturas de hoy quieren abrir una brecha en ese negro muro. Nos anuncian la victoria de la vida sobre la muerte. Jesús da testimonio de la resurrección futura.

Escuchemos con atención la Palabra de Dios, ella alentará nuestra esperanza.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos a cada oración diciendo: ¡Padre bueno, escúchanos!

Por la Iglesia, Pueblo de Dios en camino. Que escuche los lamentos de la gente y sepa decir una palabra de consuelo y realizar gestos de vida y perdón. Oremos al Señor.

Por todos los que tienen responsabilidad en el mundo, especialmente por el gobierno que salga de estas elecciones generales, para que se pongan al servicio del bien común. Oremos al Señor.

Por los que buscan a Dios con sincero corazón; por los que están abiertos a la fe; por los que no se conforman con un mundo encerrado en unos cortos límites. Oremos al Señor.

Por todos los que se enfrentan ante la muerte sin fe, para que encuentren cristianos que les acompañen y les anuncie la victoria de Cristo. Oremos al Señor.

Por todos nosotros, que queremos vivir como hijos de Dios y discípulos de Jesús; para que nos abramos al Evangelio y nos dejemos transformar por él. Oremos al Señor.

ORACIÓN FINAL

Señor, te damos gracias porque nos has dado la vida,
y porque no contento con ese don,
también nos has llamado a participar
de la gloria de tu amor.

Señor, ¡cuánto te tenemos que alabar y bendecir!
Tú haces todo lo posible
para que no perdamos el camino
que nos conduce a tu Reino:
nos das tu Palabra, nos regalas los sacramentos,
nos introduces en tu Iglesia,
nos ofreces el testimonio de los santos…
¡Gracias, Señor!

Te pedimos, Padre bueno,
que nunca perdamos la esperanza
de que podemos llegar a tu Reino,
que nos infundas la fortaleza para superar
cualquier obstáculo que se nos presente en el camino,
y que nos comuniques el arrojo de dar testimonio de ti
a todos aquellos que lo necesiten.

¡Gracias, Señor!