Los Padres son testigos privilegiados de la Tradición de la Iglesia. Sus escritos ofrecen una riqueza cultural y apostólica, que hace de ellos los grandes maestros de la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre
Es el tiempo en que el poder legal romano alcanza a todo el mundo mediterráneo y la cultura griega se esparce por el mundo conocido.
Es el tiempo de los césares, de la Biblioteca de Alejandría y de las escuelas filosóficas helenistas. En este ambiente de alta cultura filosófica, los primeros cristianos tuvieron que exponer sus creencias en armonía con la razón, a fin de que los hombres pudieran entender que Dios se había encarnado en Cristo para la salvación de todos.
Sabemos que la
Iglesia tuvo un origen modesto: compuesta por un grupo de temerosos pescadores
que recuperaron la confianza en El Maestro al verlo resucitado. En poco tiempo
el Evangelio, la buena noticia, comenzó a ser predicado por el mundo romano.
Pasado un tiempo, las distancias entre unos cristianos y otros comenzaron a
agrandarse y las diferencias entre ellos comenzaron a acentuarse. Es entonces
que la unidad de la doctrina cristiana comienza a peligrar, ya que había
múltiples interpretaciones sobre algún tema teológico.
Ante este
problema, algunas autoridades de la Iglesia comenzaron a resolver los problemas
teológicos dándoles una interpretación acertada, basándose en las enseñanzas de
los apóstoles. Varios textos fueron escritos y enviados a los cristianos de
diferentes comunidades, de parte de autoridades de otros lugares. Estos
primeros autores que comenzaron a definir el cuerpo doctrinal del cristianismo
y a usar herramientas filosóficas para comprenderlo mejor fueron los Padres de
la Iglesia.
Atributos de
los Padres
Es muy extenso
el lapso en que floreció la Patrística. Comienza en el Siglo I y termina en el
Siglo VII, habiendo pasado por una consolidación. En estos tiempos aparecieron
diversos autores eclesiásticos, pero no todos son reconocidos como Padres. ¿Qué
hace a un Padre de la Iglesia?
«Padres de la
Iglesia se llaman con toda razón —escribió Juan Pablo II en la Carta Apostólica
Patres Ecclesiae (27/01/1980)— a aquellos santos que con la fuerza de la fe,
con la profundidad y riqueza de sus enseñanzas la engendraron y formaron en el
transcurso de los primeros siglos». Desde un punto de vista histórico y
académico, los Padres de la Iglesia son los pensadores cristianos que
han contribuido de forma determinante en la construcción del edificio doctrinal
del cristianismo, aceptado y ratificado por la Iglesia.
Desde los comienzos de la Edad Media, se tuvo
un listado de características que un autor cristiano antiguo debía tener para
ser considerado Padre de la Iglesia. Hoy en día la tradición marca 4
características esenciales de los Padres. Las tres primeras son ya mencionadas
en el Siglo V, época de oro de la Patrística, en que algunos pensadores más
antiguos ya eran considerados como Padres.
1. Antigüedad: entre más antiguo es un Padre, más cerca estuvo de la convivencia con los
primeros cristianos y Apóstoles. La antigüedad es testimonio de la prevalencia
de una creencia en el cuerpo doctrinal. Si un Padre antiguo la menciona, poco
se duda de su autenticidad.
2. Ortodoxia
universal de la doctrina: se excluye a los escritores
abiertamente heréticos, cismáticos y a aquellos cuyas obras contienen graves y
sistemáticos errores.
3.
Consentimiento unánime: La aprobación por parte de la
tradición del magisterio de la Iglesia. Es decir, fama reconocida por los
pastores. Este reconocimiento es tácito y de acuerdo a una tradición. No hay un
documento que apruebe la paternidad doctrinal, sino la aceptación de las
doctrinas.
4. Santidad de
vida: Vida de rectitud, virtud y bondad. No es necesario
el título de santo pero sí la fama de santidad. Algunos escritores importantes
como Orígenes o Tertuliano no tienen el título propio de Padres de la Iglesia,
pues algunos aspectos de su vida son aún controversiales. Sin embargo,
temáticamente se les considera dentro del grupo.
Características
doctrinales comunes de los Padres de la Iglesia
Ya hemos
mencionado que el cristianismo nación durante el esplendor del dominio romano y
de la cultura helenística. Por tanto, tuvo que enfrentarse con profundas
críticas de parte de los gobernantes y los filósofos. Es así que las leyes
imperiales y la filosofía parecían opuestas al cristianismo, sin embargo, los
primero Padres Apostólicos supieron acoplar cristianismo, filosofía y política
de armonía. Tomando en cuenta que, la exposición de las ideas cristianas en un
mundo como el que describimos llevó a la creación de la primera Literatura
cristiana, incluyendo los evangelios y las cartas de los primeros obispos,
señalemos brevemente las características comunes que los Padres presentan en
sus obras:
1. Diálogo con la filosofía para entender mejor los contenidos de la fe
2. Aprecio de la razón para enriquecer y hacer una discurso teológico
correcto.
3. Explicitación del mensaje de Cristo en el Evangelio:Con el manejo de
las autoridades apostólicas y la correspondencia del Nuevo Testamento con
con el antiguo.
4. El mantenimiento de la pureza doctrinal del cristianismo frente a las
nuevas herejías e interpretaciones incorrectas de los temas centrales del
cristianismo.
5. El uso de la lengua local para difundir o defender las ideas
centrales del cristianismo, en estilo elegante y conciso.
Padres de
Oriente y Padres de Occidente
El cristianismo
se originó en Judea, y sus primeros seguidores difundieron sus ideas en lengua
aramea. Sin embargo, los cristianos que entraron en contacto con el mundo
mediterráneo oriental, rápidamente cambiaron al griego como lengua de difusión.
Este cambio tuvo c0nsecuencias fructíferas, pues el griego era una de las
lenguas comunes de entonces. Así el cristianismo tuvo una difusión sin
obstáculos. Eventualmente, los cristianos que llegaron a Roma o a las regiones
de fuerte influencia latina, comenzaron a usar el latín para difundir el
cristianismo.
Esta división
lingüística da, a grandes rasgos, la clasificación geográfica de los padres en
griegos y latinos. Ambas vertientes se abocaron a resolver semejantes problemas
teológicos que eran propuestos por grupos sectarios. Así, San Atanasio de
Alejandría discutió con los arrianos, San Ireneo de Lyon con los gnósticos, San
Agustín de Hipona con los maniqueos y Boecio con los nestorianos. De este modo,
la doctrina católica se mantuvo recta en todos los ángulos geográficos del
cristianismo.
¿Por qué es
importante estudiar a los Padres Hoy?
En pleno Siglo
XXI, ¿por qué debemos leer a autores de hace 1400 años? Simplemente por la
perennidad y valor de sus enseñanzas. Los Padres son clásicos: hombres
universales que tratan de los problemas fundamentales del ser humano. Los
Padres fueron, a la vez, hijos de su tiempo e hijos de Dios por medio de
Cristo. Desde su cultura clásica supieron buscar el entendimiento de la
fe con la plenificación de las facultades humanas, sobre todo, de
la intelectual.
Fe y razón: el
entendimiento razonable de las enseñanzas.
Uno de los
problemas resueltos por los Padres es la aparente oposición entre la fe y la
razón. Si ya se tiene la fe y se conocen las realidades últimas ¿qué
finalidad tiene la razón en el pensar humano? Y si ya se tiene la razón como
acercamiento natural a la realidad eterna, ¿de qué sirve la fe en la aceptación
de un Dios extraño? La mayoría de los Padres se compenetraron de la filosofía
clásica sin renunciar a la sabiduría de Dios presentada en Cristo. La visión de
Cristo como Razón del Padre les permitió entender desde una limitada razón
humana las enseñanzas reveladas. Supieron buscar el entendimiento de la
fe con la plenificación de las facultades humanas, sobre todo, de
la intelectual. Por tanto, pudieron hablar racionalmente de temas religiosos;
respetando los conocimientos revelados, pero entendiéndolos óptimamente en los
límites de la razón humana.
Muchos Padres
de la Iglesia hicieron una inculturación de las enseñanzas reveladas,
vertiéndolas en un lenguaje que fuera inteligible para los neófitos y que no
alterara el contenido doctrinal de aquellas enseñanzas. A decir de la mayoría
de los Padres, la fe busca el entendimiento. Es decir, quien no trata de
entender lo que cree, no cree bien del todo y no ha plenificado sus facultades
intelectuales. Por tanto, hay que tratar de explicitar las doctrinas de Cristo,
a fin de entenderlas y hacerlas vida de plenitud.
Problemas
fundamentales planteados y abiertos a solución.
Debido a su
formación clásica, los Padres aprendieron a discutir sobre temas de importancia
radical para el ser humano: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, la
libertad del hombre, la felicidad eterna. Planteándose en la autoridad de
Cristo y valiéndose de la filosofía, dieron valiosas interpretaciones sobre el
mundo, el hombre y la naturaleza de Cristo. Por ejemplo, presentaron al hombre
como un ser compuesto, integrado por cuerpo, alma y espíritu. Sin estos tres
componentes, el hombre no existe en plenitud. Por tanto, la mayoría de ellos
creyó que, para plenificar al hombre, hay que buscar la plenitud integral,
tomando en cuenta cada uno de los componentes.
Por: José Antonio Loarte / Gabriel González