El padre Hovsep Bedoyan, fue asesinado junto con el padre Abraham en una emboscada, por asesinos con la cara cubierta, mientras viajaba en coche por el distrito de Busayra, al este de Dayr az Zor. Herido el diácono Fadi Sano
Foto: Vatican News |
Isis ha reivindicado el atentado. Dos coches bomba
estallaron en Qamishli, capital de la región autónoma kurda-siria, causando 6
muertos y 22 heridos. Uno habría sido hecho explotar cerca de una iglesia
caldea.
Un sacerdote católico armenio, el Padre Hovsep
Bedoyan, párroco de Qamishli y Hasakeh en Siria, fue asesinado junto con el
Padre Abraham en una emboscada de asesinos con el rostro cubierto, reivindicado
por el Isis, mientras viajaban en coche por el distrito de Busayrah, de Hasakeh
a Dayr az Zor, en la carretera que conecta la región con Qamishli. En el auto
con ellos se encontraba también el diácono Fadi Sano, que resultó gravemente
herido.
Los tres estaban en una misión, a bordo de un Suv
gris, para inspeccionar el trabajo de restauración de la Iglesia Católica
Armenia de Dayr az Zor. El coche en el que viajaban estaba lleno de golpes. El
Padre Bedoyan deja a su esposa y tres hijos, un varón de 21 años y dos niñas de
16 y 10 años. Estamos en Siria oriental, en una zona bajo el control de las
fuerzas kurdas-sirias, donde operan soldados estadounidenses, que
nunca se retiraron al este del río Éufrates, rico en recursos petrolíferos.
En el coche con
el Padre Bidu también un diácono, gravemente herido
La emboscada fue reivindicada por el Isis, que dijo
que había matado a dos sacerdotes y no a uno. Más tarde, varias fuentes
concordantes verificaron que la segunda víctima no era un sacerdote, sino que
se trata del padre de Hovsep, Abraham, y afortunadamente el diácono sigue vivo
a pesar de que está en el hospital en condiciones muy graves. El distrito de
Busayrah, en la orilla oriental del Éufrates, ha sido durante años un bastión
de la insurrección armada yihadista. E incluso después del anuncio, el pasado
mes de marzo, de la derrota militar del Isis, en esta zona los milicianos
forman parte de las comunidades árabes locales, fuertemente hostiles a las
fuerzas kurdas y a los americanos.
La Iglesia Católica Armenia es una pequeña pero
antigua comunidad cristiana reconocida oficialmente en 1742. Hoy cuenta con
unos seiscientos mil fieles. Es una Iglesia patriarcal "sui iuris" es
decir, en plena comunión con Roma, aun manteniendo una cierta autonomía de
ritos. Está presente principalmente en Líbano, Irán, Irak, Egipto, Siria,
Turquía, Israel y Palestina. Tiene su sede en Bzoummar, en el Líbano, y su
primado es el Patriarca de Cilicia (Beirut), actualmente Krikor Bedros XX
Ghabroya, de 85 años de edad, en ejercicio desde 2015.
Dos coches
bomba en Qamishli, uno cerca de una iglesia caldea
Por la tarde, en la ciudad de Qamishli, en el noreste
del país, explotaron dos coches bomba, uno de los cuales habría explotado cerca
de una iglesia caldea. El saldo provisorio es de 6 muertos y 22 heridos. Este
último ataque aún no ha sido reivindicado, pero muchos identifican el
"modus operandi" del Estado islámico, ahora guiado por su nuevo líder
Abu Ibrahim. Fuentes de Qamishli dicen que la zona no se caracteriza por ser un
barrio cristiano, y que actualmente no hay indicios de que el ataque, llevado a
cabo con dos coches bomba, tuviera como objetivo el lugar de culto caldeo.
El triste
balance de sacerdotes y religiosos asesinados o secuestrados en Siria
El sacerdote católico asesinado hoy es sólo uno de los
muchos sacerdotes asesinados o desaparecidos en Siria en guerra: entre las
víctimas, recordamos al jesuita holandés Frans Van der Lugt, asesinado en Homs
en 2015, y al franciscano François Murad, decapitado por el Isis en 2013.
Entre los secuestrados y desaparecidos, además del
jesuita romano Paolo Dall'Oglio, cuyos rastros se perdieron en julio de 2013 en
Raqa, recordamos a los dos obispos ortodoxos Bulos Yazigi y Yohanna Ibrahim,
secuestrados en el noroeste del país, a los sacerdotes de Alepo, al católico
armenio Michel Kayyal y al ortodoxo Mahfuz, que también desaparecieron después
de ser secuestrados.
Alessandro Di Bussolo y Stefano Leszczynski – Ciudad
del Vaticano
Fuente: Vatican News