Cinco
capítulos, más una introducción y una breve conclusión: así se articula el
Documento Final de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica,
distribuido en la tarde del 26 de octubre, por voluntad expresa del Papa
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2019.10.26 Sinodo dei Vescovi sedicesima Congregazione generale |
Entre
los temas que se examinaron figuraban la misión, la inculturación, la ecología
integral, la defensa de los pueblos indígenas, el rito amazónico, el papel de
la mujer y los nuevos ministerios, especialmente en las zonas donde el acceso a
la Eucaristía es difícil.
Conversión:
este es el hilo conductor del Documento Final del Sínodo Panamazónico. Una
conversión que se declina en diferentes sentidos: integral, pastoral, cultural,
ecológica y sinodal. El texto es el resultado del "intercambio abierto,
libre y respetuoso" que tuvo lugar durante las tres semanas de trabajos
del Sínodo, para contar la historia de los desafíos y potencialidades de la
Amazonía, el "corazón biológico" del mundo extendido a lo largo de
nueve países y habitado por más de 33 millones de personas, de las cuales cerca
de 2,5 millones son indígenas. Sin embargo, esta región, la segunda más
vulnerable del mundo debido al cambio climático provocado por el hombre, se
encuentra "en una carrera desenfrenada hacia la muerte" y esto
requiere urgentemente -reitera el documento- una nueva dirección que permita
salvarla, so pena de un impacto catastrófico en todo el planeta.
Capítulo I - Conversión
integral
Desde
el principio, el documento exhorta a una "verdadera conversión
integral", con una vida sencilla y sobria, al estilo de San Francisco de
Asís, comprometida a relacionarnos armoniosamente con la "casa
común", la obra creadora de Dios. Esta conversión llevará a la Iglesia a
ser "en salida", para entrar en el corazón de todos los pueblos
amazónicos. La Amazonía, de hecho, tiene una voz que es un mensaje de vida y se
expresa a través de una realidad multiétnica y multicultural, representada por
los variados rostros que la habitan. El "buen vivir" y el "hacer
el bien" son el estilo de vida de los pueblos amazónicos, es decir, vivir
en armonía consigo mismos, con los seres humanos y con el ser supremo, en una
sola intercomunicación entre todo el cosmos, para forjar un proyecto de vida
plena para todos.
Los dolores de la
Amazonía: el grito de la tierra y el grito de los pobres
Sin
embargo, el texto no calla los muchos dolores y la violencia que hoy hieren y
deforman la Amazonía, amenazando su vida: la privatización de los bienes
naturales; los modelos de producción depredadores; la deforestación que afecta
a casi el 17% de toda la región; la contaminación de las industrias
extractivas; el cambio climático; el narcotráfico; el alcoholismo; la trata; la
criminalización de los líderes y los defensores de la Amazonía; y los grupos
armados ilegales. Es amplia y amarga la página sobre la migración en la
Amazonía, que se articula en tres niveles: la movilidad de los grupos indígenas
en territorios con circulación tradicional; el desplazamiento forzado de los
pueblos indígenas; la migración internacional y los refugiados. Para todos
estos grupos, es necesario una pastoral transfronteriza en grado de
incluir el derecho a la libre circulación. El problema de la migración,
se lee, debe ser afrontado de manera coordinada por las Iglesias de frontera.
Además, se debe pensar un trabajo pastoral permanente para los migrantes que
son víctimas de la trata. El Documento Sinodal también llama la atención
sobre el desplazamiento forzado de las familias indígenas en los centros urbanos,
subrayando que este fenómeno requiere "una atención pastoral
transfronteriza". De ahí la exhortación a crear equipos misioneros que, en
coordinación con las parroquias, se ocupen de este aspecto, ofreciendo
liturgias inculturadas y promoviendo la integración de estas comunidades en las
ciudades.
Capítulo II - La
conversión pastoral
Es
central, además, la referencia a la naturaleza misionera de la Iglesia: la
misión no es algo facultativo -recuerda el texto- porque la Iglesia es
misionera y la acción misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia.
En la Amazonía, debe ser "samaritana", es decir, debe salir al
encuentro de todos; "magdalena", es decir, amada y reconciliada para
anunciar con alegría a Cristo resucitado; "mariana", es decir, debe generar
hijos a la fe e "inculturada" entre los pueblos a los que sirve. Es
importante, pues, pasar de una "visita" pastoral a una
"presencia permanente" pastoral y, por ello, el Documento sinodal
sugiere que las congregaciones religiosas del mundo establezcan al menos un
puesto de avanzada misionero en cualquiera de los países amazónicos.
El sacrificio de los
misioneros mártires
El
Sínodo no olvida a los numerosos misioneros que dieron su vida para transmitir
el Evangelio en la Amazonia, cuyas páginas más gloriosas fueron escritas por
los mártires. Al mismo tiempo, el Documento recuerda que el anuncio de Cristo
en la región se hizo a menudo en connivencia con los poderes opresores del
pueblo. Por eso, hoy la Iglesia tiene la "oportunidad histórica" de
distanciarse de las nuevas potencias colonizadoras, escuchando a los pueblos
amazónicos y ejercitando su actividad profética "de manera
transparente".
Diálogo ecuménico e
interreligioso
En
este contexto, se concede gran importancia al diálogo, tanto ecuménico como
interreligioso: "camino irrenunciable de la evangelización en la
Amazonía" - dice el texto sinodal - debe partir, en el primer caso, de la
centralidad de la Palabra de Dios para iniciar caminos reales de comunión. En
el frente interreligioso, en cambio, el Documento anima a un mayor conocimiento
de las religiones indígenas y de los cultos afrodescendientes, para que
cristianos y no cristianos, juntos, puedan actuar en defensa de la casa común.
Por eso, se proponen momentos de encuentro, estudio y diálogo entre las
Iglesias amazónicas y los seguidores de las religiones indígenas.
La urgencia de la pastoral
indígena y la pastoral juvenil
El
documento señala, además, la urgencia de una pastoral indígena que tenga su
lugar específico en la Iglesia: es necesario crear o mantener, de hecho,
"una opción preferencial por los pueblos indígenas", dando también
mayor impulso misionero entre las vocaciones indígenas, porque la Amazonía
también debe ser evangelizada por los amazónicos. Se da lugar, luego, a los
jóvenes amazónicos, con sus luces y sus sombras: divididos a mitad entre
tradición e innovación, inmersos en una intensa crisis de valores, víctimas de
tristes realidades como la pobreza, la violencia, el desempleo, nuevas formas
de esclavitud y las dificultades para acceder a la educación, a menudo terminan
en prisión o mueren por suicidio. Sin embargo los jóvenes amazónicos tienen los
mismos sueños y esperanzas que los otros chicos del mundo y la Iglesia, llamada
a ser una presencia profética, debe acompañarles en su camino, para evitar que
su identidad y su autoestima sean dañadas o destruidas. En particular, el
Documento señala la evangelización a través de un “ministerio juvenil
renovado y audaz”, con una pastoral siempre activa, centrada en Jesús. Los jóvenes,
de hecho, lugares teológicos y profetas de esperanza, quieren ser protagonistas
y la Iglesia Amazónica quiere reconocer su espacio. De ahí la invitación a
promover nuevas formas de evangelización también a través de los medios
sociales y a ayudar a los jóvenes indígenas a lograr una sana
interculturalidad.
Pastoral urbana y familias
El
texto conclusivo del Sínodo se detiene luego en el tema de la pastoral urbana,
con una mirada particular en las familias: en las periferias de la ciudad,
ellas sufren de pobreza, desempleo, falta de vivienda, además de numerosos
problemas de salud. Por lo tanto, es necesario defender el derecho de todas las
personas a la ciudad como un disfrute equitativo de los principios de
sostenibilidad, democracia y justicia social. Es necesario “luchar - se lee en
el texto- para que las "favelas" y "villas miserias" tengan
asegurados los derechos básicos fundamentales”. Y central debe ser también la
institución de un "ministerio de acogida" para una solidaridad
fraterna con los migrantes, los refugiados y las personas sin hogar que viven
en el contexto urbano. En este ámbito, las comunidades eclesiales de base
ofrecen una valiosa ayuda, "un don de Dios a las Iglesias locales de la
Amazonia". Al mismo tiempo, se invita a las políticas públicas a mejorar
la calidad de vida en las zonas rurales, para evitar el traslado incontrolado
de personas a la ciudad.
Capítulo III - Conversión
cultural
La
inculturación y la interculturalidad son herramientas importantes para lograr
una conversión cultural que lleve al cristiano a ir al encuentro del otro para
aprender de él. Los pueblos amazónicos, en efecto, con sus “perfumes antiguos”
que contrastan la desesperación que se respira en el continente y con sus
valores de reciprocidad, solidaridad y sentido de comunidad, ofrecen enseñanzas
de vida y una visión integrada de la realidad capaz de comprender que toda la
creación está conectada y de garantizar, por tanto, una gestión sostenible. La
Iglesia se compromete a ser aliada de los pueblos indígenas -reitera el texto
sinodal- especialmente para denunciar los atentados perpetrados contra sus
vidas, los proyectos de desarrollo depredador etnocidas y ecocidas y la
criminalización de los movimientos sociales.
Defender la tierra es
defender la vida
"La
defensa de la tierra -se lee- no tiene otra finalidad que la defensa de la
vida" y se basa en el principio evangélico de la defensa de la dignidad
humana. Por lo tanto, es necesario defender los derechos a la libre
determinación, la demarcación de territorios y la consulta previa, libre e
informada de los pueblos indígenas. Un punto específico está dedicado a los
pueblos indígenas en aislamiento voluntario (Piav) o en aislamiento y contacto
inicial (Piaci), que hoy en día, en la Amazonía, suman unas 130 unidades y son
a menudo víctimas de la limpieza étnica: la Iglesia debe emprender dos tipos de
acción, una pastoral y otra de incidencia, para que los Estados protejan los
derechos y la inviolabilidad de los territorios de estos pueblos.
Teología india y piedad popular
Desde
la perspectiva de la inculturación -es decir, de la encarnación del Evangelio
en las culturas autóctonas- se da espacio a la teología india y a la piedad
popular, cuyas manifestaciones deben ser apreciadas, acompañadas, promovidas y
algunas veces purificadas, ya que son momentos privilegiados de evangelización
que deben llevar al encuentro con Cristo. El anuncio del Evangelio, en efecto,
no es un proceso de destrucción, sino de consolidación y fortalecimiento de
aquellos sembradores del Verbo presentes en las culturas. De ahí el claro
rechazo a la "evangelización al estilo colonial" y al
"proselitismo", en favor de un anuncio inculturado que promueva una
Iglesia con rostro amazónico, en pleno respeto e igualdad con la historia, la
cultura y el estilo de vida de las poblaciones locales. En este sentido, el
Documento del Sínodo propone que los centros de investigación de la Iglesia
estudien y recojan las tradiciones, lenguas, creencias y aspiraciones de los
pueblos indígenas, fomentando su trabajo educativo sobre la base de su propia
identidad y cultura.
Crear una Red de
comunicación eclesial Panamazónica
También
en el campo de la salud - continúa el Documento - este proyecto educativo
deberá promover el conocimiento ancestral de la medicina tradicional de cada
cultura. Al mismo tiempo, la Iglesia se compromete a ofrecer asistencia
sanitaria allí donde el Estado no llega. Es fuerte también la demanda de una
educación a la solidaridad, basada en la conciencia de un origen común y un
futuro compartido por todos, así como de una cultura de la comunicación que
promueva el diálogo, el encuentro y el cuidado de la "casa común". En
lo específico, el texto sinodal propone la creación de una red de comunicación
eclesial panamazónica, una red escolar de educación bilingüe y nuevas formas de
educación, también a distancia.
Capítulo IV - Conversión
ecológica
Ante
"una crisis socio-ambiental sin precedentes", el Sínodo invoca una
Iglesia amazónica capaz de promover una ecología integral y una conversión
ecológica según la cual "todo está íntimamente conectado".
Ecología integral, el
único camino
posible
La
esperanza es que al reconocer "las heridas causadas por el ser
humano" al territorio, se busquen "modelos de desarrollo justo y
solidario". Esto se traduce en una actitud que vincule el cuidado pastoral
de la naturaleza con la justicia para las personas más pobres y desfavorecidas
de la tierra. La ecología integral no debe ser entendida como un camino extra
que la Iglesia puede elegir para el futuro, sino como la única manera posible
de salvar a la región del extractivismo depredador, del derramamiento de sangre
inocente y de la criminalización de los defensores de la Amazonía. La Iglesia, en
cuanto “parte de una solidaridad internacional”, debe favorecer y reconocer el
rol central del bioma amazónico para el equilibrio del clima del planeta y
animar a la comunidad internacional a aportar nuevos recursos económicos para
su protección, fortaleciendo las herramientas ya desarrolladas por la
convención marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La defensa de los derechos
humanos es una exigencia de fe
Defender
y promover los derechos humanos, además que un deber político y una tarea
social, es una exigencia de fe. Frente a este deber cristiano, el Documento
denuncia la violación de los derechos humanos y la destrucción extractiva;
asume y apoya, también en alianza con otras Iglesias, las campañas de
desinversión de las compañías extractivas que causan daños sociales y
ecológicos a la Amazonía; llama a una transición energética radical y la
búsqueda de alternativas, y propone el desarrollo de programas de capacitación
para el cuidado de la "casa común". Se pide a los Estados que dejen
de considerar la región como una dispensa inagotable, al tiempo que piden un
"nuevo paradigma de desarrollo sostenible" socialmente inclusivo que
combine el conocimiento científico y el tradicional. Los criterios
comerciales, es la recomendación, no deben estar por encima de los criterios
ambientales y de los derechos humanos.
Iglesia aliada de las
comunidades amazónicas
La
llamada es a la responsabilidad: todos estamos llamados a la custodia de la
obra de Dios. Los protagonistas de la atención, protección y defensa de los
pueblos son las mismas comunidades amazónicas. La Iglesia es su aliada, camina
con ellos, sin imponer una forma particular de actuar, reconociendo la
sabiduría de los pueblos sobre la biodiversidad contra toda forma de biopiratería.
Se pide a los agentes pastorales y a los ministros ordenados que se formen en
esta sensibilidad social y ambiental, siguiendo el ejemplo de los mártires de
la Amazonía. La idea es crear ministerios para el cuidado de la casa común.
Defensa de la vida
El
documento reafirma el compromiso de la Iglesia en la defensa de la vida
"desde la concepción hasta su ocaso" y en la promoción del diálogo
intercultural y ecuménico para contener las estructuras de muerte, pecado,
violencia e injusticia. La conversión ecológica y la defensa de la vida en la
Amazonía se traducen para la Iglesia en una llamada a "desaprender,
aprender y reaprender para superar así cualquier tendencia hacia modelos
colonizadores que han causado daño en el pasado".
Pecado ecológico y derecho
al agua potable
Propuesta
la definición de "pecado ecológico" como "una acción u omisión
contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente", contra las
futuras generaciones y contra la virtud de la justicia. Para reparar la
deuda ecológica que los países tienen con la Amazonia, se sugiere crear un
fondo global para las comunidades amazónicas, a fin de protegerlas del deseo
depredador de las empresas nacionales y multinacionales. El Sínodo recuerda la
necesidad “urgente” de desarrollar políticas energéticas que reduzcan
drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases
relacionados con el cambio climático, promuevan la energía limpia y monitoreen
la cadena de suministro, también sobre el acceso al agua potable, derecho
humano básico, fundamental y universal, y condición para el ejercicio de los
demás derechos humanos.
Proteger
la tierra significa favorecer la reutilización y el reciclaje, reducir el uso
de combustibles fósiles y plásticos, cambiar hábitos alimenticios como el
consumo excesivo de carne y pescado, adoptar estilos de vida sobrios y sembrar
árboles. En esta perspectiva, se inserta la propuesta de un Observatorio Social
y Pastoral Amazónico que trabaje en sinergia con el CELAM, la CLAR, CARITAS, la
REPAM, los episcopados nacionales, las iglesias locales, las Universidades
Católicas, la CIDH, otros actores no eclesiales en el continente y los
representantes de los pueblos indígenas. También se propuso la creación de una
oficina amazónica dentro del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano
Integral.
Capítulo V - Nuevos
caminos de conversión sinodal
Superar
el clericalismo y las imposiciones arbitrarias, fortalecer una cultura de
diálogo, escucha y discernimiento espiritual, responder a los desafíos
pastorales. Estas son las características en las que debe basarse la conversión
sinodal, a las que la Iglesia está llamada para avanzar en armonía, bajo el
impulso del Espíritu vivificador y con audacia evangélica.
Sinodalidad, ministerios,
papel activo de los laicos y de la vida
consagrada
El
desafío es interpretar los signos de los tiempos a la luz del Espíritu Santo e
identificar el camino a seguir en el servicio del diseño de Dios. Las formas de
ejercer la sinodalidad son variadas y deberán ser descentralizadas, atentas a
los procesos locales, sin debilitar el vínculo con las Iglesias hermanas y con
la Iglesia universal. La sinodalidad se traduce, en continuidad con el Concilio
Vaticano II, en la corresponsabilidad y la ministerialidad de todos, en la
participación de los laicos, hombres y mujeres, considerados "actores
privilegiados".
La
participación de los laicos, tanto en la consulta como en la toma de decisiones
en la vida y misión de la Iglesia -explica el Documento Final- debe ser fortalecida
y ampliada a partir de la promoción y atribución de "ministerios a hombres
y mujeres de forma equitativa". Evitando personalismos, quizás con cargos
rotativos, “el Obispo pueda confiar, por un mandato de tiempo determinado, ante
la ausencia de sacerdotes en las comunidades, el ejercicio de la cura pastoral
de la misma a una persona no investida del carácter sacerdotal, que sea miembro
de la comunidad". La responsabilidad de este último, se especifica,
recaerá en el sacerdote. El Sínodo apuesta entonces por una vida consagrada con
rostro amazónico, a partir del fortalecimiento de las vocaciones autóctonas:
entre las propuestas se destaca la itinerancia de los consagrados, junto a los
más empobrecidos y excluidos. Se pide también que la formación se centre en “la
interculturalidad, la inculturación y los diálogos entre espiritualidades y
cosmovisiones amazónicas”.
La presencia y la hora de
la mujer
Un
gran espacio en el Documento está dedicado a la presencia y la hora de la
mujer. Como sugiere la sabiduría de los pueblos ancestrales, la madre tierra
tiene un rostro femenino y en el mundo indígena las mujeres son "una
presencia testimonial y responsable en la promoción humana". El Sínodo
aboga por que se escuche la voz de las mujeres, para que sean consultadas,
participen en la toma de decisiones, contribuyan a la sinodalidad eclesial,
asuman con más fuerza su liderazgo en la Iglesia, y que ésta lo reconozca y
promueva reforzando su participación en los consejos pastorales o "incluso
en instancias de gobierno". Como protagonistas y guardianas de la creación
y de la casa común, las mujeres son a menudo "víctimas de la violencia,
física, moral y religiosa, incluido el feminicidio".
El
texto reafirma el compromiso de la Iglesia en la defensa de sus derechos,
especialmente con respecto a las mujeres migrantes. Al mismo tiempo, reconoce
la "ministerialidad" confiada por Jesús a las mujeres y pide una
"revisión del Motu Proprio Ministeria quædam de San Pablo VI, “para que
también mujeres adecuadamente formadas y preparadas puedan recibir los
ministerios del Lectorado y el Acolitado, entre otros a ser desarrollados”.
Específicamente, en aquellos contextos en los que las comunidades católicas
están dirigidas por mujeres, se requiere la creación del "ministerio instituido
de la mujer dirigente de la comunidad”. El Sínodo destaca cómo las numerosas
consultas en la Amazonía han solicitado el "diaconado permanente para las
mujeres", un tema muy presente durante los trabajos en el Vaticano. El
deseo de las participantes en la Asamblea es compartir las experiencias y
reflexiones que han surgido hasta ahora con la "Comisión de Estudio sobre
el Diaconado de las Mujeres" creada en 2016 por el Papa Francisco y
esperar los resultados.
Diaconado
permanente
Se
define como “urgente” la promoción, formación y apoyo a los diáconos
permanentes. El diácono, bajo la autoridad del obispo, está al servicio de la
comunidad y hoy se ve obligado a promover la ecología integral, el desarrollo
humano, el trabajo pastoral social y el servicio de los que se encuentran en
situación de vulnerabilidad y pobreza, configurándolo al Cristo Servidor. Es
necesario, por tanto, insistir en una formación permanente, marcada por el
estudio académico y la práctica pastoral, en la que participen también la
esposa e hijos del candidato. El programa de formación, precisa el Sínodo, debe
incluir temas que favorezcan el diálogo ecuménico, interreligioso e
intercultural, la historia de la Iglesia en la Amazonía, el afecto y la
sexualidad, la cosmovisión indígena, la ecología integral y otros temas
transversales que son típicos del ministerio diaconal. El equipo de formadores
estará conformado por ministros ordenados y laicos. Se debe fomentar la
formación de futuros diáconos permanentes en las comunidades ribereñas e
indígenas.
Formación de los
sacerdotes
La
formación de los sacerdotes debe ser inculturada: es necesario preparar
pastores que vivan el Evangelio, conozcan las leyes canónicas, sean compasivos
siguiendo el ejemplo de Jesús: cercanos a las personas, capaces de escuchar,
sanar y consolar, sin tratar de imponerse, manifestando la ternura del Padre.
También en el área de la formación para el sacerdocio se espera la inclusión de
disciplinas como la ecología integral, la eco teología, la teología de la
creación, las teologías indias, la espiritualidad ecológica, la histórica de la
Iglesia en la Amazonía, la antropología cultural amazónica. El Sínodo
recomienda que los centros de formación se inserten preferentemente en la
realidad amazónica y que se ofrezca a los jóvenes no amazónicos la oportunidad
de hacer parte de su formación en la Amazonía, fomentando así las vocaciones
misioneras.
Participación en la
Eucaristía y en las ordenaciones sacerdotales
La
participación en la Eucaristía es fundamental para la comunidad cristiana. Sin
embargo – señala el Sínodo – muchas de las comunidades eclesiales del
territorio amazónico tienen enormes dificultades para acceder a ella. Pueden
pasar meses o incluso años antes de que un sacerdote pueda regresar a una comunidad
para celebrar la Eucaristía, ofrecer el sacramento de la reconciliación o ungir
a los enfermos de la comunidad.
Apreciando
el celibato como un don de Dios en la medida que este don permite al discípulo
misionero, ordenado al presbiterado, dedicarse plenamente al servicio del
Pueblo Santo de Dios y renovando la oración para que haya "muchas
vocaciones" que viven en el celibato, aunque " esta disciplina no sea
exigida por la naturaleza misma del sacerdocio " y considerando la vasta extensión
del territorio amazónico y la escasez de ministros ordenados, el documento
final propone " establecer criterios y disposiciones por parte de la
autoridad competente”, para “ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos
de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una
formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente
constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante
la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas
más remotas de la región amazónica”. Se especifica que “a este respecto,
algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema”.
Organismo eclesial
regional postsinodal y Universidad
Amazónica
El
Sínodo se propone rediseñar la organización de las Iglesias locales desde un
punto de vista panamazónico, redimensionando las vastas áreas geográficas de la
diócesis, agrupando a las Iglesias particulares presentes en la misma región y
creando un Fondo Amazónico para el sostenimiento de la evangelización con el
fin de hacer frente al "costo amazónico". En este contexto, se
inserta la idea de crear un Organismo Eclesial Regional Postsinodal, articulado
con la REPAM y el CELAM, para asumir muchas de las propuestas que surgieron del
Sínodo. En el campo de la educación, es necesaria la creación de una
Universidad Católica Amazónica, basada en la investigación interdisciplinaria,
la inculturación y el diálogo intercultural y basada principalmente en la
Sagrada Escritura, en el respeto de las costumbres y tradiciones de los pueblos
indígenas.
Rito
Amazónico
Para
responder de manera auténticamente católica a la petición de las comunidades
amazónicas de adaptar la liturgia valorando la cosmovisión, las tradiciones,
los símbolos y los ritos originarios, se pide al citado Organismo de la Iglesia
en la Amazonía que constituya una comisión competente para estudiar la
elaboración de un rito amazónico que “exprese el patrimonio litúrgico,
teológico, disciplinario y espiritual amazónico”. Este se sumaría a los 23
ritos ya presentes en la Iglesia Católica, enriqueciendo la obra de
evangelización, la capacidad de expresar la fe en una cultura propia y el
sentido de descentralización y colegialidad que puede expresar la Iglesia
Católica”. También se propone enriquecer ritos eclesiales con el modo en que
estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas.
Finalmente,
para favorecer el proceso de inculturación de la fe, el Sínodo expresa la
urgencia de formar comisiones para la traducción y redacción de textos bíblicos
y litúrgicos en las lenguas de los diversos lugares, “preservando la materia de
los sacramentos y adaptándolos a la forma, sin perder de vista lo que sea
esencial”. La música y el canto también deben ser fomentados a nivel litúrgico.
Al final del Documento se invoca la protección de María, Madre de la Amazonía,
venerada con diversas advocaciones en toda la región.
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