MUCHO LE PEDIRÁN
II. Responsabilidad en el
trabajo. Prestigio profesional.
III. Responsabilidad en el
apostolado.
“En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos: -«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora
viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad
preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Pedro
le preguntó: -«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El
Señor le respondió: -«¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo
ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus
horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose
así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el
empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los
mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese
criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la
pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no
está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe,
pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho
se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá»” (Lucas
12,39-48).
I. Dios nos llamará para
rendir cuentas de la herencia que dejó en nuestras manos y nos pedirá a cada
uno de nosotros según nuestras circunstancias personales y las gracias que
recibimos: puede venir en la segunda vigilia o en la tercera..., a cualquier hora.
Todos tenemos que cumplir una misión en la tierra, y de ella hemos de responder
al final de la vida.
Seremos
juzgados según los frutos, abundantes o escasos, que hayamos dado. A todo el
que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá, y al que le encomendaron mucho,
mucho le pedirán (Lucas 12, 39-48). ¿Cuánto nos ha encomendado a nosotros?
¿Cuántos dependen de mi correspondencia personal a las gracias que recibo?
II. La responsabilidad en
una persona que vive en medio del mundo ha de referirse, en buena parte, a su
trabajo profesional, con el que da gloria a Dios, sirve a la sociedad, consigue
los medios necesarios para el sostenimiento de la propia familia y realiza su
apostolado personal.
El
sentido de responsabilidad llevará al cristiano a labrarse un prestigio
profesional sólido, y a cumplir y a excederse en su tarea. “Cuando tu voluntad
flaquee ante el trabajo habitual, recuerda una vez más aquella consideración:
“el estudio, el trabajo, es parte esencial de mi camino.
El
descrédito profesional –consecuencia de la pereza- anularía o haría imposible
mi labor de cristiano. Necesito –así lo quiere Dios- el ascendiente del
prestigio profesional, para atraer y ayudar a los demás” “No lo dudes: si
abandonas tu tarea, ¡te apartas –y apartas a otros- de los planes divinos” (J.
ESCRIVÁ DE BALAGUER, Surco)
III. Pensemos en las
incontables gracias que hemos recibido a lo largo de la vida, larga o corta,
aquellas que conocimos palpablemente, y esa infinidad de dones que nos son
desconocidos. Todos aquellos bienes que habíamos de repartir a manos llenas:
alegría, cordialidad, ayudas pequeñas pero constantes... Meditemos hoy si
nuestra vida es una verdadera respuesta a lo que Dios espera de nosotros.
El
Señor ha llegado ya y está todos los días entre nosotros. Es a Él a quien en
cada jornada dirigimos nuestra mirada para comportarnos como hijos delante de
su Padre, como el amigo delante del Amigo. Y cuando al final de nuestra vida
demos cuenta de la administración que hicimos de nuestros bienes, se llenará
nuestro corazón de alegría al ver esa fila interminable de personas que, con la
gracia o nuestro empeño se acercaron a Él.
A
Nuestra Señora le pedimos que nos ayude a cumplir todo lo que su Hijo nos ha
encomendado.
Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.
Fuente: Almudi.org