26 Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo C)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, hermanos, sed bienvenidos a la celebración de la Eucaristía dominical.
El
año escolar hace tiempo que ha comenzado y con él hemos vuelto a nuestra rutina
ordinaria. Parecería que el tiempo pasa y nada de lo que hacemos tuviera
consistencia. Los días, las semanas, los meses pasan ante nosotros y tenemos la
sensación de que la vida se nos escapa.
No
nos preocupemos, vivamos nuestra vida con esperanza. La Eucaristía dominical
recoge todo lo que sembramos con amor y unido a la ofrenda de Cristo queda
eternizado en el Reino de Dios.
Dispongámonos
a celebrar con fe y alegría esta Celebración.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Resulta
sorprendente, pero alrededor nuestro hay personas que perecen invisibles. O
mejor dicho, hay personas a las cuales no ven nuestros ojos.
Los
pobres, los mendigos, los que viven solos, los que llevan sus penas en el
corazón, los inmigrantes…. Son tantos, que lo sorprendente es que no los veamos
o, peor aún, que estemos acostumbrados a su presencia.
Las
lecturas que vamos a escuchar hoy son un verdadero aldabonazo a nuestras
conciencias. Un cristiano no puede permanecer indiferente a quien Dios le
presenta como su hermano.
Escuchemos
atentamente la Palabra divina y convirtámonos de corazón.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada suplica respondemos: ¡Oh, Señor, escucha y ten piedad!
-
Por la Iglesia, para que sepa hacer de la administración de sus bienes un
testimonio de amor evangélico hacia los pobres. OREMOS.
-
Por los que gestionan la economía en los gobiernos, en las grandes empresas y
en otros centros económicos, para que no pierdan nunca de vista el desarrollo
integral de la persona. OREMOS.
-
Por los ricos de nuestras sociedades opulentas, para que caigan en la cuenta de
las multitudes de pobres Lázaros que están a las puertas de sus casas. OREMOS.
-
Por los niños, adolescente y jóvenes que están iniciando en estos días la
catequesis, para que en su proceso formativo en la fe se encuentren con Cristo.
OREMOS
-
Por los que celebramos esta Eucaristía, para que no se endurezca nuestro
corazón y seamos sensible a los problemas humanos de los inmigrantes que viven
entre nosotros. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias,
Jesús, Señor y hermano nuestro,
porque
al encarnarte
te
despojaste de la gloria de tu divinidad
y
tomaste la humildad de nuestro barro.
Gracias
porque tu pobreza nos ha enriquecido
y,
en virtud de tu misericordia,
por
la fe, los sacramentos y las obras de caridad
podemos
participar de la gloria del Padre.
Señor,
derrama sobre nosotros la gracia de tu Espíritu,
que
ella nos haga reconocer
que
ahí radica la verdadera riqueza,
y
que los demás bienes con los que nos bendices
es
para compartirlo
con
los que el Padre nos da como hermanos.
Espiritu
Santo, danos ojos para ver
y
corazón para sentir.
Ojos
que vean a los pobre como nuestros hermanos,
y
corazón que nos saque de nuestra indiferencia
y
nos lleva a proximarnos a ellos
con
verdadera misericordia y fraternidad.
Amén.