El
Argumento Ontológico
«Si es posible que Dios
exista, entonces Dios existe». Esta es la conclusión a la
que arriba la versión moderna del argumento ontológico que utiliza la lógica
modal para reformular el célebre razonamiento de san Anselmo.
En 1078 San Anselmo de Canterbury introdujo un novedoso y
problemático planteo teológico al enunciar que, si puede concebirse la idea de
algo cuyo mayor no pueda ser pensado, entonces eso mayor no puede existir solo
en el entendimiento sino que tiene que existir realmente. Este enunciado, que
puede parecer complejo, nos dice que aquello que nuestro intelecto puede pensar
como mayor es la idea de Dios, pero aun concibiendo esta idea que apunta a
representar en la mente el concepto de Dios, puede agregarse algo aún mayor que
la caracterice como “aquello mayor pensado” y esto es su existencia real.
Entonces Dios existe.
¿Y por qué se llama a este
argumento “ontológico”? Recibe este nombre porque pretende demostrar la
existencia de Dios apelando a lo que Dios es en esencia, y
como la ontología es la parte de la filosofía que estudia el ser y sus
propiedades, se ha llamado a este razonamiento ontológico.
Uno de los primeros
críticos a este argumento fue santo Tomás de Aquino, quien esgrimió que aunque
seamos capaces de concebir intelectualmente el ser más perfecto que se pueda
pensar, no implica necesariamente que se pueda dar fuera del entendimiento y
que exista en la realidad.
Si bien algunos filósofos
posteriores al Doctor Angélico, como Descartes, defendieron el argumento de san
Anselmo, la última de las críticas de mayor peso fue la de Immanuel Kant quien
sostuvo que la “existencia” no es algo que pueda añadirse a las cualidades del
concepto (en este caso la idea de Dios), de modo que un concepto pensado como
existente no posee más características esenciales que un concepto simplemente
pensado. Así, no puede agregarse la existencia real a la idea de aquello mayor
que pueda pensarse y, en consecuencia, no puede deducirse que exista en la realidad.
Sin embargo, en el siglo
XX, el filósofo Alvin Plantinga reformuló el razonamiento original al plantear
el argumento ontológico modal. ¿Qué es eso de modal? No
es más que la aplicación de la lógica modal para comprender el postulado de
Anselmo de Canterbury. Pero empecemos por lo primero. La lógica es la rama de
la filosofía que estudia las reglas que regulan el correcto funcionamiento de
nuestro pensamiento. Existen tres tipos de operaciones fundamentales de la
inteligencia: la simple aprehensión, acto por el cual la razón piensa un
objeto o esencia; el juicio, cuando se afirma o niega algo de algún
objeto; y el razonamiento, por el cual la razón, de dos o más
juicios, concluye un tercero. El argumento ontológico es un razonamiento.
La lógica modal analiza los
juicios que involucran los operadores modales “es necesario que” y “es posible
que”. Por ello, el argumento ontológico modal, como nos muestra el video,
parte del enunciado “es posible que Dios exista” (por eso se agrega el
adjetivo modal) y deduce juicios de esta premisa inicial. Para entender
cómo procede el razonamiento en sus seis pasos quizás sea importante insistir
en la definición de ciertos conceptos clave. En esta versión del argumento
ontológico Dios es definido como un ser “Maximamente Grande”, lo
que equivale a un ser que tenga plenamente todas las mejores propiedades a
tener: omnipotencia, omnisciencia, absoluta bondad; además de ser necesario.
Otro concepto que puede
causar ciertas dudas es el de “mundo posible”, que es una forma en
que los filósofos prueban racionalmente situaciones hipotética para evaluar si
una idea es lógica. Por ejemplo, las ideas del soltero casado o del círculo
cuadrado que utiliza el video son ilógicas y no podrían existir en ningún mundo
posible.
La idea de Dios no es
incoherente, y por lo tanto, podría existir en algún mundo posible. Pero si
Dios es el Ser Máximamente Grande que se pueda pensar en un mundo posible aún
puede pensarse algo más grande, ¿por qué? Porque si pensamos en un Ser
Máximamente Grande en un mundo posible que solo existe en ese mundo no estamos
pensando aquello más grande que pueda pensarse. Aún queda algo más grande por
ser pensado y es un Ser Máximamente Grande que exista en todos los mundos
posibles, y si existe en todos los mundos posibles también existe en el mundo
real.
Espero
que esta explicación te sea útil para entender este cuestionado argumento y su
historia, y te dé un elemento más para una fe
que lejos de contradecir la razón, la supone.
Por: Andrés Jaromezuk
Fuente:
Catholic-link.com