La asociación Stop
Surrogacy Now busca acabar con la gestación subrogada en todo el mundo, una
práctica que «pone en riesgo la salud de la mujer, mina su dignidad y viola sus
derechos y los de su hijo»
«No existe el derecho a
comprarse un niño, es algo similar a la esclavitud», sentencia Jennifer Lahl,
presidenta de Stop Surrogacy Now.
Esta organización estadounidense, presente en
el congreso que Encuentro y Solidaridad clausura esta semana, pretende, como su
nombre indica, acabar con la gestación subrogada en todo el mundo.
A través de esta técnica de
reproducción asistida, una pareja puede conseguir que otra mujer geste un hijo
para ellos. Durante el procedimiento, se unen los gametos de los interesados
mediante una fecundación in vitro y, posteriormente, y se transfiere el embrión
al útero de la gestante, quien acabaría alumbrando un hijo para ellos al final
de su embarazo.
La complejidad de este
proceso requiere la implicación de una empresa especializada que, normalmente,
pone en contacto a sus clientes con mujeres de otros países dispuestas a gestar
un bebé por una suma determinada. Así, un vientre de alquiler cuesta entre
50.000 y 180.000 euros dependiendo del país de la mujer gestante y las
exigencias de los clientes.
«Tratadas como ganado»
Para poder realizar esta
lucrativa actividad económica, las empresas del sector seleccionan a mujeres en
una situación económica muy vulnerable. «Tratan a las mujeres como ganado
contratado para hacer un trabajo», lamenta Jennifer Lahl.
El otro miembro necesario
de esta ecuación son personas acaudaladas dispuestas a pagar a la mujer
gestante, a quien algunas empresas denominan vasijas. «La gestación
subrogada es un proceso muy complicado, por lo que los típicos contratantes son
personas con medios para comprarse un bebé o alquilar un útero. Nunca verás a
una mujer rica gestando un bebé para otra pobre», explica la presidenta de Stop
Surrogacy Now.
Pero, independientemente de
la cifra que cobre, la gestación subrogada «supone un riesgo para la salud de
la madre gestante y para el niño que lleva». Además, como apunta Lahl, «rompe
el vínculo entre madre e hijo» y niega a este último el derecho a conocer el
nombre de la mujer que lo llevó en su vientre.
Una necesaria campaña de
sensibilización
Stop Surrogacy Now está en
contra tanto de la gestación subrogada con ánimo de lucro como de la comúnmente
denominada altruista. «Ambas ponen en riesgo la salud de la mujer,
minan su dignidad y violan los derechos de la mujer y su hijo», explica
Jennifer Lahl.
Es una batalla que no libran
solos. Mientras difunde su mensaje, esta asociación ha encontrado todo tipo de
aliados en diferentes iglesias, partidos políticos y sectores de la sociedad
civil. «Necesitamos una profunda campaña de sensibilización por todas partes
para que la gente entienda el daño que provoca la gestación subrogada», opina
su presidenta.
Para ello difunden
películas como #BigFertility o Breeders: A Subclass of
Women? (que podría traducirse como Gestantes: ¿Un subtipo de
mujer?. Los filmes, disponibles subtitulados al español, recopilan los
testimonios de mujeres que participaron como gestantes en esta industria y
desvelan sus secretos. A través de estos documentales, termina Lahl, «esperamos
que millones de personas firmen nuestro
manifiesto y se unan a nuestra causa».
Rodrigo Moreno Quicios
Fuente: Alfa y Omega