¿Alumbrar
o deslumbrar?
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Todos
los días hay una cosa que me sorprende mucho, y es la iluminación de la
iglesia.
Por
un lado están los focos que se encienden al instante, que iluminan al Cristo,
la Virgen y san Blas. Pero en el resto, que es cúpula, laterales, crucero,
retablo... la iluminación es progresiva: se va encendiendo poco a poco como si
fuera un amanecer. ¡Qué paz me da esta iluminación! De la oscuridad va saliendo
paulatinamente la luz.
Sin
embargo, tiene una pequeña desventaja: no es inmediata. Los focos sí son
inmediatos, nada más tocar el interruptor te deslumbran y se hace la luz. Pero
esta otra iluminación, no tiene inmediatez.
Vivimos
en la era de la inmediatez, donde todo deslumbra, pero no profundizas, no dejas
que nada te cale hasta el fondo. Porque la inmediatez tiene también sus
desventajas, y es la falta de profundidad; todo es rápido e instantáneo, y,
cuando acabamos, seguimos con otra cosa. La inmediatez no alumbra, sino que
deslumbra.
En
cambio, la iluminación progresiva la dejamos que poco a poco entre en nosotros,
dejamos que los acontecimientos entren en mi vida y les doy la oportunidad de
poder cambiar. Todo lo que es lento es seguro. Porque nos iluminará y no nos
deslumbrará.
Jesús,
en sus diálogos en el evangelio, te das cuenta de que siempre iluminaba, dejaba
que las personas poco a poco descubrieran su verdad, les mostraba un camino y
les tendía la mano.
Estamos
en unos días de vacaciones, o quizás ya no y estés trabajando... hoy te tocará
vivir muchas cosas, y podrás vivirlas deslumbrado o alumbrado. Puede ser que te
viva el día, o vivir tú el día.
Hoy
el reto del amor es hacer una llamada por teléfono a alguien que sepas que está
solo y necesita que estés un rato con él, no algo inmediato como es un
whatsapp, esto no, mejor una llamada por teléfono, preguntándole cómo está, qué
hace... donde puedas iluminar su camino.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma