"Oración,
cercanía y sinodalidad: tres claves para guiar al Pueblo de Dios como
auténticos Pastores, sabiendo que la esperanza depositada en Cristo nunca
defrauda, incluso en las noches más oscuras del mundo"
Es el aliento del
Santo Padre Francisco a los miembros del Sínodo permanente de la Iglesia
greco-católica de Ucrania, a quienes recibió en el Vaticano animándolos a
llevar paz y unidad allí donde hay división y conflicto.
La
mañana del viernes 5 de julio, el Papa Francisco recibió en la sala Bologna del
Vaticano al Arzobispo Mayor, Sviatoslav Shevchuk, a los miembros del
Sínodo permanente y a los metropolitanos de la Iglesia greco-católica de
Ucrania, a quienes invitó a Roma en el contexto de la delicada y compleja situación
en la cual se encuentra esta nación.
Tras
agradecerles por haber aceptado la invitación, el Santo Padre recordó que
Ucrania vive, desde hace tiempo, una situación difícil y delicada, «herida
desde hace más de cinco años por un conflicto que muchos llaman
"híbrido", compuesto por acciones de guerra en las que los
responsables se camuflan: un conflicto en el que los más débiles y los más
pequeños pagan el precio más alto, un conflicto agravado por falsificaciones
propagandísticas y manipulaciones de diversa índole, incluso por el intento de
involucrar el aspecto religioso».
Oraciones a la Virgen por
el pueblo ucraniano
Mostrando
su gratitud por la fidelidad al Señor y al Sucesor de Pedro que la Iglesia
greco-católica ucraniana ha mantenido, "a menudo costosa a lo largo de la
historia", Francisco aseguró que reza por todos ellos y pide al Señor que
acompañe las acciones de todos los responsables políticos en la búsqueda, no
del llamado bien partidista, "que al final es siempre un interés en detrimento
de otro", sino del bien común, la paz.
Y
en referencia a las oraciones que el Papa ofrece por este pueblo, el Obispo de
Roma reveló que su mirada se dirige todas las mañanas y todas las noches a la
imagen de la Virgen, que Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk le regaló cuando dejó
su cargo de Obispo Auxiliar de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires,
para asumir el cargo de Arzobispo Mayor que la Iglesia le había confiado. «Ante
ese icono comienzo y termino los días "en ucraniano", confiando a la
ternura de la Virgen, que es Madre, a todos ustedes y a su Iglesia.
La esperanza cristiana
nunca defrauda
Haciendo
hincapié en que el papel principal de la Iglesia, ante la complejidad de las
situaciones provocadas por los conflictos, es ofrecer un testimonio de esperanza
cristiana, el Pontífice destacó que no se trata de una esperanza como aquella
que puede ofrecer el mundo, "que es superficial basada en cosas que a
menudo vienen y van", sino de "una esperanza que nunca defrauda, que
nunca cede al desaliento, que sabe vencer toda tribulación con la dulce fuerza
del Espíritu (cf. Rm 5, 2-5): la esperanza cristiana, alimentada por la luz de
Cristo, hace resplandecer la resurrección y la vida incluso en las noches más
oscuras del mundo".
Oración, cercanía y
sinodalidad
Asimismo,
el Papa los animó, como Pastores del Pueblo Santo de Dios, "a tener esta
preocupación primordial en todas sus actividades: la oración... la vida
espiritual". "Es la primera ocupación, y ninguna otra va delante de
ella", insistió Francisco.
Además
de la oración, el Sucesor de Pedro señaló otros dos puntos fundamentales en
este camino de la fe: la cercanía y la sinodalidad de la Iglesia.
No ser esclavos del reloj
«La
cercanía de los Pastores a los fieles es un canal que se construye día a día y
que trae el agua viva de la esperanza. Se construye así, encuentro tras
encuentro, con los sacerdotes que conocen y toman en serio las preocupaciones
de la gente, y los fieles que, a través de los cuidados que reciben, asimilan
el anuncio del Evangelio que los Pastores transmiten», dijo el Pontífice
haciendo hincapié en que la Iglesia debe ser un lugar donde siempre se
encuentra la puerta abierta y nunca cerrada: "Somos servidores del tiempo.
Vivimos en el tiempo. Por favor, no caigan en la tentación de vivir esclavos
del reloj. Recuerden, el tiempo, no el reloj".
Y
en cuanto a la sinodalidad, el Santo Padre subrayó tres aspectos: en primer
lugar, escuchar: "escuchar las experiencias y sugerencias de nuestros
hermanos obispos y sacerdotes, una capacidad que cobra más importancia a medida
que se asciende en la jerarquía".
En
segundo lugar: la corresponsabilidad. "No podemos ser indiferentes a los
errores o al descuido de los demás sin intervenir de manera fraterna pero
convencida: nuestros hermanos necesitan nuestros pensamientos, nuestro aliento,
así como nuestras correcciones, porque, precisamente, estamos llamados a
caminar juntos", añadió el Papa.
Finalmente,
el tercer aspecto, la participación de los laicos: "como miembros de pleno
derecho de la Iglesia, ellos también están llamados a expresarse, a hacer
sugerencias. Participantes en la vida de la Iglesia, no sólo son bienvenidos,
sino también escuchados".
Caminar mejor juntos
Antes
de despedirse, el Pontífice manifestó su deseo de que estos dos días de
encuentro, "que tanto he deseado", sean momentos fuertes de
compartir, de escucha mutua, de diálogo libre, siempre animados por la búsqueda
del bien, en el espíritu del Evangelio.
"Que
nos ayuden a caminar mejor juntos. Les encomiendo este espíritu, este
discernimiento en el que hay que vivir: la oración y la vida espiritual en
primer lugar; luego la cercanía, sobre todo con los que sufren; y por último la
sinodalidad, un camino común, un camino abierto, paso a paso, con mansedumbre y
docilidad", concluyó Francisco, asegurando que los acompaña en este camino
y pidiéndoles que también ellos lo recuerden en sus oraciones.
Sofía
Lobos - Ciudad del Vaticano
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