¿Cuesta
abajo y sin frenos?
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
A
la par de la obra del ascensor, están haciendo una rampa para acceder al
monasterio desde la huerta. Estamos viendo todo el proceso, y algo que me ha
impresionado es que no todo el recorrido está en cuesta.
Me
quedé mirando el esqueleto de la rampa sin terminar, y me impresionó ver cómo
están dejando “paradas”, esa parte de terreno llano después de cada tres metros
de distancia en cuesta. Esto evita la caída sin remedio por la pendiente, hace
de freno ante un posible accidente.
“Voy
cuesta abajo y sin frenos”, cuántas veces hemos dicho esta expresión cuando el
día empieza y metemos la pata una y otra vez, hasta terminar “estrellados”.
Levantarse con el día torcido parece que señala a que se tiene que terminar de
retorcer, y más hoy, que es viernes, hace mucho calor y la paciencia está más
justa.
Mirando
la rampa me di cuenta de que vivir de Cristo puede suponer muchos días ir “cuesta
abajo” porque estamos más cansados, tenemos mal día... pero la rampa se asemeja
a la que nos están construyendo, pues tiene pequeñas paradas para evitar el
golpe o la caída “sin freno”.
Si
hoy te has levantado con una pendiente frente a ti que te desliza hacia la
tristeza, el mal humor, el desencanto... no tienes que ir a la deriva. ¡Echa el
freno! ¿Y cómo? Para, pídele a Cristo que te muestre ese terreno llano en el
que puedas parar y frenar la caída.
Cuando
tú no puedes, no sabes cómo parar, Cristo sí. Es Él el que te da la paz que
necesitas, es Él el que te va a mostrar la salida al problema que tienes; solo
tienes que mirarle, pedirle que frene aquello que en tu vida va a la deriva.
Él
te mostrará el camino para que recuperes la paz, para que la pendiente pase a
ser un camino diferente y lleno de gozo. Puede que sea pedir perdón, vivir el
momento presente, acercarte a esa persona, vivir en acción de gracias...
pequeñas cosas que cambiarán el rumbo de la pendiente.
Hoy
el reto del amor es que mires la rampa que tienes delante en el día de hoy y
eches el freno. Para ante aquello a lo que te cuesta enfrentarte, y pídele al
Señor que te muestre cómo vivir esa pendiente de otra manera, cómo convertirla,
de Su mano, en un camino diferente.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma