La
procesión iba por dentro
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡Qué
procesión tan bonita tuvimos ayer por nuestro claustro con el Santísimo! El día
del Corpus lo preparamos con mucha alegría. Por la mañana, antes de comenzar la
Eucaristía, recogemos flores de la huerta y las deshojamos. Después, con los
pétalos, preparamos unos cestos de mimbre, para ir lanzando pétalos delante del
Señor haciendo como un camino de rosas...
Cuando
llegó el momento de la procesión, cada una cogimos nuestro cesto y comenzamos a
“florear” al Señor. Pero, de pronto, vislumbré en el mío una araña verde...
-¡Ahhh!
-me asusté en un grito ahogado hacia mis adentros.
No
me lo podía creer, me quitaba toda la concentración del que era lo único
importante: Jesús.
Así
que, armada de valor, conseguí, en uno de los lanzamientos de pétalos, lanzar
también la araña, y pude continuar tranquila el trayecto. Pero, pocos pasos
después... esta vez no era una araña verde sino un escarabajo negro.
Con
lo asquerosa que soy para los insectos... pero por nada del mundo un bichito
minúsculo me iba a echar a perder el rato más importante del día. Así que
repetí la operación y, con una lluvia de pétalos, se fue a alfombrar también el
camino del Señor.
Me
daba cuenta de que el cesto lleno de pétalos son todas las cosas por las que
cada día podemos dar gracias al Señor, todo aquello que nos da y por lo que
nosotros solo podemos devolverle un pequeño gesto de acción de gracias. Pero
también había uno o dos bichillos, que son como esos momentos del día que quizá
te quiten la paz, o hagan que te asalte el miedo o la duda...
Un
cesto lleno de pétalos frente a uno o dos bichillos... ¡no se pude comparar! Y,
sin embargo, estos últimos son capaces de paralizarnos y de hacernos olvidar en
un momento todo lo bueno.
Quiero
aprender a vivir el día en acción de gracias y, cuando sobrevenga alguno de
esos intrusos, lanzárselos también al Señor, que Él los acogerá y sabrá qué
hacer con esos miedos, con esas dudas o desconfianzas... Y así, con Él, no
dejar que nada me impida ver qué bueno es el Señor conmigo cada día.
Hoy
el reto del amor es vivir el día en acción de gracias. “Siete” es un número que
habla de plenitud: da gracias al Señor por siete cosas en las que hayas podido
ver Su mano y, cuando aparezcan los insectos... ¡lánzaselos también al Señor!
Déjalo todo en Sus manos y confía en Él. ¡Que nada te robe la alegría!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma