Terrible
amanecer
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
ruido del despertador me martilleó la cabeza. A penas tenía media neurona
activa, pero era suficiente para percatarme de que algo no iba nada bien. Me
sentía fatal.
En
un esfuerzo titánico logré levantarme y, poco a poco, empecé a pensar con algo
más de claridad. Sentía un horrible malestar general, pero, sobre todo, un
fuerte dolor en el pecho, en el lado izquierdo. Era un dolor extraño, que me
bajaba por el brazo...
No
sé mucho de medicina, pero esos son precisamente los síntomas de... ¡un
infarto!
La
cuestión es que, aunque nunca he vivido uno, el dolor no me parecía de infarto.
Era más superficial...
Fue
entonces cuando recordé lo sucedido. El día anterior, por ser el cumpleaños de
Santo Domingo, hicimos churros para el desayuno... ¡¡y yo me dejé los brazos en
la churrera!! ¡¡No era un infarto, sino agujetas!!
¡Qué
risa me dio al caer en la cuenta! Claro, los efectos no se notan en el momento,
sino después...
Luego
incluso bromeaba sobre que el problema es “la falta de costumbre”, ¡aunque creo
que ahora no podría ni mover la churrera!
Ya
en la oración me di cuenta de que esto mismo ocurre en nuestra alma. Cada día
que das la mano a Cristo y apuestas por amar, tu espíritu se fortalece. Quizá
no veas mucha grandeza en poner amor en actos pequeños, en gestos cotidianos,
¡pero esas son las ocasiones de entrenamiento que Cristo te propone! Tal vez
hoy no notes ningún cambio, ¡pero te aseguro que sus efectos se notan poco
después!
Sin
embargo, Él no olvida que a veces, por mucho que queramos apostar siempre por
amar, nos encontramos con situaciones difíciles, que nos superan, que pueden
llenarnos de “agujetas” en el corazón... Recuerda entonces que nuestro
Entrenador también dijo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré...”
Cristo
no te pide que nunca sufras agujetas, lo que te pide es que vayas a Él a
descansar... ¡para nunca renunciar a amar!
Hoy
el reto del amor es fortalecer tu alma. ¿Estás preparado para crecer hoy un
poco más en el amor? Si es así, haz tres gestos pequeños a lo largo del día con
amor. Pero, si no quieres sufrir agujetas, antes de comenzar la jornada,
¡recuerda estar unos minutos con el Señor! Con Su fuerza, ¡no hay agujetas que
nos detengan! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma