Entrevista del Papa Francisco con Valentina
Alazraki para el medio de comunicación mexicano Televisa
P.- Puertos cerrados...
R.- Es duro eso ¿no? De todos modos, no
dije solamente eso yo. De migrantes yo digo, primero, que hay que tener el corazón
para acoger; segundo, que bueno, 'lo acogemos y lo dejamos', no. Hay que
acompañar, promover e integrar. Todo un proceso. Y los gobernantes qué les
digo: ustedes vean hasta dónde pueden. No todos los países pueden sin más. Y
para eso es necesario el diálogo y que se pongan de acuerdo. Hay que integrar
todo eso, no es fácil tratar el problema migrantes, no es fácil. Ahora estamos
tratando de... por los canales humanitarios de traer algunos de Lesbos y uno de
Moria, no sé si de uno o de los dos campos, porque es una emergencia mundial.
Siempre pongo el ejemplo de Suecia, que yo
conozco muy bien porque en la dictadura del '76 en adelante en Argentina y en
Latinoamérica en la Operación Cóndor estos trabajaron muy bien, está lleno de
latinoamericanos Suecia. Los recibían a todos, acá tenían la organización, a
los dos días a la escuela pagaban tantos euros por día a la escuela, le daban
una casa provisoria, después que tenían el idioma le daban un trabajo y los
iban integrando. Y eso lo pudo hacer Suecia hasta el día de hoy.
Ahora tiene más dificultad por el número,
pero lo ha dicho. Es una maravilla el sistema. Y en cuento está en eso. También
me impresionó cuando fue a Lund y me recibió el Primer Ministro y después a la
despedida fue la Ministra de la Cultura. Una chica joven, muy activa. Los
suecos son todos rubios y de ojos claros, ¿no? y esta chica era un poco
'marroncita', un poco 'brunetta' como dicen los italianos, morenita. Y claro
era la hija de una sueca con un migrante africano. Ahora, vea el modo de tratar
un migrante en Suecia, ¡su hija es ministra del país! ¡Es genial! Siempre lo
pongo como ejemplo. Es probablemente el país que más desarrolló eso. Porque lo
viví en carne propia con los que escapaban de Argentina a Suecia. Pero hay que
ver todo un poco, o sea, lo que puede el país.
Qué pasa, entre los países no dialogan,
entre los países se ponen fronteras, entonces claro, ¿quienes sufren? Los más
débiles que son los migrantes. Después era un problema muy serio con los
repatriados. Yo no sé si usted vio las filmaciones clandestinas que hay cuando
los agarran de nuevo: a las mujeres y a los chicos los venden, y los hombres
los tienen de esclavos ahí, los torturan... esas filmaciones son tremendas. Si
no las vio yo las tengo y se las puedo pasar. Entonces digo, cuidado también
con el repatriar sin seguridad.
También para repatriar hace falta un
diálogo en el país de origen y no simplemente levantar un muro o cerrar las
puertas de la casa. ¿Por qué el Papa se ocupa hoy tanto de los
migrantes y habla tanto de los migrantes? Porque es un problema candente,
actual. Pero el Papa sigue hablando de la vida, contra del aborto dijo cosas
muy duras, muy duras que... No sé, que repitan todo lo que siempre ha dicho la
Iglesia, o sea, no he descuidado lo otro. En eso me justifico ¿eh? No porque no
quiero que haya una mala impresión, los que van a ver este programa tampoco,
no... Sobre el aborto yo hago dos preguntas no más, muy claras: ¿Es justo - ya
la hizo otro periodista y la hice en la plaza y me contestó la plaza - es justo
eliminar una vida humana para resolver un problema? Y la plaza gritó: ¡no! Y yo
digo: no. Segunda pregunta: ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un
problema? No. El aborto no es un problema religioso en el sentido que porque
soy católico no puedo abortar, ¡es un problema humano! Es un problema de
eliminar una vida humana. Punto. Y ahí me paro.
P.- Y no se justifica bajo ninguna
circunstancia.
R.- ¿Es justo eliminar una vida humana para
resolver un problema? La respuesta es suya. Es de los que me escuchan. Y es muy
claro eso. Pero hacer todo un mundo, que la Iglesia pide y no pide y permite...
la Iglesia, por favor, no metamos la Iglesia en algo que es pre-Iglesia,
pre-cristiano, es puramente humano. Como aquel cura tan bueno que se fueron a
confesar y le dijeron: "padre, padre, maté a mi madre". "Bueno
hijo, no lo hagas más". Como si matar a la madre fuera un problema de la
Iglesia... Es un problema humano.
P.- Y con los gobiernos, ¿cómo se
siente? Eso es algo que a veces nos llama la atención en los viajes, porque es
imposible encontrar un gobierno que haga todo lo que a la Iglesia le gustaría:
que tenga la política social que la Iglesia quisiera, que defienda los valores
de la religión católica o humanos, como usted dice, es complicado. A veces se
encuentran gobernantes, vamos a poner de izquierda para entendernos, que a lo
mejor tienen planes sociales que a usted le gustan mucho pero no respeta estos
valores católicos o humanos. O lo contrario: hombres de derecha que
defienden el aborto pero tienen un programa social injusto y se tiene como la
sensación que a usted le gusta un poco primeros con respecto a los segundos. Es
una impresión equivocada o....
R.- No. No me gusta contestar 'me gusta
más, me gusta menos. No, quiero ser honesto en esto. Frente a un gobernante yo
trato de dialogar con lo mejor que tiene. Porque desde lo mejor que tiene le va
a hacer bien a su pueblo. Y en los discursos trato. Por ahí, digo alguna cosa
más general de los problemas del país que lo tocan y después en el diálogo
privado me permito dar un pasito más. Pero a una persona hay que reconocerle lo
bueno que tiene, aunque tenga cosas malas después. 'Usted tiene esto, es bueno,
siga por este lado'. Entonces, así me muevo yo. Y a todos les encuentro algo
bueno, buena voluntad, incluso no creyentes, siempre hacen algo bueno. Y eso
también sirve para las personas, es decir, 'esta persona me cae antipática',
bueno pero esta persona antipática incluso que sé que habla mal de mí, ¿tiene
algo de bueno? Y sí, tiene esto y esto... Entonces pienso en eso bueno y la
tormenta se pacifica. Es una cosa que haría bien que todos lo hiciéramos. Le dí
un folleto que estoy repartiendo en la Curia, porque somos más proclives a
hablar mal de la gente, nos sale ¿no?
P.- ¿Nos puede decir cómo se llama?
R.- "Non sparlare degli altri",
"no sacarle el cuero a la gente". Y es un defecto que tenemos todos,
enseguida le vemos lo malo al otro, el chismorreo, el chismorreo... Y eso vale
para todos: gobernantes, no gobernantes, chicos, jóvenes, hombres, mujeres,
todos. Dicen que las mujeres son más chismosas: ¡mentira! Los hombres somos
chismosos también.
P.- Y aquí adentro, bastante....
(risas)
R.- Así que creo que nos haría bien cuando
vemos que vamos a decir un chisme, pensar: 'qué bueno tiene esta persona".
Todos tienen algo bueno. Entonces, dar gracias a Dios por eso y después si
podés decírselo en privado para que se corrija, decíselo. Pero no se lo digas a
los otros.
P.- Vamos a ver un poco, los ricos,
los pobres...
R.- Yo algo hablé de eso cuando... porque
en la migración dije un poquito ese problema.
P.- Quizás hay otro tema que llama
la atención y que creo que sería bueno explicar. Es su trato con las personas
que viven en situaciones que antes se llamaban "irregulares", vamos a
decir así. Le pongo el ejemplo cuando usted recibió en Santa Marta un trans español
con su pareja, y claro, esas personas salen de Santa Marta diciendo que usted
los abrazó, los bendijo, les dijo que Dios los quiere, o usted agarró el
teléfono le llamó a una mujer argentina divorciada y luego ella sale diciendo:
'El Papa me dijo que puedo comulgar' y claro, los fieles llegan en un caso y en
otro con los pobres sacerdotes y dicen: 'es que a mí el Papa me dijo que estoy
bien y a mí me dijeron que puedo comulgar'. Y los sacerdotes se ponen las manos
en la cabeza y dicen: 'y ahora qué hago', porque la doctrina no ha cambiado,
digamos. Entonces, ¿cómo maneja usted estas situaciones?
R.- A veces la gente por el entusiasmo de
ser recibida dice más cosas de las que el Papa dijo, eso tengámoslo en cuenta.
P.- Es un riesgo que usted corre...
R.- Claro, un riesgo. Pero todos son hijos
de Dios, todos somos hijos de Dios. Todos. Yo no puedo descartar a nadie. Sí
tengo que cuidarme del que me juega sucio, del que me hace una trampa,
cuidarme. Pero descartar, no.
Tampoco le puedo decir a una persona que su
conducta es de acuerdo a lo que la Iglesia quiere, tampoco puedo. Pero sí le
tengo que decir la verdad: 'sos hijo de Dios y Dios te quiere así, ahora,
arreglate con Dios'. Yo no tengo derecho a decirle a nadie que no es hijo de
Dios porque faltaría a la verdad. Y decir a nadie que Dios no lo quiere, porque
Dios los quiere a todos, hasta a Judas lo quiso. Hasta el final, con qué amor
lo trató Jesús a Judas. Evidentemente que se buscan estos casos límites,
pero... si uno llama, yo lo que le dije a esa señora, no me acuerdo, pero no
digo otra cosa así que... le debo haber dicho seguro: 'mire, en Amoris laetitia
está lo que usted tiene que hacer, hable con un sacerdote, y con esto
busque...'
P.- Un camino...
R.- Un camino, le abro un camino. Pero me
voy a cuidar muy mucho de decir 'usted puede comulgar o no', a 12 mil
kilómetros de distancia, sería una irresponsabilidad. Y además sería caer en lo
mismo, en la casuística, puedo o no puedo, cosa que yo no lo acepto. Es un
proceso de integración en la Iglesia. Si todos nosotros pensáramos que las
personas que están en situación irregular, pensemos esto por Dios porque a mí
no me gusta....
P.- Sí, es una palabra que usted
detesta, yo también, pero para entendernos.
R.- Si nos convenciéramos que son hijos de
Dios la cosa cambiaría bastante.
Mi hicieron una pregunta en un vuelo -
después me dio rabia, me dio rabia por cómo la transmitió un medio - sobre la
integración familiar de las personas con orientación homosexual, y yo dije: las
personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, las personas con
una orientación homosexual tienen derecho a estar en la familia y los padres
tienen derecho a reconocer ese hijo como homosexual, esa hija como homosexual.
No se puede echar de la familia a nadie ni hacer la vida imposible por esa...
Otra cosa es - dije - cuando se ven algunos
signos en los chicos que están creciendo y ahí mandarlos... tendría que haber
dicho 'profesional', me salió 'psiquiatra'. Quise decir un profesional porque a
veces hay signos en la adolescencia o pre adolescencia que no saben si son de
una tendencia homosexual o es que la glándula timo no se atrofió a tiempo, vaya
a saber, mil cosas ¿no? Entonces un profesional. Título de ese diario: "El
Papa manda a los homosexuales al psiquiatra". ¡No es verdad! Me hicieron
esa misma pregunta otra vez y yo la repetí: 'Son hijos de Dios, tienen derecho
a una familia, y tal". Otra cosa es... Y expliqué: me equivoqué en aquella
palabra, pero quise decir esto. 'cuando notan algo ra….' "Ah es
raro...". No, no es raro. Algo que es fuera de lo común. O sea, no tomar
una palabrita para anular el contexto. Ahí, lo que dice es 'tiene derecho a una
familia'. Y eso no quiere decir aprobar los actos homosexuales, ni mucho
menos.
Valentina Alazraki
Vatican News
* Nota del blog: Dada la extensión de la
entrevista, la iremos publicando en días sucesivos