SPLENDOR FIDEI, APRENDIENDO A TRAVÉS DEL ARTE

El museo Splendor Fidei, situado en el recientemente rehabilitado palacio episcopal de Segovia, recoge una importante colección de orfebrería y otras obras de arte sacro provenientes de toda la diócesis. Junto a la exposición se pueden visitar las estancias recuperadas del palacio

Patio del palacio episcopal. Foto: Splendor Fidei
La diócesis de Segovia ha puesto en marcha el proyecto cultural Segovia Sacra y. con él, el museo de arte sacro Splendor Fidei, que recoge más de un centenar de piezas cuidadosamente presentadas en su contexto a través de un recorrido por las obras maestras de Dios: los sacramentos.

El museo nace con una doble función: garantizar la custodia de las obras en un lugar seguro y, a través de ellas, catequizar para hacer entender su papel en la liturgia. «A los guías turísticos apenas les enseñan arte sacro y a menudo comenten errores. 

En la catedral escuché a uno contar que el viril de la custodia era una lupa que usaban los canónigos», explica Miguel Ángel Barbado, delegado de Patrimonio de la diócesis.

Mariano Casas, profesor de Arte en la Universidad de Salamanca, ha sido el encargado de diseñar el recorrido expositivo realizado por ArtiSplendore, empresa que gestiona Segovia Sacra. La muestra comienza con el Kerigma, el anuncio de la salvación. Aquí se puede contemplar una singular escultura en alabastro de san Mateo, del siglo XV, que hace referencia al inicio del Nuevo Testamento. Lo acompañan sendas tallas, románica y barroca respectivamente, de la Virgen y el ángel, y un cuadro da la Sagrada Familia.

Tras la Anunciación la mirada se dirige a la Cruz, bajo el título In hoc signo (Con este signo [vencerás], en alusión a la visión que tuvo el emperador Constantino antes de la batalla del Puente Milvio): sus usos, las partes que la componen y algunos audiovisuales sobre el trabajo del orfebre. La siguiente sala, Credo, resume la fe cristiana y precede a los espacios dedicados a cada uno de los sacramentos. Está presidida por una Alegoría de la Iglesia, un original cuadro del siglo XVI en el que se representa a la Iglesia en forma de barca y a los siete sacramentos rodeándola.

De lo más humilde también nace lo más bello

El museo acerca al visitante una colección de arte sacro que originalmente estaba diseminado por toda la provincia. Las piezas están depositadas como cesión, pudiendo en cualquier momento volver a su lugar de procedencia. «Hay piezas, como cruces de procesión, que solo las puedes ver si vas el día de la fiesta, porque no están expuestas el resto del año.

Aquí se da la oportunidad de contemplarlas y al mismo tiempo se custodian», comenta Juan-Cruz Arranz, vicario episcopal. Proteger las piezas en las poblaciones pequeñas ha sido con frecuencia complicado y ha propiciado que muchos objetos acaben en casas particulares por miedo a los saqueos, pasando de generación en generación. «Nos hemos encontrado en alguna casa cálices, y la familia no sabía de dónde habían venido», añade Miguel Ángel Barbado.

Custodias como la del seminario y la de la real colegiata de la Santísima Trinidad de La Granja de San Idelfonso, la majestuosa corona de la Virgen de la Fuencisla o de la Ascensión, o una tabla del siglo XV de Maestro de los Claveles son algunos de los tesoros que encierra esta exposición. Junto a ellos encontramos otros de singular belleza: «Con lo más humilde también se pueden hacer cosas preciosas», apunta Juan-Cruz Arranz, aludiendo a una casulla con un laborioso bordado realizado con paja en lugar de hilo de oro.

Alegoría de la Iglesia. Anónimo del siglo XVII.
A la derecha: Expositor de Nuestra Señora de las Aguas.
José Pérez (hacia 1724). Fotos: Splendor Fidei
Otras piezas peculiares o en desuso complementan la muestra: una pequeña talla de Nuestra Señora de las Aguas, advocación caída en el olvido; un caldero donado por Juan Bravo; una arqueta eucarística; o unas tazas de vinar, utilizadas antes del Concilio Vaticano II para verter en ellas el agua purificadora tras la Eucaristía y guardar así el ayuno hasta la siguiente de acuerdo con la norma. «Son muchas las piezas que tenemos, y la idea es que sea un museo vivo y puedan ir cambiando», señala el delegado de Patrimonio.

El palacio episcopal y la ruta Segovia Sacra

Además del museo se pueden visitar las salas recuperadas del palacio episcopal tras una obra de restauración de más de tres años. Se han conservado los suelos originales, mobiliario y cortinas de los espacios que sirvieron durante 200 años como residencia del obispo y hasta 2005 como sede del Obispado. El palacio renacentista, del siglo XVI, fue cedido inconcluso y en estado ruinoso al Obispado dos siglos después, época a la que pertenece el patio barroco clasicista. «Queremos recuperar también el solárium y el jardín romántico», señala el vicario episcopal. Estos espacios servirán para conferencias, talleres, exposiciones temporales, conciertos al aire libre y como terraza complementaria del restaurante Batihoja, oferta gastronómica que ArtiSplendore gestiona en el palacio y que toma su nombre del artesano que fabricaba el pan de oro.

Además del museo Splendor Fidei y del palacio episcopal, el itinerario Segovia Sacra propone visitas a la catedral y su torre y a cuatro iglesias de gran riqueza histórica y patrimonial: San Millán, Santos Justo y Pastor, San Martín y San Miguel, cuyos muros fueron testigos de la coronación de Isabel la Católica. ArtiSplendore ha hecho de Segovia Sacra una oferta para todos los públicos: «Contamos con audioguías en seis idiomas, tanto para adultos como para niños», cuenta Francisco Gabarrón, director de Arte Sacro en la empresa.

María Espinosa García-Valdecasas

Fuente: Alfa y Omega