El
Arzobispo de Detroit (Michigan, Estados Unidos), Allen H. Vigneron, publicó el
pasado 15 de mayo una nota pastoral tremendamente“contracultural”, según sus
propias palabras
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Se
trata de la nota titulada “El Día del Señor”, en la que el arzobispo hace un
llamado a reflexionar sobre la sacralidad del domingo en todas sus dimensiones,
especialmente en la que más podría levantar polémica: los deportes.
En
efecto, entre las reflexiones que Vigneron hace a los fieles de la
arquidiócesis de Detroit está la de recuperar el domingo “como un día apartado
para el Señor, la familia y las obras de misericordia”.
Poniendo
en práctica su nota, el prelado estadounidense decidió eliminar todos los
eventos deportivos y prácticas organizados por colegios y otras instituciones
católicas los días domingos, “para dar relevancia al culto debido a Dios en ese
día de la semana”.
Vigneron
subraya algo muy cierto: “En nuestro tiempo, el domingo ha perdido lentamente
su lugar de honor. En la Arquidiócesis de Detroit, estamos comprometidos a
apartar este día tanto como sea posible para los propósitos centrados en Dios”.
Recordó
el carácter sagrado del domingo como memoria de la Resurrección de Cristo. “Es
el día que marcó definitivamente la victoria de Jesús sobre el pecado y la
muerte, y es el día que representa que en Jesús también compartimos esta misma
victoria a través de nuestro bautismo”.
Para
el arzobispo de la llamada “Ciudad del automóvil”, el domingo no es un día
ordinario, no es solo otro día de la semana. “¡Cada domingo es un minidomingo
de Pascua! Es justo entonces decir que el domingo es verdaderamente el Día del
Señor”.
Día del Señor, de la
familia, de las obras de misericordia
Honrar
a Dios no solamente es asistir a la Misa dominical; el prelado recomendó
emplear el día para la Adoración Eucarística, el Santo Rosario, la oración
personal, la catequesis y la formación en la fe, así como la participación en
las comunidades católicas.
“Tomar
el Día del Señor para no estar ocupado con los asuntos del mundo, sino para
descansar en actividades más importantes, honra a Dios y nos ayuda a mostrarlo
más perfectamente a nuestro mundo”, escribe Vigneron en su nota pastoral.
Además,
dice, es un día para dar testimonio de la importancia de la vida familiar, por
lo que las actividades de culto deben ser en lo posible familiares, al igual
que las comidas y las oportunidades de estrechar los lazos afectivos.
El
arzobispo Vigneron anunció que la Iglesia local abandonará todos los eventos
deportivos del domingo. “Esto significa que los programas atléticos
competitivos en la escuela primaria y secundaria son llamados a dejar de jugar
o realizar prácticas en el Día del Señor”.
Finalmente,
subrayó: “Al alejarnos del ajetreo de las actividades deportivas requeridas el
domingo, reclamaremos este día sagrado y crearemos más tiempo para que las
familias elijan actividades que prioricen el tiempo que pasamos entre nosotros
y con nuestro Señor”.
Jaime
Septién
Fuente:
Aleteia