LAS HUELLAS DE SANTIDAD DE LA FAMILIA DE LA SALLE EN LA ARGENTINA

Frutos a 300 años de la muerte de san Juan Bautista de La Salle

El papa Francisco se refirió estos días a san Juan Bautista La Salle como un innovador brillante en la visión de escuela, entre muchísimos otros elogios que compartió al recibir a los Hermanos de las Escuelas Cristianas con motivo de los 300 años del fallecimiento de su fundador.

Estos más de 340 años de innovación educativa -san Juan Bautista de La Salle fundó la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Reims en 1680- implican a su vez en cada país con presencia lasallana una rica historia propia, empapada de la cultura, las necesidades y la historia de cada entorno.

A la Argentina, los primeros dos hermanos lasallanos llegaron en 1889. Eran los hermanos Jumaélien y Calimer. Le tocó al primero conducir las riendas de la familia lasallista en los primeros años en la Argentina, tiempo durante el que fundó colegios en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires.

Durante esos años de primer impulso de las Escuelas Cristianas, y ya cuando el hermano Jumaélien daba paso a otros hermanos, nacía en Buenos Aires, Héctor Valdivielso Sáez, hijo de padres españoles burgaleses arribados a la Argentina a principios del siglo XX.

Nacido el 31 de octubre de 1910, fue bautizado en la antigua parroquia de San Nicolás de Barí, ubicada a no más de 15 cuadras de donde se erigía el Colegio La Salle de Buenos Aires, el primero fundado por la Congregación en el país.

Siendo Héctor niño, sus padres deciden regresar a España y radicarse en Briviesca. Relatan sus biografías una dura infancia, con su padre trabajando en México.

Al norte de Briviesca, en Bujedo, se encontraba el colegio fundacional de la Congregación en España, al que ingresó Héctor en 1922, siguiendo a su hermano José, que lo había hecho el año anterior.

Completó su noviciado menor en Bélgica y regresó a Bujedo en 1926, para pronunciar sus primeros votos en 1927, ya hermano Benito de Jesús.

Digno representante de su padre fundador, como profesor innovaba para mantener el orden y conseguir buenos resultados. Por esos años la idea de martirio ya no era lejana: no tan solo por lo que comenzaba a percibirse España, sino también por las noticias que llegaban de México, donde estaba su padre, con el que intercambiaba correspondencia y se refería al tema.

Había arribado a Turón en 1933, ganándose el afecto de toda la comunidad. Pero eran tiempos en los que comenzaba a sentirse la aversión a la religión de parte de quienes buscaban emular la revolución rusa en España.

Después de realizar los ejercicios espirituales anuales, Héctor estaba con su capellán y sus compañeros rezando en la capilla. Era el 5 de octubre de 1934. Allí los atraparon.

Tras encarcelarlos, fueron sometidos a un “juicio revolucionario”, en el que los vecinos intentaron rescatar a los religiosos. Pero toda la comunidad de hermanos fue fusilada cerca del cementerio de Turón el 9 de octubre.

Ese día, comenzaba en Buenos Aires, Argentina, país al que alguna vez había manifestado a sus padres que esperaba volver, el Congreso Eucarístico Internacional, hasta ese momento y aún hoy uno de los mayores hitos de la historia de la Iglesia en el país. Ese día Héctor Valdivielso, Benito de Jesús, pasó a ser conocido como uno de los mártires de Turón.

Héctor Valdivielso Sáez fue beatificado en 1990 por san Juan Pablo II. Y el 21 de noviembre de 1999, el mismo Papa lo canonizó junto con sus compañeros mártires.

Héctor se convirtió en el primer santo nacido en la Argentina. Hasta 2016, fue el único argentino proclamado en haber sido proclamado santo.

Acaso la historia del lasallano Héctor Valdivielso esté más marcada por su vida y entrega en España que por su primera infancia en la Argentina. No obstante, su martirio ha sido de inspiración y orgullo no sólo para sus hermanos de congregación sino para toda la Iglesia Argentina.

Por los años en que se producía el martirio de san Héctor, estudiaba en el La Salle de Buenos Aires el joven Enrique Shaw, quien poco tiempo después ingresaría a la Escuela Naval y se dedicaría luego al mundo de la empresa, espacios en los que llevó adelante un incesante apostolado e hizo crecer una fama de santidad que hoy está siendo evaluada en la Santa Sede para que pueda ser pronto beatificado.

Hace 300 años fallecía san Juan Bautista Lasalle. Hace 130 llegaban a la Argentina sus primeros hijos. Hace 85 un hermano de la Congregación de las Escuelas Cristianas nacido en la Argentina sufría el martirio. Hace 20 se convertía en el primer santo argentino. Hoy, muchos rezan por la pronta beatificación de un alumno de aquel primer colegio lasallano en la Argentina.

Esteban Pittaro 

Fuente: Aleteia