¡Padrinos
y madrinas, vuestros ahijados cuentan con vosotros! Tenéis un papel importante
que desempeñar para con ellos, una función distinta de la de los padres y
madres
© Shutterstock - 4 PM production |
Aquí
tenéis algunas ideas para intentar tejer una relación de afecto y confianza,
condición previa a la transmisión de la fe, el gran desafío de esta paternidad
espiritual que os une
“A
vosotros, padres y padrinos, se os confía acrecentar esta luz. Que vuestros
hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz. Y perseverando
en la fe, puedan salir con todos los Santos al encuentro del Señor”, dice el
sacerdote en el momento de entrega del cirio encendido al final de la ceremonia
del bautismo. Dicho de otra forma, el padre, la madre, el padrino y la madrina
se comprometen a acompañar al niño o niña a lo largo de su vida cristiana,
humanamente y espiritualmente. Pero, ¿cómo cumplen en concreto su misión los
padrinos?
Rezar por vuestro ahijado
Respondisteis
afirmativamente a los padres cuando os pidieron ser padrinos, dijisteis sí al
sacerdote cuando os preguntó si estabais dispuestos a ayudar a los padres a
criar al hijo en la fe cristiana, con mucha dignidad habéis encendido y llevado
el cirio durante la ceremonia de bautismo, pero ¡vuestro trabajo no termina
ahí! Más bien al contrario, acaba de comenzar. Y puede empezar con una acción
concreta muy sencilla: rezar por vuestro ahijado. Es probable que vuestras
jornadas estén a desbordar, quizás ni siquiera conseguís encontrar un ratito
para rezar por vosotros mismos, así que aquí tenéis una mini oración
recomendada por la web Hozana y que podéis recitar en cualquier momento
pensando en vuestro ahijado o ahijada:
Señor,
que tu mano proteja siempre a este niño para que nadie pueda causarle mal. Te
doy gracias por tener la suerte de ser su padrino. Te pido que me ayudes a
cumplir bien mi papel y a establecer con este niño un vínculo de confianza y
afecto. Estaré ahí, junto a sus padres, cerca del niño, para levantarle cada
vez que caiga. Amén.
Ya
habéis hecho mucho con esto. Habéis confiado a vuestro ahijado o ahijada a la
misericordia del Señor y pedido al Espíritu Santo que os ayude en vuestra
misión de padrinos. Sin duda, Dios os insuflará la fuerza para repetir
regularmente vuestra oración.
Encontrar
ocasiones de expresar vuestro afecto (más allá de la Navidad y el cumpleaños)
Un
regalo por Navidad, otro por su cumpleaños, y ya tenéis la conciencia tranquila
del deber cumplido. Con un mínimo de dedicación, ya encarnáis al padrino o
madrina perfectos. Pero vuestra aportación tendría mucho más valor si
estuvierais presentes en los momentos en que vuestro ahijado no os espera
necesariamente. Por ejemplo, celebrar su aniversario de bautismo es una bonita
manera de subrayar la importancia del sacramento, el nuevo nacimiento en
Cristo. El papa Francisco invitó a ello en muchas ocasiones “para
dar gracias a Dios por este don”.
También
generará una inmensa alegría en el ahijado que manifestéis vuestra cercanía e
interés en los pequeños acontecimientos de la vida, como un campamento de scouts,
una excursión escolar, exámenes, lesiones pequeñas o grandes… Pasar tiempo con
el ahijado, invitarle a merendar o a pasar un fin de semana en vuestra casa,
interesarse por sus motivaciones y sus problemas, hacerle preguntas en las
reuniones familiares, son gestos que contribuirán a crear vínculos de afecto y
confianza. Y estos lazos son importantes para cumplir otra misión: guiar al ahijado
en su vida de cristiano.
El centro de la cuestión:
guiar al ahijado en su vida de cristiano
La
principal misión de los padrinos consiste en ayudar a los padres a que el niño
llegue un día a profesar la fe cristiana y expresarla en su vida, dice el Ritual
de Bautismo. Sin embargo, no siempre es fácil guiar a un niño, luego
adolescente, en el camino de Cristo. A veces el niño está muy alejado del
camino o, por el contrario, ya está bien acompañado por los padres. Entonces,
¿cómo encontrar el lugar como padrino o madrina? Porque los padrinos
tienen un papel específico que desempeñar, distinto del de los padres. De otro
modo, el derecho canónico no precisaría que el padrino o madrina ha de ser
alguien que “no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar”. Además, la
Iglesia no exige que los padres estén bautizados y confirmados, mientras que sí
lo exige para los padrinos. Por tanto, aquí reside toda la
responsabilidad de los padrinos y en este aspecto es donde vuestro ahijado
cuenta con vosotros: en esta paternidad espiritual que exhorta a los padrinos a
transmitir y luego mantener la fe de su ahijado.
De
niños, esto se puede hacer a través de pequeños libros u otras herramientas
educativas sobre la fe cristiana, oraciones recitadas juntos, velas encendidas
en las iglesias, etc. A medida que el niño crezca, se pueden debatir cuestiones
de fe, especialmente durante la adolescencia. Sin embargo, lo más importante es
el modelo que ofrecéis a vuestro ahijado, un modelo de vida cristiana donde hay
coherencia entre vuestra vida y vuestra fe, un modelo del que vuestro ahijado
será un atento testigo.
Ya
lo habéis entendido; ahora solo os queda haceros discípulos de Cristo para
transmitir a vuestro ahijado las ganas de seguiros en la dicha de la fe
compartida. Hay una ocasión única de concretizar este impulso misionero: la
Comunidad de Emmanuel organiza fines de semana para padrinos, madrinas,
ahijados y ahijadas. Son un tiempo específico de formación, para compartir y
rezar por el apoyo a vuestro ahijado (15 años mínimo) en su vida cristiana y
reforzar vuestros lazos.
Mathilde De Robien
Fuente:
Aleteia