A la tristeza de una
próxima muerte y al miedo al dolor, se une la ansiedad de tener que tomar
decisiones difíciles
A
la tristeza de una próxima muerte y al miedo al dolor, se une la ansiedad de
tener que tomar decisiones difíciles.
Nunca
va a ser fácil tomarlas y es importante buscar un buen asesoramiento que nos
acompañe, pero desde aquí intentaremos esclarecer algunas situaciones.
1.
Lo primero, si se trata de un familiar, es conocer si existen unas voluntades
anticipadas en el que se plasmen sus decisiones sobre qué tratamientos
desea o no que se le aplique en la fase final de su vida. Se realiza cuando
estamos conscientes y tenemos capacidad para tomar estas decisiones para que la
familia y los médicos actúen consecuentemente cuando nuestro estado de salud no
nos permita expresarlo.
2. Nos ofrecen un
tratamiento de cuidados paliativos:
Son
aquellos cuidados que se ofrecen a los pacientes con una enfermedad grave con
el fin de que tenga una mejor calidad de vida. Básicamente tienen en cuenta:
Problemas físicos: mitigación del
dolor, ayuda para dormir mejor, ayuda en los problemas de respiración,
problemas digestivos o nutricionales etc.
Problemas psicológicos o
emocionales: generalmente
la depresión o la ansiedad mediante un acompañamiento psicológico tanto al
paciente como a la familia
Problemas prácticos: adaptación de
vivienda, ayuda en gestiones administrativas, asesoramiento financiero, ayuda a
domicilio etc.
Asuntos espirituales: ayuda en el
proceso de exploración de su fe para conseguir la paz espiritual
Profesionales
especializados en este tipo de cuidados refieren que, cuando se aplican, se
reducen de forma importante decisiones más graves sobre la continuidad de la
vida. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, “los cuidados paliativos
constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón
deben ser alentados”.
3. Nos ofrecen tratamientos
paliativos cuando se suspende el tratamiento para buscar la cura de la
enfermedad porque existe la certeza de que el paciente no va sobrevivir a ella
más de 6 meses. El objetivo es aliviar el dolor y el malestar.
Según
la Organización Mundial de la Salud, los pacientes en fase terminal tienen
derecho a:
·
Seguir
siendo tratados como personas.
·
Recibir
una atención adecuada por profesionales competentes.
·
Participar
en las decisiones que tienen que ver con su tratamiento y no ser discriminados
si sus decisiones no coinciden con los que le atienden o los familiares.
Para ello, tienen
derecho a ser informado y a recibir respuestas honestas a sus preguntas
·
Ayudarles
a combatir el dolor.
·
Practicar
y expresar sus creencias espirituales.
·
Poder
compartir afecto con su familia y amigos y que le acompañen hasta el momento de
su muerte.
· Según
el Catecismo de la Iglesia Católica, “la interrupción de tratamientos médicos
onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los resultados
puede ser legítima… Es rechazar el “encarnizamiento terapéutico”… No se
pretende provocar la muerte, se acepta no poder impedirla … El uso de
analgésicos para aliviar los sufrimientos … incluso con riesgo de abreviar sus
días, puede ser moralmente conforme con la dignidad humana si la muerte no es
pretendida”.
4. Empezamos a oír
hablar de muerte digna (ortotanasia), eutanasia (pasiva o activa) o
suicidio asistido:
Según
la Organización Mundial de la Salud, la eutanasia es la “acción del médico
que provoca deliberadamente la muerte del paciente”. La eutanasia pasiva
es una muerte por omisión, al retirar un tratamiento determinado, la
alimentación o la hidratación, por ejemplo, para acelerar la muerte. La
eutanasia activa es básicamente cuando se le suministran fármacos que puedan
ser letales con el fin de acortar la vida. El suicidio asistido es cuando
el paciente decide terminar de forma activa con su vida y para ello se le
ofrece de forma intencionada los medios necesarios (tanto los medicamentos
como información sobre las dosis letales)
Según
el Catecismo de la Iglesia Católica, “cualesquiera que sean los motivos y los
medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas
disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable” y “una acción o
omisión que de suyo en la intención provoca la muerte para suprimir el dolor,
constituye un homicidio… “.
Sea
como sea, se trata de decisiones difíciles en las que las líneas rojas
divisorias entre una u otra opción a veces son muy finas, tanto hacia una
dirección como hacia la otra, por lo que es necesario buscar una asesoramiento
adecuado y honesto que nos acompañe en este proceso de ayuda a las personas que
queremos.
Monica Costa
Fuente:
Aleteia