“Vayan por todo
el mundo y prediquen el evangelio”
¿Alguna vez te has animado,
durante tus vacaciones de semana santa, a dar un giro radical? Por ejemplo
¿irte a un pueblo perdido para estar durmiendo en el piso, quizás bañándote
solo dos veces a la semana a jicarazos o con toallitas húmedas?, ¿estar caminando
diario por kilómetros bajo el sol con tan solo un “morral” y estar tocando la
puerta casa por casa con el peligro de no ser escuchado? en pocas palabras: a
ir de misiones.
Si no lo has hecho te has
perdido uno de los momento más felices y enriquecedores de tu vida y has leído
bien, pues Dios no se deja ganar en generosidad. El
transmitir el mensaje de Dios es lo mejor que podemos hacer por los demás, por
el prójimo y hasta por uno mismo. Claro que vamos a misionar, pero te aseguro
que somos los primeros en salir misionados al ver la grandeza de la fe de tanta
gente, el ver a miles de jóvenes y familias que dan sus vacaciones para llevar
puerta por puerta la palabra de Dios, palabra viva que es también
camino y verdad para nuestro día a día, esa palabra que es Cristo
resucitado.
Quizás sí es una semana
intensa de estar hablando y transmitiendo al corazón de las personas la
buena noticia, pero no se queda ahí, es un momento intenso que nos va
preparando y motivando a llegar de nuevo a nuestra familia, a nuestro colegio o
quizás de vacaciones y seguir evangelizando, ya no con el “outfit” misionero
sino con nuestro ejemplo, con nuestra forma de actuar y de hablar y esto se
llama coherencia de vida, en otras palabras es santidad.
Esto es cumplir y llevar acabo
el mandato de Jesús “Vayan por todo el mundo y prediquen el
evangelio” y que mejor manera de predicarlo en el mundo de la
familia, en el mundo de mis amigos, de la sociedad, etc… no tengas miedo de
intentar cambiar y ayudar a los demás, recuerda que Dios no se deja ganar en
generosidad.
¡Dios no está muerto! solo
“necesita de ti, de tus manos y tu voz…”
Por: H. Luis Angel Espinoza LC
Fuente:
Catholic.net