¡Si tuvierais fe!
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día estaba cambiándome la ropa de trabajo por la del coro y, de repente,
cayó a mis pies una de las dos piezas de una cruz pequeña, especie de
relicario, que se cierra con un tornillo pequeño. La llevaba colgada al cuello,
y no me di cuenta de que el tornillo se iba aflojando, hasta perderse…
Miré
bien el suelo, miré por donde había caminado, miré y miré… Y nada, no encontré
el tornillito… Pensé: “Esto es algo tan pequeño y además me he movido en tantos
sitios, que, a no ser un milagro, no lo encontraré… ¡¡Pero tiene que ser un
milagro bien gordo!! …”
Entonces, una lucecita de esperanza se encendió en mi corazón: me acordé de San Antonio, que siempre que le rezo, me encuentra lo que he perdido… Pero mi lucecita se apagaba al pensar que, esto, ¡ni San Antonio me lo podía encontrar!…
Y
de nuevo una luz: “Nada hay imposible para Dios…” Así que, sin usar más la
razón y en un acto de “fe heroica”, me puse a rezarle a San Antonio un
padrenuestro, un avemaría y un gloria... Y le regalé “más fe”, al rezarlo de
nuevo, por segunda vez… ¡Y ya me quedé tranquila y con una esperanza sostenida
por esta fe!...
Pasaron
dos días y, cuando iba bajando la escalera, noté que algo me pinchaba dentro
del calzado… Me lo quité y miré el zapato y la media… ¡Y en la planta del pie,
dentro de la media, me pareció que cogía algo pequeño que me pinchaba!… ¡Lo
agarré fuerte, porque no quería perder ese objeto, que intuí, era el tornillo
de la cruz!… Hice un agujero en la media para “pescarlo…” ¡¡y efectivamente,
era el tornillo de la cruz, que había emigrado de mi cuello al pie!!…
¡Me
pareció un milagro muy grande, pues después me enteré que otras hermanas lo habían
perdido de sus respectivas cruces y no lo encontraron!...
¡¡Me
deshacía en acción de gracias a Dios y a San Antonio, su siervo, a quien yo
había confiado esta pérdida!!... ¡Vi claro que “la fe mueve montañas”, las
montañas de las razones y de la incredulidad!… Pensé lo que dijo Jesús: “Si
tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a este monte: trasládate al
mar y os obedecería…”
Hoy
el reto del amor, es pedir a Jesús que creamos en Él, sin vacilaciones, como un
niño se fía de su papá, que sabe que le ama y le concede todo lo que necesita,
hasta las cosas más pequeñas…
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
