El régimen considera delito “llevarle comida y
medicamentos a niños con enfermedades en fase terminal, en el Hospital J. M. de
los Ríos”, dice la joven activista de una ONG de ayuda infantil
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Héctor Requena y Lisseth
Manjoud
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La crisis humanitaria en Venezuela tiene
diversos matices, entre estos la falta de valores y la perversa intención del
régimen de Nicolás Maduro de quebrantar la motivación de quienes trabajan como
voluntarios en las organizaciones no gubernamentales dedicándose a ayudar al
prójimo, especialmente a los niños internos en los hospitales públicos del
país.
Entre esos voluntarios los mayores riesgos son para los jóvenes que con
tesón, entusiasmo y amor, llegan incluso, a poner en riesgo sus propias vidas.
El
testimonio de Melanie Intriago Manjoud, no deja dudas de que
posterior a la ayuda humanitaria para atender con medicamentos y comida a las
350 mil personas más vulnerables del país bolivariano, será imperativo generar
planes de reeducación y formación en valores, especialmente dirigidos a los
cuerpos de seguridad del Estado.
Melanie
tiene 19 años de edad, es enfermera auxiliar y trabaja con la ONG Kids
International Foundation, dedicándose a llevarles comida,
medicamentos e insumos a niños enfermos. Este es su trabajo:
Ella contó
para Aleteia que
el 4 de febrero de este año fue “secuestrada y llevada por la fuerza a un
cuarto de detención dentro de las instalaciones del Hospital J. M. de los Ríos,
en Caracas”, por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana y
miembros de los colectivos (paramilitares) que custodian ese centro.
“Con armas largas procedieron a someterme a un exhaustivo interrogatorio”, dijo
la joven. “Recibí amenazas directas de muerte, procacidades, vulgaridades y
vejaciones inhumanas para amedrentarme”. Exigieron con violencia verbal
consignarles su teléfono personal. “Al negarme intentaron registrarme a lo cual
me negué categóricamente”, dijo.
“Estuve detenida
por un lapso de tiempo prolongado donde se me impidió ejercer mi derecho
constitucional a libre tránsito y se me obligó a firmar un documento del cual
reniego categóricamente, ya que ni siquiera se me permitió leer lo que
firmaba”, expresó. “Me vi obligada a firmar ya que el militar se colocó la mano
en el arma de guerra y pensé que iba a proceder a apuntarme con ella y disparar”,
señaló.
“Cuando
insistentemente reclamé la vulneración de mis derechos humanos fui liberada
para luego encontrarme con otra comisión militar y paramilitar a las puertas
del hospital que inició otro interrogatorio, pretendiendo esta vez, sustraerme
de nuevo mi teléfono y mis instrumentos de trabajo”. Esta vez se le acercó un
“colectivo” con la intención de intimidarla. “Me preguntó por qué había hecho fotos, a
la vez que tomaba su arma 9 mm que portaba al costado del pantalón”.
¿En qué consiste el trabajo
que realiza la ong en el Hospital J. M. de los Ríos?
“Nosotros nos dedicamos a preparar
comidas y llevarlas directamente a los niños, nos dedicamos a conseguir los
medicamentos e insumos quirúrgicos que necesitan para restituir la salud y
curar a nuestros niños en situación de pobreza agravada. No esperamos nada a
cambio, sino únicamente la satisfacción de salvar vidas que por negligencia de
este régimen hambreador pueden perderse vanamente”.
¿Desde cuándo realiza este
trabajo en favor de los niños del JM de los Ríos?
“Realizo
labor social desde muy pequeña. Ya a mis 5 ó 6 años le solicitaba a mis padres
comidas para llevarle a los niños de una plaza cercana de mi domicilio. Con el
transcurrir de los años la fui realizando 2 veces a la semana, aproximadamente.
Hay veces que se realizan más entregas de comidas balanceadas, ropa, abrigo,
medicamentos e insumos médicos a casas hogares, ancianatos y escuela cercanas a
mi domicilio. Ya ingresada en la adolescencia inicié la actividad filantrópica
de manera más formal recaudando alimentos en un mercado municipal adyacente a
mi casa y donándola.
“Otra
actividad en la cual desempeñé labor social es en la música. Recibí clases de
música desde los 8 años para luego ingresar en el Sistema Nacional de Orquestas
y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Tuve oportunidad de aprender de
destacados maestros internacionales, en seminarios y clases magistrales que a
su vez repliqué a jóvenes y niños en barriadas populares del 23 de Enero,
Catia, Caricuao, Ruiz Pineda, Antímano y otras comunidades de Caracas”.
“Con el
Advenimiento de la grave emergencia humanitaria, se hizo útil nuestra
experiencia y nos dedicamos con mayor tiempo y esfuerzo intentar mitigar los
efectos de la crisis en los niños”. “Desde hace aproximadamente 2 años y medio
en que se agudizó la carencia de alimentos básicos en el Hospital J. M. de los
Ríos, nos avocamos a cumplir con regularidad entregas de alimentos, medicinas e
insumos quirúrgicos para tratar de aliviar en lo posible el deterioro crónico
de la calidad en este centro de salud”.
¿Era la primera vez que estos
funcionarios de seguridad entorpecían tu labor?
“No.
En reiteradas ocasiones los funcionarios militares, paramilitares (colectivos)
y la Guardia Nacional Bolivariana se dedicaban a hostigarnos mediante acoso
psicológico. En distintas ocasiones nos han impedido el
ingreso al hospital, nos han amenazado verbalmente y requisado la comida.
Algunas veces nos han confiscado los alimentos, resumimos que para consumir
ellos mismos los alimentos de los niños o revenderlo. Pero con el enrarecido
clima político que desató la crisis internacional por el ingreso de la ayuda
humanitaria, estos cuerpos represivos del Estado Venezolano se volvieron más
violentos y paranoicos”.
¿Ese día estabas acompañada
o fuiste sola a realizar la actividad?
“El día que
acontecieron los hechos estaba acompañada por miembros de nuestra ONG que me
solicitaron reserva de nombres e identidad, ya que al percatarse de mi
detención arbitraria salieron sigilosamente por distintas salidas del hospital
para evitar represalias. A uno de los miembros intentaron
arrebatarle sus pertenencias e instrumentos de trabajo, afortunadamente el
forcejeo y pudo librarse de los milicianos”.
¿Durante cuánto tiempo
estuviste detenida por estos funcionarios de seguridad?
“Realmente
no sé a ciencia cierta cuanto tiempo estuve detenida, uno pierde la noción del
tiempo bajo amenazas de muerte, coerción y maltrato psicológicos de los cuales
fui víctima. No verifiqué realmente el tiempo que
transcurrió desde que el momento que inició el acoso que duró aproximadamente
40 minutos hasta que me trasladaron por la fuerza a un cuarto de detención
dentro del hospital y permanecí detenida contra mi voluntad custodiada por 5
efectivos portando armas largas de guerra por un lapso de tiempo
indeterminado”.
¿Por qué es necesario el
ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela?
El ingreso
de la ayuda humanitaria es imperiosamente necesario. La vida de aproximadamente
370.000 venezolanos en riesgo de muerte exige el ingreso inmediato de la ayuda
humanitaria internacional. El estado de gravedad de los pacientes infantiles
hace urgente la distribución de medicamentos y equipos para prevenir muertes
innecesarias de niños que bien pudieran salvar su vida si se les dotará de las
medicinas que requieren para su tratamiento. Han querido estigmatizar como
limosnas la ayuda humanitaria, nada más alejado de la cruda realidad que
vivimos los venezolanos. La ayuda humanitaria es prioridad uno para el pueblo
venezolano, debe ingresar por cualquier medio posible.
Como cierre
de esta experiencia, Melanie Intriago Manjoud, argumentó que “por
encima de cualquier consideración ideológica, es indispensable salvar las vidas
en grave riesgo de muerte de decenas de miles de niños enfermos en los
hospitales venezolanos”. También reflexiona y dice con
convencimiento: “la ayuda humanitaria debe ingresa por cualquier medio
posible, lo antes posible a Venezuela”.
Ramón
Antonio Pérez
Fuente:
Aleteia