6 Dom. Tiempo Ord. (Ciclo C)
Buenos días, hermanos, sed bienvenido a la celebración del Día del Señor.
La Eucaristía de cada domingo es el espacio privilegiado donde
alimentamos nuestra vida de fe. En ella, por la escucha de la Palabra y la
participación en la mesa del Altar, nos unimos más a Cristo y a lo largo de la
semana podemos vivir de sus misterios de salvación.
¡Grande es la gracia que el Señor nos hace! Unos pobres discípulos
participando de la vida de su Maestro y Señor.
Dispongámonos a celebrar con gozo esta acción de gracias en la que damos
gloria a nuestro Dios.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Si en algo estamos de acuerdo todos los seres
humanos es que queremos ser felices. Otra cosa es saber por qué caminos lograr
esa felicidad. Ahí es donde está el desacuerdo.
En las lecturas que hoy se van a proclamar, Jesús
nos desvela el secreto de la felicidad. En ellas nos manifiesta que la clave
fundamental para lograr la felicidad es recibirla del propio Dios.
Escuchemos con atención la Palabra divina y
dejémonos sorprender por lo que nos revela
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada suplica respondemos: ¡Danos,
Señor, a participar de tu gozo!
- Por todos los que
formamos parte del Pueblo santo de Dios, para que no nos cansemos de anunciar
en todo tiempo y lugar el Evangelio del Reino. OREMOS.
- Por España, para que entre todos,
según nuestra responsabilidad, rebajemos las crispación que en estos momentos
están tensionando nuestro país. OREMOS.
- Por los que buscan ser felices y no
encuentran el modo; por los que recorren caminos de felicidad que les llevan a
la desgracia, para que unos y otros encuentren a testigos del Evangelio. OREMOS.
- Por las víctimas de cualquier tipo
de violencia: guerras, terrorismo, totalitarismos, explotación…, para que
encuentren los medios necesario para salir de ella y personas que les ayuden a
cerrar sus heridas. OREMOS.
-
Por todos nosotros, para que lejos de aferrarnos a una felicidad pasajera nos
abramos al don de la Vida que Dios quiere hacernos. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Padre de bondad,
porque no solo nos has dado la vida,
sino que también nos has llamado
a participar de tu felicidad.
También te damos gracias,
porque en el colmo de tu amor,
nos has enviado a tu Hijo, Jesús,
para que Él nos revele el camino
que conduce hacia la vida y la alegría plena.
Padre de misericordia, te compasión de nosotros,
No nos tengas en cuenta nuestras rebeldías
y resistencias a seguir tus caminos.
Mira que queriendo ser felices
vamos por unos caminos que solo nos conducen
al sin sentido, al sufrimiento y a la perdición.
Señor, Jesús, Tú que eres el Bienaventurado,
derrama sobre nosotros tu Espíritu,
para que Él nos haga dóciles a la voluntad del Padre
y testigos de su alegría ante aquellos
que están perdidos y desesperados.
Amén.