Cuando Lawrence
Girard nació el 21 de noviembre de 1918 en Windsor (Canadá) el presidente de
Estados Unidos era Woodrow Wilson, la gente iba a ver las películas de Charles
Chaplin y la Primera Guerra Mundial acababa de concluir
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| Diácono Lawrence Girard - Foto: Luke Armstron |
Sin embargo,
sus cien años de edad no son impedimento para que el hoy diácono Girard siga
ayudando en la celebración de ocho Misas semanales –una por día y dos los
domingos– en la iglesia de San Sebastián, en Dearborn Heights, Michigan;
leyendo el Evangelio, las intenciones y apoyando en la distribución de la
Comunión.
"No solo tiene 100 años, sino que está lleno de vida y es muy
activo", afirma su párroco, el P. Walter Ptak.
Asimismo,
además de ayudar en la Misa, el diácono Girard asiste a casi todos los eventos
parroquiales. "Siempre está en movimiento; Un verdadero testigo, especialmente
para las personas mayores ", dijo el P. Ptak. "Tiene un espíritu tan
positivo y sigue adelante, proclamando el Evangelio y viviéndolo".
Estas
características del anciano diácono son destacadas por los fieles, como Ken
Krach, que ayuda en la sacristía después de la Eucaristía. “Es muy rápido,
siempre uno de los primeros aquí, y siempre tiene palabras de sabiduría. Es un
hombre muy inspirador, devoto y amable, y su memoria es muy buena".
Sus inicios
Cuando aún
vivía en Canadá, Lawrence se graduó de maestro y se unió en 1932 a la
congregación religiosa de Christian Brothers, enseñando en sus escuelas de
Toronto y Montreal. Sin embargo, descubrió que su vocación era el matrimonio y
dejó la hermandad. Luego viajó a Detroit (Estados Unidos) en 1947, “donde mis
padres vivían entonces”.
Tras obtener un
título en Trabajo Social, laboró durante 25 años en el condado de Wayne, donde
conoció a su esposa Jean, maestra de una escuela pública. Se casaron en 1951 y
vivieron durante 60 años, hasta que ella murió en 2012 a los 93 años. Tuvieron
cinco hijos que hoy en día tienen entre 58 y 65 años y ahora el diácono Girard
vive con su hija Clare.
Diaconado
permanente
El diaconado
permanente fue restablecido en Estados Unidos por el Papa San Pablo VI en 1968.
Tres años después la Arquidiócesis de Detroit abrió un programa al que Girard
ingresó en 1972, ordenándose de diácono el 25 de abril de 1976.
"Nunca
pensé que me habían llamado para ser sacerdote, pero pensé que podría usar
algunos de mis talentos para ayudar a la Iglesia", dijo Girard. Como parte
de su labor solía visitar a los enfermos y llevarles la Comunión al hospital de Oakwood, e incluso hacer visitas a domicilio, que podían llegar a 20 por día.
"Me
contaban las historias sobre sus familias y sus problemas", recordó el
diácono, que aprovechaba esta oportunidad para hablarles sobre Dios y rezar con
ellos. “A veces tenía que aconsejarles que se confesaran. Entonces le pedía a
un sacerdote que viniera, quien también podría darles los últimos ritos si la
persona lo deseaba".
Sus secretos
para una larga vida
¿Cuál es el
secreto de diácono Girard para una vida saludable y feliz? El anciano aseguró
que "mi querida esposa me ayudó a vivir mucho tiempo", además de que
“tenemos buenos genes en la familia”. “Nuestros antepasados eran de Francia
y habían escapado de la Revolución Francesa. Previeron la llegada de la revolución y llegaron a Canadá por
la libertad de religión", recordó.
Además afirma
que trata de comer sano y toma un poco de vino todos los días. Rara vez necesita
ir al médico. "Sin embargo, creo que hubiera sido más saludable si nunca
hubiera fumado", admitió. “Fumé durante unos 40 años. Intenté dejarlo dos
veces, pero solo duró unas pocas semanas. Me rendí cuando me retiré a los 62”,
compartió. Al final, decidió dejar de comprar cigarrillos.
¿Qué piensa del
futuro?
El diácono dijo
que no se preocupa por el futuro, pues está contento con lo que está haciendo.
"Espero morir en buena relación con la Iglesia y la familia", dijo el
anciano, quien aseguró que estar ante el altar durante la Misa le ayuda a orar.
“Creo que ayudo al sacerdote leyendo y dando la Comunión", expresó.
En ese sentido,
aseguró que su relación con el Señor se fortalece cuando lee las Escrituras y
se confiesa. "Te acerca más a Dios", dijo.
Ahora con 100
años, ¿piensa en conocer a Dios pronto? "No paso tiempo preocupándome por
la muerte". "No tengo miedo. No pienso mucho en cómo voy a morir,
pero no creo que sea en un accidente automovilístico, ya que dejé de conducir
hace dos años. El auto se averió, y es bueno tener niños que me lleven aquí y
allá", afirmó.
Mientras se
cambiaba de sus vestimentas luego de la Misa, Deacon Girard explicó que después
de más de 40 años como diácono todavía espera poder servir en el altar.
"Mientras
vaya a Misa, quiero servir". "Soy un poco más lento, pero me gusta
ayudar al sacerdote en la Misa. Soy muy feliz cuando puedo ayudar",
aseguró.
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado
originalmente en NCR.
Patti Armstrong
Fuente: ACI
