VISITA PASTORAL 2019: CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

"Desde hoy estos adolescentes ya son adultos en la Fe". Confirmaciones en las parroquias de Trescasas y San Cristóbal

Desde que nacemos, estamos llamados por Dios, como verdadero autor de nuestra vida, a un encuentro de Amor con Él. “Yo te he llamado por tu nombre, te he elegido desde siempre.” Éste es el mensaje que como Palabra de Dios en la Biblia nos habla del gran amor que el Padre nos tiene a cada ser humano y la dignidad absoluta que representamos cada uno para Él.


Muchos de nosotros tuvimos además, a los pocos días de nacer, la gracia inmensa de ser acogidos como hijos en la gran familia que es la Iglesia. Recibimos el Bautismo. Este sacramento supone el comienzo de una nueva vida, que se nos entrega como en arras, como promesa ya cumplida en Cristo, pero que hemos de ir descubriendo y realizando en lo concreto de nuestro día a día, a lo largo de un camino, el camino de nuestra vida.


¿Cuánto tiempo se necesita para llegar a ser adulto en la vida social? ¡cuántas lecciones, caídas, aciertos…! ¡Cuántas personas, como padres, maestros, catequistas, sacerdotes, etc., intervienen, nos aportan, nos acompañan en ese largo recorrido! ¡¡Muchísimos!! Y Dios, detrás de cada uno de ellos como Señor de todos, aunque tantas veces lo ignoremos.

De igual modo, para que aparezca el cristiano adulto en la fe, hay que recorrer un largo camino. En este camino, la Iglesia, como verdadera madre nuestra en la fe, nos acompaña, nos cuida, nos enseña y nos corrige, nos alimenta con la Palabra y los sacramentos: especialmente la Eucaristía y el perdón de los pecados.

En este camino de la fe, tenemos hitos, momentos importantes que van marcando nuestro recorrido y nos sirven de referencia para continuar. Especialmente señalados en este sentido son los llamados Sacramentos de la Iniciación Cristiana: Bautismo – Eucaristía – Confirmación. Cada uno de ellos supone, un inmenso regalo de Dios, una Gracia, un Don de su Espíritu que se derrama generosamente sobre nosotros, haciéndonos capaces de vivir realmente como hijos suyos. Pero al mismo tiempo, cada uno de esos sacramentos, supone desde nuestra perspectiva, un paso más consciente, maduro y comprometido de nuestra fe a la propuesta que Dios nos hace.

En el Bautismo, salvo en el de adultos, suelen ser padres y padrinos los que responden por el bautizado, aceptando así la responsabilidad de continuar apoyando y acompañando este proceso de fe. En la primera comunión, al recibir la Eucaristía, hay ya una primera respuesta personal ante la comunidad. Sin embargo, es el sacramento de la Confirmación el momento álgido de este proceso de iniciación.

En la Confirmación, el Don del Espíritu Santo, derramado en plenitud sobre el cristiano, le hace capaz de vivir también en plenitud la misión e identidad de Cristo en el mundo, que recibimos al ser bautizados: Profeta, Sacerdote y Rey, las tres funciones del Mesías, Ungido por Dios. El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido, me ha enviado para anunciar la salvación. (Lucas 4)

Con gozo y agradecimiento, esto es lo que hemos celebrado este fin de semana en las parroquias de Trescasas y San Cristóbal de Segovia. Después de un tiempo de preparación, de varios años de catequesis, un grupo de 13 y 12 adolescentes respectivamente han sido “crismados”, ungidos por nuestro Obispo con el santo óleo. Es la culminación de un proceso, en el que Dios tiene la iniciativa y da su Gracia. Nosotros, pobres siervos, sólo aceptarla y procurar no estorbar. Ojalá que estos jóvenes digan sí cada día desde hoy a esta vida plena que Dios se ha empeñado en regalarles, y nosotros como comunidad cristiana sepamos estar a su lado para continuar adelante. La palabra de Cristo nos ha de alentar: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”

Antonio-María Sanz de Frutos