Tal
como lo describe el Obispo de Roma, la oración no es un monólogo, no son
palabras echadas al viento. La oración es diálogo
Papa Francisco en oración (Vatican Media) |
La
escucha no es una virtud muy común en los tiempos que corren; sin embargo, en
los Evangelios continuamente se nos presentan escenas en las que Jesús escucha
al Padre, y al mismo tiempo, Dios-Padre nos invita a escucharle
El Señor escucha la
oración humilde
El
tuit del Papa para este día afirma que “El Señor escucha la oración humilde”.
En la catequesis del 7 de febrero de 2018, Francisco afirma: podemos decir que
en la Liturgia de la Palabra, a través del Evangelio y la homilía, Dios dialoga
con su pueblo, que lo escucha con atención y veneración y, al mismo tiempo, lo
reconoce presente y activo. Si, por lo tanto, escuchamos la “buena noticia”,
ella nos convertirá y transformará y así podremos cambiarnos a nosotros mismos
y al mundo. ¿Por qué? Porque la Buena Noticia, la Palabra de Dios entra por los
oídos, va al corazón y llega a las manos para hacer buenas obras”.
Nos pone en camino
Tal
como lo describe el Obispo de Roma, la oración no es un monólogo, no son
palabras echadas al viento. La oración es diálogo. Un diálogo que después de
reflexionado, después de asumido, nos pone en movimiento, nos pone en camino.
Un
ejemplo es el Evangelio de Lucas 9,51-52: “Cuando se completaron los días en
que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y
envió mensajeros delante de él”. Jesús decide una vez ha dialogado con su
Padre. Desde aquel momento, Jesús apunta hacia la meta. El advierte a las
personas que quieren seguirlo, cuáles son las condiciones: no tener una morada
fija; saberse despegar de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia del
pasado”.
Para
Jesús es importante “escuchar en su corazón la voz del Padre y seguirla”. Para
Jesús, se trata, afirma el Papa en el ángelus del día 30 de junio de
2013, de una decisión tomada en libertad. “Jesús nos quiere a los cristianos
libres como Él, con esa libertad que viene de este diálogo con el Padre, de
este diálogo con Dios. Jesús no quiere ni cristianos egoístas —que siguen el propio
yo, no hablan con Dios— ni cristianos débiles —cristianos que no tienen
voluntad”.
El
ejemplo de María nos habla de escucha y de respuesta humilde, de respuesta
Libre, capaz de poner al servicio de los demás los dones que le ha dado el
Señor.
Manuel
Cubías – Ciudad del Vaticano
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