“Todo ser humano anhela una vida mejor y más feliz, y no se puede resolver el desafío de la migración con la lógica de la violencia y del descarte, ni con soluciones parciales”
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Indios del Amazonas peruano |
“También
en este año, las poblaciones de varias regiones del continente americano y el
sudeste asiático han sufrido duramente indescriptibles dificultades y
sufrimientos, causados por aluviones, inundaciones, incendios, terremotos y
sequías. Por lo tanto, las cuestiones ambientales y el cambio climático son
algunos de los temas en los que se hace particularmente urgente encontrar un
acuerdo por parte de la comunidad internacional”
Eran
las palabras del Papa en su discurso al tradicional discurso al Cuerpo
Diplomático que hace cada año para darles las felicitaciones navideñas. En su
discurso, el Papa abordó el tema del próximo Sínodo de los obispos dedicado a
la Amazonía, que será en octubre.
En
este sentido, dijo, y a la luz del consenso alcanzado en la reciente
Conferencia internacional sobre el clima (COP-24) celebrada en Katowice, espero
un compromiso más decisivo de los Estados que fortalezca la colaboración para
hacer frente con urgencia al fenómeno preocupante del calentamiento global. La
Tierra pertenece a todos y las consecuencias de su explotación recaen sobre la
población mundial, y de manera más dramática en algunas regiones. Entre ellas
se encuentra la Amazonia, que será la protagonista de la próxima Asamblea Especial
del Sínodo de los Obispos en el Vaticano el próximo mes de octubre, y que, aun
cuando se ocupará principalmente de los caminos de la evangelización para el
Pueblo de Dios, no dejará de abordar los problemas ambientales en estrecha
relación con sus consecuencias sociales.
Los pueblos indígenas
están en el corazón de la Iglesia
“Una
vez más, deseo llamar la atención de los gobiernos para que se ayude a quienes
han emigrado a causa del flagelo de la pobreza, de todo tipo de violencia y
persecución, así como de los desastres naturales y el cambio climático, y para
que se tomen las medidas que permitan su integración social en los países de
acogida, dijo el Papa en su discurso al Cuerpo Diplomático, “Todo ser humano
anhela una vida mejor y más feliz, y no se puede resolver el desafío de la
migración con la lógica de la violencia y del descarte, ni con soluciones
parciales”. Al respecto, el prefecto de la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos, cardenal Fernando Filoni, dijo que los pueblos indígenas están
en el corazón de la Iglesia.
El
purpurado recuerda que debemos sobre todo privilegiar la atención sobre el
hombre, tener una antropología positiva hacia estos pueblos del Amazonas,
pequeños o grandes que sean. Puesto que, si hace falta este concepto, de
consecuencia sufre el medio ambiente, porque la dignidad de estos pueblos y el
cuidado del medio ambiente están interconectados. La Iglesia necesita,
sobre todo, dijo, tener una actitud positiva de afecto, amor y atención hacia
estos pueblos.
Es necesaria una
antropología positiva
Quisiera
hacer un pequeño ejemplo, afirmó el cardenal, mientras estaba visitando un
vicariato apostólico, hace dos años en la Amazonía colombiana, un jefe de una
tribu, que llegó luego de muchas horas de navegar en canoa, me pregunto: ¿Por
qué Ud vino de Roma hasta aquí, a este pueblo perdido del Amazonas?. Y le
respondió que el hecho que estos pueblos del Amazonas estén geográficamente
lejos de Roma no significa que ustedes no estén en el corazón de la Iglesia.
Ustedes, le dijo el purpurado, son el corazón y están en el corazón de la
Iglesia. El jefe de esta tribu me miró con satisfacción y con interés. Así que,
dijo el cardenal, es importante el hecho que tomen conciencia de sí mismos, que
estos pueblos no se sientan emarginados, aunque si están lejos, por ejemplo de
Roma, es importante y debemos resaltarlo en el sínodo, o sea una antropología
positiva de valor y de valorización de estos pueblos que ya tienen una rica
experiencia espiritual, ética y ambiental. Teniendo atención de las personas,
dijo, creo que haremos un gran paso hacia el cuidado del medio ambiente.
Nos
viene la pregunta sobre cómo colaborar en la construcción de un mundo, que
respete la vida y contraste la mentalidad de la colonización para construir juntos
plataformas de solidaridad e interculturalidad. Al respecto, el purpurado dijo
que piensa en el gran paso que se puede hacer, acercándose y vivir con estos
pueblos, estar en medio de ellos, como lo hacen muchos misioneros, y esto es un
aspecto muy importante, por ello la Iglesia es enemiga de estas realidades que
tienen un interés de explotación colonial en el Amazonas. Estar con ellos les
da la conciencia de sentirse pueblos con una dignidad. Además, desarrollan el
sentido del derecho nativo de vivir, de estar y ser consultados sobre todo lo
que les pertenece.
Misiones en la zona
Amazónica
Nuestra
Congregación tiene decenas de vicariatos apostólicos en la región, obispos,
sacerdotes, religiosos, laicos que viven allí y trabajan, señaló por último el
Prefecto, éste es el compromiso concreto con el que nosotros ya estamos allá y
podemos mejorar, naturalmente, con la colaboración de todos. Sabemos que hay
dificultades y las conocemos, pero no nos desanimamos. Pienso que así estamos
en la línea de la visión del Papa, la de atraer la atención a esta región y
sobre todo a estos pueblos.
El sínodo del Amazonas y
el mes misionero
Por
último el purpurado recordó la coincidencia del sínodo con el mes misionero
extraordinario, que permitirá reflexionar también sobre cómo el Evangelio pueda
ser anunciado y llevado a estos pueblos. La dignidad del hombre está unida al
misterio de Cristo, dijo, y creemos que también el anuncio del Evangelio
ayudará a los indígenas y al medio ambiente, para obtener un rescate espiritual,
moral y material. Sobre las misiones, el cardenal dijo que el ser misionero no
está concentrado solamente en los grupos religiosos, que era su principal
vocación. Hoy día como lo subraya el Papa, todos nosotros somos en virtud del
bautismo, misioneros.
La
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, dijo el cardenal, está
involucrando a las diócesis para que asuman una responsabilidad directa con los
vicariatos, sobre todo donde los institutos religiosos no están en grado de
trabajar en su misión. Ser misionero es parte de todos.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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