¡Paz
y luz!
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Desde
nuestro convento, que está en un altozano, los horizontes que se ven por las
ventanas son limpios y amplios. En estos inviernos tan fríos, las puestas de
sol se visten como de fuego, de una belleza deslumbradora, y su manto es el
silencio espeso… que se rodea de frío… Paz y Luz es lo que nos deja este tiempo
privilegiado de la Navidad…
La
Paz la trajeron sobre todo los ángeles del cielo a los pastores. Supongo que
esta gente sencilla eran hombres pacíficos, sin grandes ambiciones de esta
tierra. Y los ángeles les dijeron que la paz del cielo era “para los que Dios
ama”. Y Dios ama a los que son pobres y, por lo tanto, confían y se abandonan
en Dios. De hecho, ellos fueron los elegidos para ver a un niño envuelto en
pañales y creyeron que esta cosita tan frágil era el Mesías, el Esperado por
Israel y por todos los hombres…
¡La
Paz, qué gran regalo de Dios al corazón!... Los conflictos y las guerras entre
los hombres y las naciones tienen su origen en el corazón, que no está
pacificado consigo mismo ni, por tanto, con Dios. Jesús, en la Navidad, nos
pone en el corazón el regalo de su Paz… Y yo quería acogerla a manos llenas en
estos días y la deseaba para todos vosotros…
¡Y
la luz!... fue la que guio a los Magos hasta este Niño pequeño, pero que ellos
sabían, por una intuición del Cielo, que era el Deseado y Salvador de los
pueblos. Y dice el Evangelista que “parándose la estrella donde estaba el Niño,
cayeron de rodillas y lo adoraron…” La luz que los guio no podía engañarlos,
¡era verdad que Jesús nació en Belén, como había profetizado Isaías, y que era
el Mesías de Dios!
Y
yo pensaba que la luz siempre va a nuestro favor, nos ayuda para no caminar en
tinieblas, nos esclarece lo que no entendemos con un rayo de la fe. Porque la
fe, es Luz: “Creo para creer…” Este regalo, también es del Cielo… ¿Quién puede
creer, si Dios no se lo da?...
Por
esto, hoy el reto del amor es abrazar la Paz y la Luz y dejarnos sumergir en
ellas, para que este año que hemos comenzado sea fructífero en el Amor…
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma