En honor de nuestra Madre
Santísima, es la más popular de todas las Letanías, llamada así porque se usó
por primera vez en el Santuario de Loreto
REINA DEL SANTÍSIMO
ROSARIO
Al
terminar el Siglo XII y a principios del XIII, se manifestaron algunos herejes,
llamados albigenses, que invadieron el sur de Francia, parte de España y de
Italia; sus errores atacaban los Dogmas fundamentales de la fe, de la moral
cristiana y minaban las bases de la sociedad civil y constituían una amenaza y
un peligro para la Iglesia.
Santo
Domingo, el ilustre santo fundador de la Orden de los Predicadores, recibió el
encargo de predicar la Divina palabra a aquellos herejes, y convertirlos.
Muy
devoto de María, conoció que para abatir, destruir esos errores y devolver a la
Iglesia esos herejes, debía buscar la Intercesión de la Virgen Santísima.
Los
infundados errores de los albigenses atacaban de modo especial los privilegios
y la dignidad de esta excelsa Reina. "Predica mi rosario", le dijo la
Señora, él destruirá las herejías, promoverá la virtud y atraerá sobre todos
las Divinas misericordias.
Y
esta celestial inspiración, por la Intercesión de María y por Ella secundada, y
fecundada por la Divina gracia, triunfó de la obstinación. Santo Domingo
predicó e introdujo entre los pueblos la práctica del Rosario y los que estaban
en el error lo abandonaron y se convirtieron y desde aquel tiempo esta devoción
se practica hasta nuestros días. Tal es la historia del Rosario de María.
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La oración es la fuerza del débil: el Evangelio nos revela esta casi divina
debilidad que no resiste a la oración del hombre. Dice el escrito de un autor
"La oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios".
•
La oración es el consuelo del alma
•
La oración es la grandeza del hombre, porque eleva la mente y el corazón a
metas infinitas, hasta los profundos abismos de la vida Divina.
Cuán
grande es el valor y la excelencia de la oración tanto vocal como mental Pero
este valor y excelencia se acrecientan en el Santo Rosario, porque éste asocia
y une la oración vocal y la mental Como oración vocal, el Rosario pone en los
labios lo mas grande, noble y eficaz que nos enseñaron Jesús y la Iglesia: como
oración mental ofrece a la mente y al corazón lo que nuestra religión contiene
de más sublime y conmovedor.
La
oración dominical (el Padre Nuestro) y la salutación angélica (el Ave Manía)
forman la oración vocal del Santo Rosario: los Misterios de la vida - pasión -
muerte y de la Gloria de Cristo, constituyen la oración mental.
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El Padre Nuestro, enseñado por el mismo Jesucristo, es la oración mas perfecta,
sublime y sencilla a la vez: todo lo que el cristiano puede y debe pedir a Dios
está expresado en él.
En
la primera parte pedimos la gloria de Dios, último fin de todas las cosas en su
conocimiento, en la exaltación de su santo nombre y en el advenimiento de su
Reino pedimos el reino de la gracia en las almas, el reino de la Iglesia en el
mundo y el reino de la gloria en el cielo.
En
la segunda parte imploramos gracias para nosotros que Dios nos conceda los
bienes necesarios y en su misericordia, nos libre de los males especialmente
del mas grande de todos los males EL PECADO.
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En el Ave María, le recordamos a Ella la plenitud de la gracia que Dios le
otorgó; la sobrehumana dignidad a la cual fue exaltada; las virtudes que le
merecieron tan excelsos honores; el inefable elogio que Dios hizo de Ella por
medio del Arcángel Gabriel y las felicitaciones de su prima.
Pasamos
luego a rogarle a Ella que interponga ante Dios sus omnipotentes (omnipotencia
suplicante. San Bernardo) oraciones para nuestro bien en todos los momentos de
nuestra vida y sobre todo en el decisivo instante de la muerte.
Veamos
ahora la excelencia del Santo Rosario considerado como oración mental.
•
El Rosario es un catecismo que nos recuerda los Misterios principales de
nuestra Religión; ofrece a nuestra consideración la vida de Jesús y la de su
santa Madre.
•
Cuando recemos el Santo Rosario, pongámonos en la presencia de Dios y mientras
la boca va repitiendo las oraciones vocales trasladémonos con el pensamiento,
por ejemplo a Nazaret y consideremos la humildad de la Virgen que al anunciarle
el Ángel la divina maternidad responde: "he aquí la esclava del
Señor" ... y así considerar cada uno de los Misterios.
Los
Misterios Gozosos enseñan el valor de las humillaciones ofrecidas a Dios, de
las renuncias, de la sujeción a la voluntad de Dios.
Los
Dolorosos nos recuerdan que la vida cristiana está llena de sufrimiento y de
dolor, de tentaciones y de pruebas.
Los
Gloriosos alimentan nuestro valor en la lucha y en la esperanza de seguir a
Jesús en el triunfo y en la Gloria.
El
Santo Rosario es fuente de gracias espirituales para las personas y para los
hogares. Bienaventuradas aquellas familias que tienen la piadosa costumbre de
rezarlo en común.
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El Gloria (al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, etc.) que se reza entre cada
una de las decenas del Rosario es una oración de alabanza y glorificación a la
Santísima Trinidad que también se debe meditar.
Los
que no saben meditar basta que recen con exactitud y devoción los Padre
Nuestro, las Ave María y los Gloria. Los que son capaces de meditar, procuren
acompañar con la mente y el corazón los Misterios, esto es, los hechos, las
acciones y las palabras de Jesucristo y de María para alcanzar luces de Fe y
buenos propósitos de virtud.
¡Virgen
bendita! Poderoso auxilio de los cristianos, te suplicamos enciendas en nuestra
mente y en nuestro corazón el amor hacia la prodigiosa oración del Santo
Rosario, que podamos rezarlo en la forma más grata a Dios, la más honrosa para
Ti y la de más fruto para nuestras almas.
Por: Redacción Mercaba
Fuente: www.mercaba.org