El director del
coro de la Diócesis de Roma, Mons. Marco Frisina, ofreció diez consejos para
que los coros cumplan bien su misión y no cometan errores en Misa
El sacerdote y
autor libro “Mio canto é il Signore” (Mi canto es el
Señor) hizo estas recomendaciones en diálogo con el diario Avvenire de los obispos italianos, en el marco del tercer encuentro
internacional de coros realizado en Roma.
1. El coro
acompaña, no es protagonista
El presbítero
recuerda que si bien el coro es una realidad muy presente en las parroquias,
“puede caer en algunas tentaciones que ofuscan su eficacia”, ya que su
principal misión es “acompañar”.
“El coro no es
un elemento extraño a la asamblea sino que hace parte del pueblo de Dios que
vive la celebración. Su tarea es acompañar a la comunidad en la
alabanza a Dios a través del canto”.
Teniendo esto
en cuenta, dijo Mons. Frisina, el coro debe “de estar acompañado por la misma
comunidad porque está a su servicio y no puede ser autorreferencial”.
2. La Misa no
es un concierto
El canto
litúrgico “no es una exhibición”, precisa el sacerdote. Por ello, en la Misa
“debe evitarse el ‘efecto concierto’ porque la liturgia no es un espectáculo
sino verdad”.
“Si el coro
está llamado a dar lo mejor de sí, todo debe suceder de acuerdo a un espíritu
de servicio”, precisó.
3. Escoger bien
los cantos
Los cantos,
explicó, deben escogerse de manera adecuada para que estén en relación al
tiempo litúrgico: “Un canto de Cuaresma es distinto a uno pascual y los de
Adviento no son equiparables a los de Navidad”, dijo.
“El Misal y la
Liturgia de las Horas indican qué contenido debe haber en los cantos o qué
cosas deben inspirar. El asunto de la elección adecuada es esencial porque el
canto debe mover a la oración dentro de la Misa”, resaltó.
4. Cantos que
no sean complicados y que tengan referencias espirituales
Mons. Frisina
alienta a preferir “melodías no muy complejas ni complicadas sino fáciles de
aprender para la asamblea”.
De preferencia
que “sean cantos con un texto de calidad, posiblemente nutrido de la Biblia o
con referencias a los escritos de los padres de la Iglesia o las oraciones de
los santos”, agregó.
5. Que los
cantos gregorianos tengan su espacio
El sacerdote
también señaló que se puede recurrir al patrimonio musical de la historia de la
Iglesia, en particular al canto gregoriano que “puede ser indudablemente
utilizado cuando la comunidad aliente su uso ya que no es siempre fácil”.
Ciertamente,
precisó el director del coro de la Diócesis de Roma, el canto gregoriano “es el
modelo que nos muestra cómo debe ser un canto litúrgico a parte de la relación
con la Palabra”.
6. ¿Con o sin
guitarra?
Para el
presbítero, la guitarra es “un instrumento ligero y delicado que difícilmente
logra insertarse en una celebración numerosa donde está un presente un coro
grande. En estos casos se necesita un sostén armónico más sólido, es decir, el
órgano”.
Sin embargo,
“en una pequeña comunidad donde no hay órgano, la guitarra puede ser un
sucedáneo pero por la necesidad”. Si se usa, “no debe tocarse como se hace en
la música pop”, precisó.
7. No a las
grabaciones o pistas
El sacerdote
también refirió que, cuando en una iglesia no haya coro o cuando la asamblea
sea difícil cantar, es mejor permanecer en silencio que poner alguna pista o
grabación.
“El canto
grabado es falso porque proviene del plástico como las flores artificiales. El
canto litúrgico es expresión de un pueblo verdadero y por lo tanto no puede ser
construido”, dijo el presbítero.
8. No usar
cantos que no sean litúrgicos, especialmente en matrimonios
Mons. Frisina
indicó también que no se debe usar cantos que no sean litúrgicos como aquellos
de películas conocidas, especialmente en los matrimonios.
Cuando eso
sucede, lamentó, “es fruto de la ignorancia y de la superficialidad de los
esposos que no tienen claro el sentido litúrgico del sacramento que celebran”.
9. Prepararse
bien
Toda
celebración, exige del coro “siempre una adecuada preparación incluso si los
cantos son conocidos y ya se han entonado en ocasiones anteriores”.
10. Enseñar a
cantar
“La música
sacra abre al misterio, toca el corazón, acerca a los alejados, no necesita
traducciones. Une y eleve, de allí su poder extraordinario. Por eso tenemos que
aprender y enseñar a cantar porque hoy se canta poco en nuestras iglesias y las
asambleas no están acostumbradas a expresarse con el canto”, concluyó el
sacerdote.
Fuente: ACI
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referencial Pixabay (dominio público)