Los obispos católicos
de EE.UU. piden "compasión" a Trump
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MARVIN RECINOS / AFP |
En Estados Unidos, 5.200 soldados
esperan bloquear unos 4.000 solicitantes de asilo que huyen de la miseria y del
acoso de las pandillas en Centroamérica, principalmente de Honduras.
El presidente de este país,
Donald Trump, ha dicho que no va a aceptar uno solo de estos “ilegales” en su
país, mientras la Iglesia católica le ha recordado al primer mandatario
estadounidense una verdad fundamental: que la búsqueda de asilo no es un delito.
Compasión y compromiso
La Caravana Migrante, que
ahora se estima en 7.000 personas se está dirigiendo hacia el norte aunque de
manera lenta. Muchos de los solicitantes de asilo han dicho que planean
quedarse en México.
Ahí
el presidente saliente (termina su mandato el próximo 30 de noviembre), Enrique
Peña Nieto, ha prometido asistencia médica y permisos de trabajo temporales,
pero unos 4.000 miembros de la Caravana pretenden continuar el viaje hasta la
frontera con Estados Unidos.
Esta
semana, una declaración conjunta de los jefes de las principales agencias
católicas de migración y socorro en los Estados Unidos, así como de los obispos
católicos, instó a los gobiernos del área, en especial al de Estados Unidos, a
la compasión y el compromiso de buscar “soluciones humanas que honren el estado
de derecho y respeten la dignidad de la vida humana”.
Tristeza por esos hermanos que tienen que huir
“Como agencias católicas que
ayudan a los inmigrantes pobres y vulnerables en los Estados Unidos y en todo
el mundo, nos sentimos profundamente tristes por la violencia, la injusticia y
el deterioro de las condiciones económicas que obligan a muchas personas a huir
de sus hogares en América Central”, escribió en un comunicado el obispo de
Austin (Texas) Joe Vásquez, presidente del Comité de Migración de la
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
El
comunicado está firmado también por Sean Callahan, presidente y CEO de Catholic
Relief Services (CRS) y por la hermana Donna Markham, presidenta y CEO de Catholic
Charities USA.
“Si
bien las naciones tienen el derecho de proteger sus fronteras, este derecho
conlleva responsabilidades. Los gobiernos deben hacer cumplir las leyes de
manera proporcional, tratar a todas las personas con humanidad y proporcionar
el debido proceso”, continuaron diciendo los líderes católicos estadounidenses.
Despliegue de tropas injustificable
“Afirmamos que buscar asilo
no es un delito. Exhortamos a todos los gobiernos a que cumplan con la ley
internacional y las leyes nacionales existentes que protegen a quienes buscan
un refugio seguro y que garanticen que todos los que regresan a su país de
origen están protegidos y repatriados con seguridad”, escribieron en su
comunicado los líderes católicos.
En
los Estados Unidos, los críticos de Trump han dicho que está politizando la
situación y que sus planes para desplegar un volumen tan alto de tropas son
injustificables. De hecho ya hay cerca de mil soldados desplegados en la
frontera entre Texas y Tamaulipas (México).
El
obispo fronterizo Robert McElroy, de San Diego (California), ha dicho a este
respecto: “Es imposible separar el envío de este gran contingente de tropas a
la frontera, en este movimiento básicamente político, del torrente de odio que
se ha lanzado sobre aquellos que simplemente están buscando el mismo sueño que
llevó a la gran mayoría de nuestros antepasados a estas costas”.
Proteger a los niños en primer lugar
“Tenemos la responsabilidad
de controlar nuestras fronteras, pero al ejercer esa responsabilidad debemos
ser testigos continuos de la humanidad de quienes buscan desesperadamente la
libertad y la seguridad a través de la caravana o nos arriesgamos a perder
nuestra propia humanidad”, dijo el obispo McElroy.
Una
gran cantidad de críticos de la Caravana, del lado estadounidense e incluso del
lado mexicano, han denostado la Caravana de Migrantes pues han dicho que se
trata de un movimiento “pagado” para desestabilizar o para encubrir a
criminales que están abandonando su Patria al amparo de los que marchan.
Sin
embargo, al menos 2.300 niños forman parte de la columna de migrantes
hondureños según lo informa el Fondo para la Infancia de la ONU (UNICEF), que
advierte sobre la necesidad de que los infantes reciban la protección y
servicios esenciales como atención médica, agua potable y saneamiento adecuado.
Un impacto duradero y atroz
Los niños han estado
expuestos a las inclemencias del tiempo, incluidas temperaturas peligrosamente
elevadas y con poco acceso al refugio adecuado, señala el informe de UNICEF.
Según el personal de este organismo que trabaja en el terreno, algunos de los
niños ya se han enfermado y sufrido deshidratación
La
portavoz UNICEF, Marixie Mercado, recordó además que la separación de los
menores de sus familias y la detención de inmigrantes son profundamente
traumatizantes para los niños y con frecuencia conlleva un impacto a largo
plazo en sus vidas.
“Seguimos
instando a todos los gobiernos a buscar alternativas a la detención de
inmigrantes y obviamente, a mantener unidas a las familias”, añadió Mercado quien
instó a todos los gobiernos a “asegurarse de que estos niños tengan acceso a
todas las protecciones que les brinda el derecho internacional”.
Acceso seguro y protección internacional
Para Mercado, eso significa
que “es esencial que todos los niños y las familias puedan solicitar asilo, y
que se les pueda hacer frente a sus derechos de protección internacional, antes
de que se tome una decisión sobre devoluciones o deportaciones”.
En
este contexto, es fundamental que todos los niños y las familias puedan
solicitar asilo, y que se apliquen sus derechos de protección internacional.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) la violencia de
pandillas en Honduras, junto con El Salvador y Guatemala, está impulsando a
cientos de miles de personas a huir de sus hogares cada año.
“Nuestra
posición a nivel mundial es que las personas que huyen de la persecución y la
violencia deben tener acceso al territorio y la protección, incluidos los
procedimientos de determinación de la condición de refugiado”, dijo en Ginebra
el portavoz de ACNUR, Andrej Mahecic.
Con información de Crux y
Vatican News
Jaime Septién
Fuente: Aleteia