Durante el Centenario de la
Coronación canónica de la Virgen de Covadonga y la clausura del año Mariano,
Mons. Jesús Sanz recordó que fue allí donde comenzó la Reconquista y que
actualmente los retos por los que pasa España están relacionados con la protección
y la defensa de “la vida en todas su fases, la familia y su tutela”.
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Virgen de Covadonga / Crédito: Arquidiócesis de Oviedo |
El Obispo de Oviedo, Mons.
Jesús Sanz Montes, presidió la Eucaristía en el Santuario de Covadonga, en el
Principado de Asturias (España) con motivo del centenario de la coronación canónica
de la Virgen de Covadonga y la clausura del Año Jubilar Mariano.
La familia real española
asistió a esta celebración mariana ya que está íntimamente ligada con el
Principado de Asturias.
La localidad de Covadonga, en
donde se encuentra el santuario, es especialmente representativa en la historia
de España ya que allí tuvo lugar la Batalla de Covadonga en el año 722 en la
que el ejército de Don Pelayo derrotó a las tropas de Al Ándalus, y se
considera el inicio de la Reconquista.
Se llama “Reconquista” al
proceso por el que los reinos que eran originariamente cristianos y que habían
sido dominados por los musulmanes en la Península Ibérica fueron tomados de
nuevo por los cristianos. Es un periodo que abarca desde la Batalla de
Covadonga hasta la toma del reino nazarí de Granada en 1492.
Por eso el Obispo de Oviedo
hizo numerosas referencias al origen de España durante la homilía y aseguró que
“Covadonga no es un santuario mariano únicamente, este rincón asturiano no es
solo un referente espiritual de primer orden, sino también un lugar identitario donde nació el
pueblo que aquí tuvo su comienzo”.
También recordó que en el himno a “la Santina”, que es como popularmente se
conoce a la Virgen de Covadonga, se canta “lo que está en la conciencia
histórica de nuestra gente: ‘Bendita
la Reina de nuestra montaña que tiene por trono la cuna de España’”.
“No es un requiebro
patriotero sino la afirmación noble que surge de un sentimiento de pertenencia
que nos permite no solo nacer sino también crecer y madurar hasta alcanzar
nuestro destino en paz y convivencia”, subrayó Mons. Sanz.
En ese sentido Mons. Sanz
explicó que es en Covadonga donde “nace
un pueblo con clara denominación de origen, celoso de su forma
de ver las cosas, y que no se amilana cuando hay que reconquistar, con nobleza,
lo que nos invade, lo que se nos usurpa empobreciéndonos” y advirtió del riesgo
de ser conquistados por “creencias
intrusas e ideologías ajenas que terminan vaciándonos de lo que somos”.
Por eso el Prelado subrayó
que “hoy la reconquista
pasa por otros los retos que nos desafían” como la protección
de “la vida en todas sus
fases, la familia y su tutela” y afirmó que “la educación
intervenida o la libertad cercenada se malvenden en una almoneda trucada y
abaratada”.
Mons. Sanz. También precisó
durante la homilía que ante los numerosos problemas que nos preocupan “en el
panorama internacional y en nuestro suelo patrio”, la esperanza cristiana “consiste en aceptar confiados los retos
de la vida con la mirada de un Dios bueno que nos sostiene,
poniendo en juego lo mejor de nosotros y dejando que el de sus dones y
posibilidades a través de nuestras limitaciones e imposibilidades”.
Además Mons. Sanz hizo
referencia a la presencia de la familia real hoy en el santuario de Covadonga,
ya que en la primera coronación de la Virgen hace cien años también estuvieron
presentes los reyes de España.
En la homilía el Obispo de
Oviedo recordó una frase del filósofo William James Durant en la que afirmaba
que “una civilización grande no es conquistada desde fuera hasta que no se ha
destruido a si misma desde dentro”.
En ese sentido explicó que
“esta frase, con una lucidez que espanta, es un diagnóstico de nuestra época y
describe algunos de nuestros turbadores males”.
“Cuando la dictadura del
relativismo, como decía Benedicto XVI, las ideologías liberticidas y la
confusión líquida calculadamente propagada, como afirma Zygmunt Bauman, hacen
de la mentira frívola y mediocre el cauce de un ansia de poder que termina en
corrupción y violencia”, afirmó.
Por eso subrayó que “no quisiéramos se conquistados por nadie, por el contrario
queremos dialogar con todos, como repite el Papa Francisco, pero desde una
cultura del encuentro que no traiciona ni disuelve la propia identidad,
ofreciendo en la vida pública nuestra perspectiva cristiana”.
Algo que, según aseguró, “se
nos dio como herencia cultural y moral, y es eso lo que la Iglesia defiende,
celebra y anuncia con la pasión y creativa fidelidad”.
Según explicó Mons. Sanz en
Covadonga se forjó “una historia con sus luces y sombras, aciertos y
contradicciones, pero con la firme certeza que permitió que se fuera formando
una España plural en sus pueblos, unida en sus gentes, con un proyecto común
que aúna como identidad cultural propia la herencia romana, la fe cristiana y
la idiosincrasia de lenguas y lugares que han tejido el rico mapa de nuestra
querida Hispania”.
Además, el Obispo de Oviedo
recordó que de esta manera se contribuyó “como han hecho pocos pueblo a la
construcción de Europa y a la proyección misionera en la América hispana, como
recuerdan las banderas que aquí ondean junto a las nuestras”.
San Juan Pablo II, durante su
visita a Asturias afirmó que “Covadonga es una de las primeras piedras de
Europa cuyas raíces cristianas ahondan en una historia y cultura. El Reino
cristiano nacido en estas montañas puso en movimiento una manera de vivir y
expresar la existencia bajo la inspiración el Evangelio”.
Durante la visita del
Pontífice a este santuario español puso “confiadamente a los pies de “la
Santina” el proyecto de una Europa sin fronteras que no renuncia a las raíces
cristianas que la hicieron surgir un día”.
Mons. Sanz agradeció a Felipe
VI la “alta responsabilidad” que ha mantenido “en estos delicadísimos momentos”
y se mostró muy agradecido por su “valentía y clarividencia en la defensa de la
libertad de nuestro pueblo de su paz y plural convivencia democrática en un
Estado de derecho”.
Fuente: ACI