26 Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo B)
Buenos días, sed bienvenidos a la celebración del Día del Señor.
La Eucaristía dominical es el centro de la vida cristiana. En cada
celebración el Señor Jesús viene a nosotros y nos une a Él para hacernos testigos
suyos en medio del mundo.
Celebremos con gozo el Banquete que el Señor nos prepara. Pongamos sobre
el altar nuestra vida y dejemos que la gracia del Espíritu nos transforme en
verdaderos miembros del Cuerpo de Cristo.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
El reino de Dios desborda la Iglesia. La Iglesia solo es servidora de la
obra salvadora que Dios quiere realizar en el mundo. Y sin embargo, cuantas
veces queremos adueñarnos de la obra divina.
Las lecturas que hoy vamos a escuchar tratan de purificar esta actitud de
dominio y nos alientan a buscar la colaboración de los hombres y mujeres de
buena voluntad en la construcción del Reino.
Escuchemos con atención la Palabra que hoy se nos proclama.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada petición
respondemos: ¡Señor, escucha nuestra
oración!
- Por la Iglesia,
servidora del Reino de Dios, para que en el cumplimiento de su misión busque la
colaboración de los hombre y mujeres de buena voluntad. OREMOS.
- Por nuestros gobernantes e instituciones políticas, para que mantengan
las reglas democráticas y potencien la concordia entre todos los ciudadanos de
nuestro país. OREMOS.
- Por todos
aquellos que desde ideologías diversas luchan por la libertad, la justicia y la
paz, para que por el testimonio de los cristianos lleguen a reconocerse
colaboradores del Reino de Dios. OREMOS.
- Por los que
viven cualquier tipo de marginación, para que encuentren personas solidarias
que les acojan, les acompañen y les ayuden a integrarse en la sociedad. OREMOS.
- Por nuestra comunidad parroquial, para que seamos acogedores de todos
aquellos que se nos acercan. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Padre de bondad,
porque deseas hacer participe a toda la
humanidad
de los bienes de tu Reino;
y has enviado a tu Hijo,
para que Él nos revele
que el fundamento de tu Reino
es la fraternidad universal.
También te damos gracias,
porque al llamarnos Jesús, a ser discípulos
suyos,
Él nos ha hecho colaboradores de tu Reino,
instrumentos para que tu salvación
se extienda por todo el mundo.
Te pedimos, Padre de misericordia,
que ni reneguemos de la misión recibida
ni nos adueñemos de ella.
Señor, que siempre vivamos tu Reino como don
y tarea:
don de tu infinita bondad
y tarea que nos lleve a entregar la vida.
Padre, ayúdanos a reconocer
en los hombre y mujeres de buena voluntad
colaboradores de tu Reino,
y a descubrir en ellos tus hijos y hermanos
nuestros
que Tú quieres integrar en tu familia.
Amén.