Fray Carlo indicó que
los ocho religiosos de la comunidad “no usamos dinero, tratamos de sobrevivir
gracias a la generosidad de los napolitanos que nos traen comida y nosotros
damos lo que nos sobra a los necesitados”
Cuando
uno piensa en un convento, tiende a imaginarse una construcción conformada por
un claustro, patios, una capilla y otros espacios. Este no es el caso de un
grupo de frailes franciscanos en el sur de Italia, que ha adaptado para su uso
unos vagones de tren.
El
convento de los Frailes Menores Renovados, conocido como “la estación del
alma”, está ubicado en el barrio de Scampia, una de las zonas más peligrosas y
pobres de la ciudad de Nápoles.
En
el recinto hay cinco vagones que son utilizados como claustro, capilla y
espacios comunes. También hay un jardín, un contenedor que fue acondicionado
para recibir a las visitas, y un taller.
El
superior del convento, Fray Carlo, dijo al diario Corriere del Mezzogiorno que
estos vagones “fueron donados por la Ferroviaria Estatal, que los colocó con
unas grúas en este terreno que nos regaló un campesino”.
“Nosotros
no elegimos vivir en los vagones, ni fue algo programado. Cuando llegamos aquí
esperábamos unos contenedores y mientras aguardábamos, acondicionamos estos
vagones abandonados que datan de la década de 1940. Era una situación
provisional, pero se volvió nuestro estilo de vida”, dijo a la cadena de
televisión italiana Rai1 otro de los frailes.
Fray
Carlo indicó que los ocho religiosos de la comunidad “no usamos dinero,
tratamos de sobrevivir gracias a la generosidad de los napolitanos que nos
traen comida y nosotros damos lo que nos sobra a los necesitados”.
En
declaraciones al diario Famiglia Cristiana, Fray Carlo indicó que “el tren
representa el camino itinerante, pero también la simplicidad y la precariedad”.
“Con
estos valores buscamos recuperar la espiritualidad y las enseñanzas de San
Francisco. También como viajamos constantemente, porque nada es nuestro, no
podemos echar raíces en nada”, agregó.
Como
parte de su apostolado, los Frailes Menores Renovados colaboran con una
parroquia de la zona donde celebran misas, visitan hospitales, cárceles y
casas.
“Aquí
siempre viene gente, vienen y toman lo que les sirve. También algunos de
nuestros frailes salen a caminar por el barrio y conocen la realidad de la
gente que viene aquí. Nosotros tratamos de darles consuelo y hablar con ellos.
Especialmente buscamos escucharlos y hacer que ellos vean la vida con ojos más
cristianos”, expresó el superior de la comunidad.
El
superior comentó que “cuando las personas vienen aquí suelen exclamar: ‘¡Oh,
cuánta paz!’”, añadió.
Fray
Carlo dijo al Corriere del Mezzogiorno que en el barrio de Scampia “la
degradación y la vinculación con el crimen son muy intensos. Sin embargo,
muchos fieles están dispuestos a rebelarse y vienen a buscarnos para tener
consuelo. A algunos les gustaría salir del ‘sistema’, pero pocos tienen éxito
porque están muy involucrados”.
La
orden de los Frailes Menores Renovados está presente en otras partes de Italia
y en países como Colombia y Tanzania.
Fuente: ACI