Fiesta de la Asunción
de la Virgen (Ciclo B)
Buenos días, hermanos, sed bienvenidos a la
celebración de la Eucaristía.
Hoy en mitad del mes de Agosto, nos reunimos a
celebrar la Solemnidad de Asunción de la Virgen María. Es una fiesta
entrañable, la mitad de los pueblos de España están hoy festejando a su
Patrona.
Con esta celebración, la Iglesia nos invita a
contemplar uno de los misterios que adornan a nuestra Madre la Virgen para
llenarnos de esperanza: Lo que en ella se realizó, se realizará en nosotros.
Dispongámonos a celebrar con gozo que la Virgen María
ya está gozando en cuerpo y alma de la victoria de su Hijo, Jesús.
MONICIÓN A LAS
LECTURAS
Muchas veces dudamos de nuestro futuro. No
sabemos si la muerte tiene la última palabra o no.
Jesucristo ha llevado a su Madre, en cuerpo y
alma, justo a Él, a la gloria de Dios, para confirmarnos que la muerte ya no
tiene poder sobre los que creen en su Evangelio. Cristo nos promete que nos
hará participar de su victoria pascual.
Dejémonos iluminar por la Palabra de Dios,
ella nos llenará de esperanza.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada petición
respondemos: ¡Que tu Madre, Señor, interceda
por nosotros!
- Por la Iglesia,
para que, entre todos los pueblos, sea pregonera de la victoria pascual de
Cristo. OREMOS.
- Por nuestros gobernantes, para que se empeñen en el diálogo y en el
acuerdo, para que busquen la justicia y la paz entre sus pueblos. OREMOS.
- Por los que creen que la enfermedad, la soledad y la muerte tienen la
última palabra, para que contemplando la asunción de María se llenen de
esperanza. OREMOS.
- Por los trabajadores
en precario, por los que no tienen un salario justo, por los que son
explotados, para que los poderes públicos promuevan el respeto de su dignidad. OREMOS.
-
Por todos nosotros, para que convencidos de nuestra participación en la
victoria pascual de Cristo, tengamos el arrojo necesario para anunciar el
Evangelio. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Señor,
porque al compartir con tu Madre tu victoria
pascual
nos has llenado de gozo
e iluminado nuestra esperanza.
Ella está junto a ti, en cuerpo y alma.
Ella se complace en el amor que, en el
Espíritu,
os tenéis Tú y el Padre.
Danos a comprender,
que la Asunción de María, nuestra Madre,
no es un privilegio que solo le afecta a
ella,
sino que es el sello de garantía
de que lo que en ella se ha realizado
se realizará también en nosotros.
Señor, necesitamos tanto tener esperanza,
que te pedimos que nos reveles
este misterio de nuestra fe.
Que él, Señor, se imprima en nuestra alma,
que él nos selle con la convicción
de que viviremos contigo eternamente
y nos dé el arrojo necesario
para ser testigos de tu Pascua
ante quienes están faltos de esperanza.
Amén.