La catequesis digital “está bien”, pero nada
substituye el contacto personal
Rachel Moore | CC0 |
Se acerca el Sínodo de los Jóvenes en el
Vaticano, y el Papa ha asegurado a los jóvenes de todo el mundo que tendrá en
cuenta sus inquietudes y preguntas. Entrevistamos a Stijn Van den Bossche,
Secretario General de la Comisión Interdiocesana de Catequesis en Bélgica, que
nos explica que los jóvenes pueden estar en el mundo digital, pero que reclaman
vida “real”.
¿Cómo
las nuevas tecnologías pueden ayudar a la catequesis
hoy?
Dudo ante esta cuestión, porque creo que
por una parte es obvio que tenemos que estar muy presentes en
los Social
Media, especialmente como una puerta de entrada a cuanto la Iglesia
tiene que ofrecernos.
También es verdad que la
imagen está tomando terreno a lo verbal, y puede ser bueno.
Observo que las últimas tecnologías, que evolucionan constantemente, también
entran en los servicios juveniles de las conferencias episcopales, con nativos
digitales y con websites con especialistas digitales que hacen el trabajo
pastoral más fácil.
Pero
Jesús no es un holograma digital.
La
fe consiste en la presencia real, en la vida real, está hecha por gente real y
por comunidades reales. Esto
ha salido a la luz en una encuesta hecha por los obispos belgas entre los
jóvenes ante la perspectiva del próximo Sínodo.
Para entrar en contacto con la
fe, las
nuevas tecnologías son indispensables, pero no son suficientes: nuestra
fe va de encontrar a una Persona, y no de un libro, una película o un
powerpoint o prezi: Jesucristo resucitó y se encuentra en
la comunidad eclesial.
Nuestra relación con este don es en
cuerpo y espíritu. Como un CD no puede remplazar cantar juntos,
las nuevas tecnologías no pueden remplazar encontrarnos juntos.
Este
2018 se ha celebrado 50 años del Mayo del 1968. ¿Cómo afectó, a la catequesis?
No estoy muy seguro de que
tengamos que mirar atrás al 68. Naturalmente algo explotó allí, con resultados
positivos y negativos.
Nací en 1965 con lo cual soy
postconciliar y post 68. Para mis hijos, la caída del Muro de Berlín de 1989 es
historia, quizá incluso una fecha más importante que la del mayo del 68.
En
1968 se luchaba contra Dios y en 2018 se vive sin Dios: en 1968 la gente reaccionaba contra
instancias presentes que hoy parecen ausentes. La gente joven hoy no va contra la Iglesia,
simplemente la desconocen.
La
evangelización nunca puede ser una estrategia planeada, es la manera con la
cual la Iglesia revela a Dios y su amor por el mundo.
Y esto tienen relación con estar
presente sacramentalmente y con hacer
ver el amor de Dios en el mundo. Eso precisa una conversión y
una reforma de la Iglesia, tanto a nivel catequético como a otros niveles.
¿Expectativas
ante el Sínodo?
Puedo responder qué espero. El
Sínodo versa sobre Jóvenes y fe, y el papa Francisco personalmente añadió “y
discernimiento vocacional” tal y como reveló el cardinal
Baldisseri.
Y espero que el acento vaya
aquí. Cuando hablamos de gente joven en la Iglesia, aflora la convicción
implícita de que tenemos que educarles –otra vez- en la fe cristiana.
Entonces miramos distintas
maneras para volver a conquistar masivamente a la gente joven para la Iglesia.
No creo que podamos, al menos en Europa.
La distancia entre mucha gente y
joven y la Iglesia en el continente europeo no es sólo entre la Iglesia y los
jóvenes, sino entre la fe y los jóvenes.
Creo entonces que tenemos que
ofrecer lo mejor que tenemos a los jóvenes que lo desean y que movidos por la
gracia de Dios estar con ellos en este camino.
Y esto les ayuda a descubrir
quiénes son en los ojos de Dios. En esta perspectiva,
especialmente en el segundo capítulo del documento preparatorio es destacable.
Casi toda la pastoral
catequética con gente joven está preparada para ayudarles a encontrar quiénes
son (búsqueda de identidad) y de quiénes son (relaciones, pareja, incluso la
posibilidad del celibato), y ambas como seres queridos y llamados por Dios para
responder a esto.
O
sea, ofrecer experiencias.
Sí, necesitamos
ofrecer experiencias de Dios a la gente joven. Ayudarles a descubrir la
relación con Dios (oración), con la comunidad de Dios (Iglesia) y vivir en la
llamada y seguimiento de Jesucristo.
Espero que el Sínodo sea
especialmente sobre fe y discernimiento y no sólo sobre jóvenes.
Igual que en el encuentro de
Jesús con un joven rico en el que le pregunta qué tiene que hacer para ganar la
vida eternal (Marcos 10), en Marcos no encontramos la mención al “joven”. En
Mateo sí. Lo importante es el programa de vida al que Jesús llama.
Miriam Díez Bosch
Fuente:
Aleteia