Alexia aceptó
sin perder la sonrisa el dolor que le causaba su enfermedad. Sus últimas
palabras fueron: «Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras»
El Papa
Francisco firmó este jueves el decreto que reconoce las «virtudes heroicas» de
la española Alexia González-Barro, que falleció en 1985 a los 14 años por un
tumor en la columna.
La joven nació
en Madrid el día 7 de marzo de 1971. Era la hija menor de siete hermanos, dos
de los cuales habían fallecido antes de que ella naciera, y sus padres,
Francisco y Moncha, pertenecían al Opus Dei.
En febrero de
1985, se le descubrió un tumor maligno que la dejó paralítica en muy poco
tiempo y murió en la clínica universitaria de Navarra.
Según sus
familiares, Alexia aceptó sin perder la sonrisa el dolor que le causaba su
enfermedad. Sus últimas palabras fueron: «Jesús, que yo haga siempre lo que Tú
quieras».
La causa de beatificación de González-Barro fue iniciada por la diócesis de Madrid el 14 de abril de 1993 y llegó a Roma el 30 de junio.
Leucemia
fulminante
Similar a la de
Alexia es la historia de Carlo Acutis, que falleció en 2006 a los 15 años de
edad a causa de una leucemia fulminante. Su madre, Antonia Acutis, explicó un año
después de su muerte que «poco antes de morir ofreció sus sufrimientos por el
Papa y la Iglesia. La heroicidad con la que ha afrontado su enfermedad y su
muerte han convencido a muchos de que verdaderamente era alguien especial.
Cuando el doctor le preguntaba si sufría mucho, contestó: “¡Hay gente que sufre
mucho más que yo!”».
Según quienes
lo conocieron, la fuente de esta madurez y fortaleza en la fe era su devoción
eucarística. Cada día intentaba ir a Misa y después se quedaba un rato rezando
ante el Santísimo. Llamaba a este sacramento «mi autopista hacia el Cielo».
Esta frase sirvió de título a la biografía publicada tras su muerte. Era,
además, su secreto para evitar lo que según él le pasaba a muchas personas: que
«nacen como originales pero mueren como fotocopias».
Otro rasgo suyo
que suscitaba admiración era su interés por los demás, que se manifestaba en la
ayuda a sus amigos, su interés por los extranjeros y los mendigos y su
voluntariado con niños y ancianos.
La mirada
trascendente de Carlo se combinaba en él con un gran talento para la
informática. Leía textos de ingeniería informática, y dejaba estupefactos a los
profesionales. En relación con esto, le interesaba también el montaje de
películas, la creación de sitios web y la redacción y maquetación de
periódicos.
Otros dos
italianos
Junto a Alexia
y Carlo, el Papa también ha firmado las virtudes heroicas del siervo de Dios
Pietro Di Vitale, laico italiano de Castronovo di Sicilia (Italia) que falleció
a los 24 años de edad; y del siervo de Dios Giorgio La Pira, también en Italia;
nacido en Pozzallo (Italia) el 9 de enero de 1904 y fallecido en Florencia
(Italia) el 5 de noviembre de 1977.
Fuente: Alfa y
Omega/EFE