El
Santo Padre finaliza su encuentro ecuménico de oración por la Paz en Oriente
Medio, con los principales líderes de las Iglesias cristianas en Bari, Italia
La
tarde del sábado 7 de julio, el Papa Francisco culminó su visita a la ciudad
de Bari en el sur de Italia, para participar en el encuentro ecuménico de
oración por la Paz en Oriente Medio acompañado por 19 líderes cristianos:
católicos, ortodoxos, protestantes y representantes del Consejo de Iglesias de
Oriente Medio.
Unido
a todos ellos, y a los más de 50 mil peregrinos reunidos en el paseo
marítimo barés, el Santo Padre pidió a Dios el don de la Paz, frente a la
"indiferencia que mata para dar voz a quien no tiene voz, a quienes pueden
sólo tragar lágrimas: porque Oriente Medio – dijo Francisco- hoy llora, sufre y
calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas".
La cita tuvo lugar en Bari, lugar especialmente simbólico ya que allí están las reliquias de San Nicolás, santo venerado en Rusia y en Grecia; que tradicionalmente representa el puente entre el Oriente y Occidente.
Tras
finalizar el emotivo momento de oración, el Papa regresó a la Basílica de San
Nicolás (que ya había visitado temprano, a su llegada a la ciudad para venerar
junto a los Patriarcas las reliquias de este santo), y allí tuvo lugar un Diálogo
privado, seguido del almuerzo en el Arzobispado.
Al
término de la jornada, y nuevamente desde el atrio de la Basílica de San
Nicolás; el Pontífice dirigió unas palabras de agradecimiento a todos
los que hicieron posible este encuentro “que ha ayudado a redescubrir nuestra
presencia como cristianos en Oriente Medio, que será tanto más profética cuanto
más manifieste a Jesús, el Príncipe de la Paz”.
La incoherencia entre la
fe y la vida oscurece el testimonio cristiano
En
su discurso, el Obispo de Roma subrayó cómo a menudo, “nuestro modo de ser
iglesia se ve tentado por la lógica del mundo, lógica de poder y de ganancia,
lógica apresurada y de conveniencia”, haciendo que surja “el pecado de la
incoherencia entre la fe y la vida que oscurece el testimonio”.
"Por
ello, sentimos una vez más que debemos convertirnos al Evangelio, garantía
de auténtica libertad, y hacerlo con urgencia ahora, en la noche del Oriente
Medio en agonía”, dijo Francisco, ya que esta es "la tierra desde la cual
llegó la buena noticia de Jesús, crucificado y resucitado por amor, que ha
conquistado el corazón del hombre a lo largo de los siglos porque no está
ligada a los poderes del mundo, sino a la fuerza inerme de la Cruz”.
Diálogo fraterno y
verdadero
Asimismo,
el Papa destacó la importancia del diálogo ecuménico, “signo de que siempre hay
que buscar el encuentro y la unidad sin temer las diferencias”, así como la
urgente necesidad de trabajar juntos por la construcción de una verdadera Paz:
“la paz debe ser cultivada también en las áridas tierras de las
contraposiciones, porque hoy, a pesar de todo, no hay alternativa posible a la
paz. La paz no vendrá gracias a las treguas sostenidas por muros y pruebas de
fuerza, sino por la voluntad real de escuchar y dialogar”.
“Que el poder deje paso a
la esperanza”
Y
al respecto, el Santo Padre reafirmó su voluntad y la de los Patriarcas “de comprometerse
a caminar, orar y trabajar", a la vez que imploran “que el arte del
encuentro prevalezca sobre las estrategias de confrontación, que la ostentación
de los amenazantes signos de poder deje paso al poder de los signos de
esperanza”; siendo hombres de buena voluntad y de diferentes credos que no
tienen miedo de hablarse, de aceptar las razones de los demás y de
cuidarse unos a otros.
“Solo
así, cuidando que a nadie le falte pan y trabajo, dignidad y esperanza, los
gritos de guerra se transformarán en cantos de paz”, añadió.
“Que el poder se ponga al
servicio de la Paz”
Por
otra parte, la alusión a los estragos de muerte y pobreza que causan las guerras,
el Pontífice pidió que cesen los abusos de autoridad y que quienes
tienen en sus manos el poder se pongan sin dilaciones al servicio verdadero de
la paz y no al de los propios intereses.
“¡Basta
del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las
ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el
prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente!
¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente
Medio!”, dijo Francisco recordando que la guerra es la plaga que trágicamente
asalta a esta amada región y que quien la sufre es sobre todo la gente pobre.
No usar en nombre de Dios
para justificar la guerra
En
este sentido, el Papa puso en guardia sobre el peligro de utilizar el nombre de
Dios para justificar las guerras y todo tipo de violencia contra el prójimo.
“Muchos
conflictos han sido fomentados también por formas de fundamentalismo y
fanatismo que, disfrazados de pretextos religiosos, han blasfemado en
realidad el nombre de Dios, que es paz, y han perseguido al hermano que desde
siempre ha vivido al lado. Pero la violencia se alimenta siempre de las armas.
No se puede levantar la voz para hablar de paz mientras a escondidas se siguen
desenfrenadas carreras de rearme”, aseguró.
Respetar el status quo de
Tierra Santa
El
Obispo de Roma también manifestó su profunda angustia ante la crítica situación
de conflicto en Tierra Santa.
“Sin
perder la esperanza, volvemos la mirada a Jerusalén, ciudad para todos los
pueblos, ciudad única y sagrada para los cristianos, judíos y musulmanes de
todo el mundo, cuya identidad y vocación ha de ser preservada más allá de las
distintas disputas y tensiones, y cuyostatus quo exige que sea respetado
de acuerdo con lo deliberado por la Comunidad internacional y repetidamente
formulado por las comunidades cristianas de Tierra Santa”, afirmó Francisco
señalando que “sólo una solución negociada entre israelíes y palestinos,
firmemente deseada y favorecida por la Comunidad de naciones, podrá conducir a
una paz estable y duradera, y asegurar la coexistencia de dos Estados para dos
pueblos”.
La esperanza tiene el
rostro de los niños
En
su discurso el Papa también dedicó un pensamiento final a los millones de niños
víctimas de la pobreza, muerte y destrucción a causa de las guerras.
“La
esperanza tiene el rostro de los niños. En Oriente Medio, durante años, un
número aterrador de niños llora a causa de muertes violentas en sus familias y
ve amenazada su tierra natal, a menudo con la única posibilidad de tener que
huir. Esta es la muerte de la esperanza. Son demasiados los niños que han
pasado la mayor parte de sus vidas viendo con sus ojos escombros en lugar de escuelas,
oyendo el sordo estruendo de las bombas en lugar del bullicio festivo de los
juegos", expresó.
"Ruego
que la humanidad escuche el grito de los niños, cuya boca proclama la gloria de
Dios (cf. Sal 8,3). Solo secando sus lágrimas el mundo encontrará la dignidad”,
concluyó el Papa renovando el deseo común de todo cristiano: “Que el anhelo
de paz se eleve más alto que cualquier nube oscura, y que la Paz y la
bendición de Dios, desciendan sobre Oriente Medio”.
Sofía
Lobos – Ciudad del Vaticano
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