Solo digo, que no pierdas las esperanzas y te quedes amargado viendo solo el momento presente
Una
gran tentación que los cristianos católicos tienen actualmente es la de
la desesperanza. Es incluso COMPRENSIBLE si leemos diariamente las
noticias y la situación actual de la Iglesia. Los que acostumbran leer
InfoCatólica y demás diarios católicos (incluso aquellos medios que hacen
enormes esfuerzos por matizar y suavizar la situación) saben de qué hablo.
Un
ejemplo del agobio que puede producir mantenerse al día de la situación actual
de la Iglesia se puede encontrar en este mismo portal en algunos comentarios de
las noticias. Por ejemplo:
“Este
comentario es de un católico amargado porque en eso me he
convertido de ver las noticias que día a día vienen de nuestras tierras otrora católicas…”
(Comentarista de una noticia)
Otros
no lo dicen tan directamente, pero se siente en el resentimiento de
lo que expresan, en una constante y monótona queja. Si es una noticia sobre
cómo los musulmanes asesinan a cristianos, no falta el que diga sarcásticamente
“El Islam, una religión de paz…”. Si es un miembro del clero que contradice las
enseñanzas de la Iglesia y hace guiños al mundo por el que se derrite” no falta
el que venga a llamarlo “m#@%$ traidor apostata miserable”. Como ese ejemplos a
montón. A veces incluso compadezco al que le toca moderar los comentarios del
portal por toda la amargura que tiene que soportar.
Y
como digo: es en cierta forma COMPRENSIBLE: En cierta forma tiene parte
de razón el que se molesta al ver la injusticia campar a sus anchas en el
mundo y a los cristianos ser inefectivos en contrarrestarla. No somos de
piedra: no puede permanecer insensible quien se entera de cuantos bebes no
nacidos asesina la multinacional del aborto Planned Parenthood al día, y menos
cuando se sabe que la misma matanza va a comenzar en países como Irlanda o
Argentina. No, no son buenas noticias, es ciertamente, una etapa oscura de la
historia que nos ha tocado vivir.
Pero
no todo lo que es COMPRENSIBLE es JUSTIFICABLE. De hecho pienso
(es mi opinión) que quien se deja vencer por la desesperanza en cierta forma
sufre una enfermedad espiritual y una falta de fe.
Falta
de fe porque si en verdad se cree en las promesas de nuestro Señor, se sabe que
el mismo que se preguntó: «pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará
la fe sobre la tierra?» (Lucas 18,8) es el mismo que acababa de prometer a sus
elegidos «que les hará justicia pronto». El Señor sabía que las cosas se
pondrían feas, pero sabría que al final vencería. Sin embargo, ellos toman la actitud
del que ve una película donde su personaje favorito ha muerto, y a pesar de que
sabe que va a resucitar al final, se queda afectado por la frustración.
Por
supuesto, en nuestro caso se trata de la película de la vida, pero ¿no es mejor
aún saber que de esa “película” también conoces el final? ¿No han leído
como termina el Apocalipsis? ¿Quieres más spoilers? ¿Entonces, por qué
convertirse en un católico amargado como el comentarista de aquella
noticia? ¿por qué sumergirte en un estado de depresión constante y eterna
queja?
Entiende
bien: no digo que no te preocupes por la situación actual de la
Iglesia, no digo que no pidas a Dios que te de la gracia de hacer
todo lo que esté de tu partepara mejorarla. Solo digo, que no pierdas las
esperanzas y te quedes amargado viendo solo el momento presente. Termino como
empecé. Citando el Evangelio:
«Os
he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis
tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo» (Juan 16, 33)
Por:
José Miguel Arráiz